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¿Qué es la esperanza? ¿Lo primero o lo último que se pierde?
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ESCLARECEDOR EXPERIMENTO

¿Qué es la esperanza? ¿Lo primero o lo último que se pierde?

Un experimento realizado en 1957 reveló datos muy curiosos sobre la capacidad de supervivencia en los seres vivos

Foto: No pierdas la esperanza. (iStock)
No pierdas la esperanza. (iStock)

“No te preocupes, la esperanza es lo último que se pierde”. A menudo, los seres humanos recurrimos a esta frase para consolar a un amigo o familiar que está pasando por un mal momento. De hecho, todos nos hemos agarrado a ese dicho para convencernos de que todo tiene solución en esta vida menos la muerte. Es un hecho irrefutable, aunque este experimento realizado por científicos se empeñe en demostrar lo contrario. Así se explica en BBC Mundo.

Un estudio realizado por el investigador estadounidense Curt Richter demuestra que la desesperanza lleva antes a la muerte que la esperanza en solucionar los problemas y seguir viviendo. Este experimento realizado con ratas puestas en situaciones límite de supervivencia fue francamente revelador.

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Junto a un equipo de trabajo, Richter quiso comprobar la reacción por la supervivencia de ratas en un tubo cilíndrico de agua, observándolas mientras se ahogaban. El artículo fue publicado en la revista Psychosomatic Medicine en el año 1957 y, en él, se buscaba ver la reacción de los roedores en situaciones de estrés. Para ello, se utilizó ratas domesticadas y roedores salvajes.

Diferentes tipos de ratas

Después de investigar diferentes estudios anteriores, Richter llegó a la conclusión de que la muerte se producía por el estado de shock provocado por la liberación de adrenalina. Eso provocaba “respiración agitada y que el corazón latiera cada vez más rápido hasta provocar la muerte”. Sin embargo, el estudio de este científico norteamericano aseguraba claramente lo contrario.

placeholder En el experimento, se utilizaron diferentes tipos de ratas (iStock)
En el experimento, se utilizaron diferentes tipos de ratas (iStock)

En su laboratorio de la Universidad de Baltimore, Richter utilizó ratas domesticadas en cubos de vidrio mientras les obligaba a nadar en agua a distinta temperatura para ver cuánto tiempo eran capaces de aguantar antes de ahogarse. Pero la sorpresa fue generalizada al observarse una gran diferencia de resistencia entre los roedores.

Algunos apenas aguantaban cinco o diez minutos mientras que otros llegaron a nadar hasta 81 horas seguidas. ¿Por qué ocurría? Todo podía estar relacionado con la muerte súbita. Para lograr que los datos fueron más fiables, este equipo de investigación decidió dar un paso en el proceso.

Foto: Las grandes ciudades se han quedado vacías... y las ratas, sin alimento (EFE EPA/Alba Vigaray)

Para ello, decidieron recortarles los bigotes a las ratas e introdujeron en el experimento ratas híbridas y ratas salvajes. Estos últimos roedores eran animales recogidos de la calle que, en teoría, deberían aguantar mucho más por su agresividad y capacidad para sobrevivir entre los peligros del mundo exterior.

Las ratas salvajes morían antes que las ratas domesticadas

Las ratas salvajes murieron incluso antes de los quince minutos de inmersión mientras que las domesticadas conseguían aguantar entre 40 y 60 horas antes de morir. Y no fallecían antes por una situación de estrés y de aceleración de su ritmo cardíaco sino, más bien, por todo lo contrario. La desesperanza las invadía hasta encontrar la muerte repentinamente, de manera súbita.

Foto: Los autores del estudio Cordioprev, publicado en 'The Lancet'. (Hospital Reina Sofía)

Richter concluyó que las ratas salvajes morían antes que las domesticadas por dos factores fundamentales. El primero de ellos se refería a la captura repentina que les creaba una desesperanza total en poder escapar y, el segundo, referido al confinamiento en un recipiente de vidrio lleno de agua que indicaba un ahogamiento más que probable en pocos minutos.

Foto: Hospital Vall d'Hebron. (EFE/Marta Pérez)

Los científicos le dieron una vuelta más al experimento. Cogieron las ratas justo antes de morir ahogadas y les daban un respiro sosteniéndolas en la mano durante unos minutos. En ese momento, se volvían de nuevo agresivas e intentaban escapar porque recuperaban la esperanza de sobrevivir.

Este experimento se utilizó durante muchos años en distintos laboratorios encargados de crear medicamentos antidepresivos. La esperanza es el motor que nos conduce hacia delante. Sin embargo, en situaciones en las que parece no existir una salida, puede ser lo primero en desaparecer. Por lo menos, así ocurrió en este experimento realizado con roedores.

“No te preocupes, la esperanza es lo último que se pierde”. A menudo, los seres humanos recurrimos a esta frase para consolar a un amigo o familiar que está pasando por un mal momento. De hecho, todos nos hemos agarrado a ese dicho para convencernos de que todo tiene solución en esta vida menos la muerte. Es un hecho irrefutable, aunque este experimento realizado por científicos se empeñe en demostrar lo contrario. Así se explica en BBC Mundo.

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