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Así deliberan este tipo de cuervos a dónde ir de manera democrática
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Así deliberan este tipo de cuervos a dónde ir de manera democrática

Los grajos son uno de los pájaros que más ruido emiten en nuestros campos. Y no es por una razón baladí: gracias a este intenso sonido pueden buscar refugios en conjunto

Foto: Un grajo o 'corvus frugilegus'. (Wikipedia)
Un grajo o 'corvus frugilegus'. (Wikipedia)

Son los protagonistas de un famoso refrán: "cuando el grajo vuela abajo, hace un frío del carajo". Esta especie de cuervos no solo son especialistas en avisar a los humanos de la llegada de temperaturas invernales, como asegura este dicho tradicional. Un grupo de científicos de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, han descubierto que no solamente son capaces de comunicarse entre sí, sino también de poder deliberar entre ellos mismos a partir de sus gorjeos cuando están en grupo.

Los grajos, cuando sienten que deben abandonar los refugios en los que descansan, emiten un sonido muy particular salido de sus gargantas que les avisa de que tienen que partir, reuniéndose todos en el cielo para ir a otra parte. Una vez que el ruido llega a sus máximos, detectan que ya no falta nadie y es hora de buscar todos en grupo otro lugar. "Es una muestra muy curiosa de cómo los animales toman decisiones grupales", asegura Alex Thornton, profesor de evolución cognitiva en la Universidad de Exeter y uno de los principales autores del estudio a la 'BBC'.

"Cuando los niveles de ruido aumentan exponencialmente, salen todos en desbandada"

Para demostrar este tipo de comunicación tan efectiva, Thornton y su equipo analizaron los volúmenes y cómo progresaban a lo largo del tiempo, sobre todo cuando salían del refugio inicial para juntarse todos en el aire. Una vez llegaban a un 'consenso', estando todos dispuestos para partir, tardaban menos de cinco segundos en correr volando hacia su nueva ubicación.

Unos cuervos muy especiales

Pero vayamos por partes. El grajo es un córvido algo menor que el cuervo, solo que tiene el pico y las patas de color rojo. Tiene un comportamiento muy gregario, viviendo en colonias en árboles muy altos en los que poder anidar, y sin juntarse con otras especies de pájaro. Suelen alimentarse de insectos y pequeños roedores, aunque también comen vegetales de cosecha y semillas. De ahí que suelan vivir en zonas de cultivo o estepas, siempre que dispongan de árboles altos y una fuente de agua próxima.

Foto: Fuente: iStock.

En España suele anidar con frecuencia en choperas situadas en el norte de Castilla y León (en las provincias de León, Palencia, Burgos o Soria, aunque también hay ejemplares en Segovia y Madrid debido al Sistema Central), en La Rioja o Navarra, así como también en diversas zonas de Guadalajara o Ávila. De ahí que se les asocie con el frío invernal, pues suelen habitar áreas en las que los grados bajan mucho durante las épocas frías del año. Según 'Fauna Ibérica', no les gustan las zonas de vegetación densa porque pierden la visión de lo que ocurre a su alrededor y pueden convertirse en presas fáciles.

"Cuando los niveles de ruido aumentan exponencialmente, salen todos en desbandada", admite Thornton. ¿A qué se debe esta huida en masa y a toda velocidad? Evidentemente, a su instinto de supervivencia: cuanto más permanezcan en un sitio, más localizables son más para sus depredadores, que pueden ir desde un águila o halcón hasta nosotros mismos, los humanos.

Al volver los emisarios, emiten un sonido más intenso para poder avisar al resto, haciéndose oír respecto a otros ruidos silvestres

Para observar y analizar su comportamiento, los científicos colocaron grabadoras en los árboles donde se suelen posar, en este caso en Cornualles. Así, estuvieron tomando muestras de los sonidos durante dos inviernos, comparando el ruido que hacían al llegar o salir del árbol. Después, al examinar las grabaciones, descubrieron que había algunos que salían antes del refugio, concretamente en torno a seis minutos. Al volver los emisarios, emiten un sonido más intenso para poder avisar al resto, haciéndose oír respecto a otros ruidos silvestres como el del viento estrellándose contra las hojas o por encima del de otras especies.

Tras estas llamadas de atención, todos salían del refugio en busca de otro nido. "Estamos seguros de que hay aves que se comportan de manera similar, pero no se han estudiado todavía con detalle", comenta Thornton. Este estudio, publicado en la revista 'Current Biology', espera acercarse al apasionante mundo de la ornitología, sirviendo para otras investigaciones sobre el comportamiento de distintas especies de pájaros.

"La contaminación lumínica y acústica interfiere cada vez más en la capacidad que tienen los animales de comunicarse entre sí"

Una de las peculiaridades de los grajos es que se sienten muy molestos por los ruidos de la actividad humana; y nosotros, a su vez, encontramos muy incómodo el intenso ruido que emiten. Lo peor es que a nosotros no nos afecta a nivel biológico o comunicativo, mientras que a ellos sí: "La contaminación lumínica y acústica interfiere cada vez más en la capacidad que tienen los animales de comunicarse entre sí", concluyen los autores. "Imagina que viven en un refugio cerca de un pueblo o de una carretera muy transitada. Si las aves no lograran escucharse unas a otras o llegar a un consenso para irse juntas ello podría tener un gran impacto en la población".

Son los protagonistas de un famoso refrán: "cuando el grajo vuela abajo, hace un frío del carajo". Esta especie de cuervos no solo son especialistas en avisar a los humanos de la llegada de temperaturas invernales, como asegura este dicho tradicional. Un grupo de científicos de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, han descubierto que no solamente son capaces de comunicarse entre sí, sino también de poder deliberar entre ellos mismos a partir de sus gorjeos cuando están en grupo.

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