Recupera un anillo de oro perdido, ¡43 años después!

En la vida nunca sabes cuando puedes reencontrarte con un objeto que ya creías completamente perdido. Y si no, que se lo digan a Mike Miller, un hombre que ha recuperado un anillo de oro perdido hace más de 40 años. Miller se quedó sin la joya cuando jugaba al fútbol con unos amigos en el instituto, en el año 1979. Pero cuando ya estaba dado por perdido, la suerte se ha aliado con él cuatro décadas después.

Pasados 43 años desde entonces, un aficionado a los detectores de metales ha encontrado el anillo perdido por Mike Miller. Phillip Schwartz hizo una demostración con uno de los aparatos, justamente en los terrenos donde Mike había jugado a fútbol. Ante la sorpresa de Patrick, el aparato empezó a pitar porque se había topado con un anillo de oro de extraordinario valor.

El instituto se encuentra en la calle Ravenswood, en Virginia Occidental. Schwartz se puso manos a la obra para encontrar al propietario del anillo. Por ello, se puso en contacto con el instituto buscando una respuesta. Sin embargo, desde el centro de estudios no dieron respuesta alguna y Patrick buscó otras alternativas para dar con el propietario.

El dueño no aparecía en la orla

El dueño de la joya no aparecía en la orla del curso, ya que no acudió a la fiesta de graduación por el fallecimiento de su madre: “No fui a la fiesta porque mi madre había fallecido. Perdí el anillo dos meses después de mi graduación. Estoy asombrado que haya aparecido más de 40 años después”.

El anillo de oro apareció gracias a un aficionado a los detectores de metales que lo encontró

El aficionado a la detección de metales ha lamentado, entre risas, que haya tenido que devolver el anillo: “Es el primer anillo de oro que encuentro y ahora tengo que devolverlo. ¡Tengo que renunciar a él y me da mucha rabia!”. Sin embargo, se siente orgulloso de haber encontrado al propietario.

El profesor Chase Jarrell identificó a Mark Miller como el propietario más probable. Y tenía razón, porque aquel anillo de oro pertenecía a un joven estudiante que había perdido a su madre y que no pudo asistir a la fiesta de graduación. Las casualidades de la vida nos dejan historias completamente rocambolescas.