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El 'efecto Batman': ayudando a los niños a concentrarse mejor
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El 'efecto Batman': ayudando a los niños a concentrarse mejor

Desde que nacemos, nos vemos influidos por la necesidad de mantenernos a flote, como se suele decir. Por suerte, la perseverancia es una habilidad que se puede aprender, incluso en la era de la inmediatez

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Si hay alguna cualidad que resulta imprescindible a lo largo de nuestra vida, esa es la perseverancia. Desde que nacemos, nos vemos influidos por la necesidad de mantenernos a flote, como se suele decir, ante lo que entendemos como adversidades: en nuestros primeros años, aprender a pronunciar cada letra hasta llegar a aprender a leer; más adelante, estudiar largos temarios hasta altas horas de la noche, siempre a contrarreloj porque toda tarea supone una marca.

En nuestro mundo y en nuestros entornos, el concepto de éxito se ha establecido como un camino de persistencia y "sacrificio". No siempre, sin embargo, esta percepción social aprendida a lo largo de los siglos tiene resultados óptimos para quienes la llevan a la práctica, pero está claro que, en cualquier caso, a menudo perseverar sí merece la pena.

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¿Qué se le dice a los más pequeños, no obstante, para que pongan en práctica esta idea? ¿Cómo se consigue que un niño o una niña se concentren en aquello que estén haciendo? Un estudio estadounidense encontró hace algunos años la clave: hacer de toda posible distracción una herramienta para disfrutar también del tiempo de trabajo y responsabilidades.

La fantasía, una gran aliada

Según dicho estudio, los niños podrían concentrarse mejor si, al realizar una tarea, llevan puesto un disfraz de su superhéroe o superheroína favoritos. Es decir, parece que el juego, y el juego de roles en particular, puede tener un efecto positivo en la perseverancia.

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Como explica la psicoterapeuta e instructora universitaria de psicología Amy Morin en Psychology Today, los niños tienen períodos de atención más cortos y menos paciencia que los adultos (aunque a veces parece ser al revés) cuando las cosas no salen como ellos quieren. En la actualidad, además, "la tecnología permite la gratificación instantánea y nuestros dispositivos digitales ofrecen un escape fácil cuando las cosas se ponen difíciles". El escenario de trabajo, por tanto, parece difícil.

La buena noticia es que la perseverancia es una habilidad que se puede aprender, incluso en la era de la inmediatez. Publicado en 2016 en la revista Child Development, el trabajo llevado a cabo por las investigadoras de psicología Rachel E. White, del Hamilton College, y Emily Prager y Catherine Schaefer de la Universidad Estatal de Minnesota, en Estados Unidos, constató que la fantasía es una gran aliada de la concentración.

Una pauta muy curiosa

Buscando comprender qué ayuda a niños y niñas a concentrarse y evitar dispersar su atención, las tres expertas reunieron a nada menos que 180 niños de entre 4 y 6 años. A todos ellos se les ofreció dos opciones: un ejercicio matemático del que los adultos le dijeron que era "muy importante", y la posibilidad de jugar si les apetecía con un iPad a su disposición en todo momento.

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A partir de esta base, los niños fueron separados en tres grupos. A un primer grupo se les pidió que reflexionaran sobre su propio desempeño haciéndose la siguiente pregunta: "¿Estoy esforzándome?". Al segundo grupo se les pidió que se hicieran la misma pregunta, pero esta vez en tercera persona, pensando en alguno de sus compañeros: "¿Este o aquel trabajan duro?".

Por su parte, para el tercer grupo eligieron una pauta que, a priori, puede parecer curiosa: invitaron a los niños a elegir un disfraz de su personaje de ficción favorito y, ataviados, entenderse como si fueran esos personajes para hacerse la siguiente pregunta: "¿Batman (o Wonder Woman, o cualquier otro) está esforzándose?".

Observarse desde otros ojos

"Los niños a los que se les pidió que pensaran en la tarea como si fueran otra persona tenían menos probabilidades de ceder a alguna tentación inmediata y más probabilidades de trabajar", explicaban en las conclusiones las autoras de la investigación, cuyos resultados pasaron desapercibidos en su momento. A esto lo llamaron el "efecto Batman".

En concreto, los niños del primer grupo de 6 años dedicaban el 35% de su tiempo a trabajar (20% para los de 4 años). En cambio, los niños que realizaron las pruebas disfrazados estaban más concentrados porque los de 6 años trabajaban el 55% de su tiempo (32% para los de 4 años).

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Ya en 2015, otro estudio en el que participó la propia Rachel E. White había destacado la capacidad de distanciamiento en el marco de una mejor resistencia a las tentaciones externas. Con esto, se subrayaba que la motivación puede ser fruto de observarse desde otros ojos, y qué mejor que la imaginación para hacerlo.

Así, otra posible explicación sugiere que al colocarse en la piel de su superhéroe favorito, los pequeños quieren imitarlo porque se identifican con él, "lo que es garantía de una mejor concentración y, por tanto, de un mejor rendimiento".

Si hay alguna cualidad que resulta imprescindible a lo largo de nuestra vida, esa es la perseverancia. Desde que nacemos, nos vemos influidos por la necesidad de mantenernos a flote, como se suele decir, ante lo que entendemos como adversidades: en nuestros primeros años, aprender a pronunciar cada letra hasta llegar a aprender a leer; más adelante, estudiar largos temarios hasta altas horas de la noche, siempre a contrarreloj porque toda tarea supone una marca.

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