Se van a comer ostras en sus vacaciones y encuentran una perla de 4.000 euros
Estuvieron a punto de devolver la ración de ostras porque venían con una guarnición de pimientos que no les gustaba, pero decidieron quedársela y la suerte se puso de su lado
Scott Overland tiene 37 años, vive en la pequeña localidad de Phoenixville, en el estado norteamericano de Pensilvania, y se ha llevado la alegría de su vida. Estaba de vacaciones en Delaware junto a su mujer y sus dos hijos y decidieron ir a cenar algo de marisco a un conocido restaurante de la zona que les habían recomendado.
Scott y su esposa pidieron una ración de ostras, uno de sus platos favoritos, y disfrutaron de lo lindo abriendo y degustando este manjar. Lo que no se esperaban es que esa cena iba a acabar a lo grande, descubriendo una perla en el interior de una de las ostras y haciendo que sus vacaciones les salieran totalmente gratis.
Tal y como publica el Delaware Online, Scott no se dio cuenta de su hallazgo hasta que no mordió algo duro en su boca: "Pensé que había mordido un trozo de la concha o algo así. Mi esposa pensó que era un caramelo porque se parecía a esos caramelos redondos de colores". Pero no era ni una cosa ni otra: era una perla muy especial que iba a pagar las vacaciones de toda la familia.
Una perla de 4.000 euros
Scott ha explicado que se trataba de una perla morada muy rara: "Tenía un color lavanda muy brillante, casi púrpura". Además, era totalmente redonda y encajaba perfectamente en una hendidura que había en el interior de la concha. Cuando se dieron cuenta de que, en efecto, era una perla, comenzaron a buscar en Google cuánto podría costar.
Los primeros resultados que encontró revelaron que el valor de una perla podría oscilar entre los 500 y los 1.500 euros, dependiendo de su tamaño, estado, etc. Sin embargo, decidió llamar a una empresa experta en piedras preciosas y se llevó la alegría de su vida: era una perla muy extraña y tenía una forma casi perfecta, por lo que su valor alcanza los 4.000 euros.
Lo más divertido del caso es que Scott y su familia estuvieron a punto de devolver las ostras porque venían con una guarnición de pimientos y a su esposa no le gustan. Sin embargo, decidieron quedársela y la suerte les sonrió: "Supongo que, a veces, la vida te recompensa por no ser un fastidio en los restaurantes".
Scott Overland tiene 37 años, vive en la pequeña localidad de Phoenixville, en el estado norteamericano de Pensilvania, y se ha llevado la alegría de su vida. Estaba de vacaciones en Delaware junto a su mujer y sus dos hijos y decidieron ir a cenar algo de marisco a un conocido restaurante de la zona que les habían recomendado.