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Habitar el interior de la tierra: siete casas semienterradas que plantean el futuro
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"La verdadera cosa permanece oculta"

Habitar el interior de la tierra: siete casas semienterradas que plantean el futuro

Desde hace años, la arquitectura subterránea está volviendo como un camino al futuro en lo desapercibido: un paisaje natural, una casa en sus raíces

Foto: Fuente: Landaburuborda.com
Fuente: Landaburuborda.com

"Quizás podriamos describir así la vida posmoderna: todo aquello que va más allá de nuestros datos biográficos personales parece vago, borroso y, de algún modo, irreal. El mundo está lleno de signos e informaciones que representan cosas que ya nadie entiende del todo, pues estas, a fin y al cabo, no se muestran más que como signos de otras cosas. La verdadera cosa permanece oculta; ya nadie consigue verla", dice Peter Zumthor en 'Pensar la arquitectura'.

Oculto, bajo tierra, el hogar vuelve a adquirir significados en torno a la supervivencia. Desde hace años, la arquitectura subterránea está constituyendo un camino al futuro en lo desapercibido: un paisaje natural, una casa en sus raíces. Esta práctica no es nueva, de hecho ha dado cobijo y protegido al ser humano desde el principio de su existencia, evolucionando en sus manos y, como un amuleto, ha perdurado con el paso del tiempo hasta la actualidad.

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Se presenta así, en el presente, como un tortazo en nuestras caras, como un "te lo dije", pero dispuesto a ser, de nuevo, una forma clara de habitar el espacio junto al espacio, de reconfortar al futuro. "La necesidad de incidir en planteamientos bioclimáticos hace indispensable el estudio de esta arquitectura más primitiva puesto que, además de formar parte de la vivencia colectiva del habitar humano, es un referente en cuanto al aprovechamiento de los condicionantes naturales de cada región gracias a propuestas arquitectónicas sencillas que se benefician de la inercia térmica del terreno", apunta Beatriz Piedecausa García, del Departamento de Construcciones Arquitectónicas de la Universidad de Alicante en su investigación 'La vivienda enterrada: estudio de su evolución tipológica y adaptación geográfica'.

placeholder Casa enterrada en Islandia. Fuente: Wikipedia
Casa enterrada en Islandia. Fuente: Wikipedia

La arquitectura tiene su propio ámbito existencial, como afirma Zumthor, dado que mantiene una relación especialmente corporal con la vida, "en mi opinión, al principio no es ni mensaje ni signo, sino una cobertura y un trasfondo de la vida que junto a ella transcurre, un receptículo sensible para el ritmo de los pasos en el suelo".

Estas no son las casas cuevas de Guadix, Granada, donde la temperatura interior se mantiene todo el año en torno a los 21 grados. Tampoco son las calles bajo el suelo de Sassi di Matera en Italia o las viviendas cubiertas por la meseta de Loes en China; no son las ciudades subterráneas de Capadocia en Turquía, ni cualquiera de las históricas casas bajo tierra que podamos conocer en España y el resto del mundo. Son, en cualquier caso, algo parecido, que plantea del pasado lo que podría ser el futuro:

Ncaved (Grecia)

El estudio griego 'Mold Architects' incrustó esta casa en el terreno rocoso de una ladera en la isla de Serifos. El edificio tiene forma de cuña, con los espacios habitables completamente ocultos bajo tierra y provistos de luz natural a través de patios y terrazas protegidos por un techo verde.

En frente, el mar, un símbolo natural respetado para las vistas simbólicas de este espacio. Así, en un intento de aprovechar al máximo esas vistas, pero también de proteger la casa de los fuertes vientos que producen las corrientes en el lugar, surgió Ncaved.

Landaburu Borda (España)

Las casas semienterradas también vuelven a la península de la mano de, entre otros, el estudio de arquitectura Jordi Hidalgo Tané. Entre las montañas de Navarra, este estudio proyectó junto a un edificio tradicional de la zona, en piedra, un pasillo de vidrio que conduce a un anexo subterráneo de hormigón.

La extensión alberga una gran sala de estar, comedor y cocina, pero todo oculto bajo la ladera para evitar interrumpir el espectacular paisaje que ahora sigue creciendo sobre la casa.

"La infraestructura aparece como lenguaje compositivo con taludes y desniveles, aberturas y lucernarios rasgados. El porche se presenta como un espacio de transición hacia el paisaje enorme", fueron las palabras del jurado del 'FAD' al valorar el proyecto.

Casa Aguacates (México)

Como su nombre indica, esta casa está ubicada en un campo de aguacates que desciende hacia un bosque, cerca de un pueblo a orillas de un lago, a unas dos horas de la Ciudad de México. A este edificio hundido creado por el arquitecto Francisco Pardo se accede a través de una escalera exterior, como si bajáramos al corazón del bosque.

“La idea principal era tener una vista al paisaje, pero la persona también quería dejar intacto el campo de aguacates, por lo que llegamos a la decisión de enterrar la casa”, apunta el arquitecto al respecto del proyecto.

Una técnica de beneficios

Según el Atlas etnográfico del antropólogo George Peter Murdock, de las 82 sociedades tradicionales que nunca han dejado de utilizar la construcción de habitáculos bajo el nivel del suelo, todas menos 6 viven por encima de los 32º de latitud norte, esto quiere decir: sobre la frontera climática de Norteamérica y Eurasia.

No sorprende que, de las restantes 6 sociedades, 4 también desarrollaran esta técnica de construcción para beneficiarse de la constante masa térmica del subsuelo, al habitar regiones de alta montaña con gran variación térmica como por ejemplo en África central o en las zonas más elevadas de Paraguay o el este de Brasil.

Foto: Fuente: iStock

Así, desde los nativos americanos del suroeste desértico de Estados Unidos, los anasazi, que soportaban altas temperaturas, o los pueblos del altiplano andino, que hacían frente a una variación térmica diaria extrema hasta los pueblos que se guarecían del frío y conservaban sus alimentos con edificios similares: sajones europeos (constructores de las "Grubenhäuser"), la cultura arcaica japonesa Jōmon, o el pueblo inuit, hacer de la orografía del terreno una extensión directa de la vida humana, como una extremidad más conectada al cuerpo de los habitantes, incluye muchos beneficios.

Casa Patios (Ecuador)

placeholder Fuente: Rama Estudio
Fuente: Rama Estudio

El equipo de 'Rama Estudio', con sede en Quito, diseñó esta casa en una zona rural de la provincia de Cotopaxi. La idea fue construir dos volúmenes principales con paredes de piedra y techos de hierba que pudieran expandirse como una ilusión óptica real.

placeholder Fuente: Rama Estudio
Fuente: Rama Estudio

Debido a que los dos volúmenes están parcialmente hundidos en el paisaje sobre ellos el manto de la tierra no se rompe. Ambos edificios están, a su vez, unidos por una tercera estructura, que tiene paredes hechas en parte con tierra del propio terreno donde se ubica la construcción, utilizando una técnica tradicional ecuatoriana.

Casa en Vals (Suiza)

placeholder Fuente: Arch20 (vía Facebook)
Fuente: Arch20 (vía Facebook)

Escondida entre las laderas de los Alpes, en Suiza, la Casa Vals aprovecha las vistas espectaculares del lugar, pero sobre todo se hermana a él y a su luz natural.

Para empezar, se introdujo un patio central dentro de la ladera inclinada en la que se encuentra, creando una fachada larga que se abre espacio de entre la tierra con ventanas en un espacio circular. El ángulo de la casa está, además, levemente inclinado, dirigido a mirar de frente a las montañas.

Para acceder a ella, hay que adentrarse en un antiguo granero tradicional de la zona, donde un túnel recorre el camino hasta la puerta. Fue precisamente este el detalle que convenció a las autoridades suizas de que el que consideraban extraño proyecto podía seguir adelante.

Fuente: Kecko (vía Flickr)

Las leyes suizas establecen que solo se puede entregar el permiso de edificación tras construir un modelo en madera del volumen de la futura edificación. El proyecto no se leyó como una estructura típica, sino que como un ejemplo de desarrollo pragmático y no intrusivo en un sitio sensible.

Casa del retiro espiritual (Sevilla)

placeholder Fuente: Urbipedia
Fuente: Urbipedia

Situada en una colina con vistas a un lago, la Casa de Retiro Espiritual diseñada por Emilio Ambasz el año 1975 demuestra que esta arquitectura de recuperar el paisaje ya lleva décadas deformulándose.

Dos altos y ásperos muros con estuco blanco se proyectan desde la faz del suelo hacia arriba en un inmenso ángulo recto, creando una envolvente para la casa, y definiendo su entrada, pero también dando forma al diálogo entre la tierra y el cielo sobre ella. Desde este acceso, sorprenden unas escaleras como unas gradas de auditorio que se van ensanchando mientras conducen a un patio cuadrado al aire libre en el que la casa se abre.

Fuente: UrbipediaFuente: Urbipedia

La casa se centra en este patio cuadrado, como las casas tradicionales de la cultura árabe-andaluza, al que dan todas las habitaciones. Este patio cuadrado es una extensión al aire libre de los espacios de vida desde las paredes llenas de vidrio para permitir el movimiento libre entre el interior y el exterior. Una ambulatoria que se asoma por el suelo, orientada para estar siempre a la sombra, define el patio en los otros dos lados, y sirve como transición entre interior y exterior.

El borde de unión de las paredes exteriores está orientado hacia el Norte, por lo que su balcón está sombrado y la luz que entra en la casa es moderada por el reflejo solar en los lados interiores de los muros. La orientación de las paredes refugian la casa de los vientos del norte.

Villa Aa (Noruega)

Villa Aa es otra villa "invisible", construida como complemento de una finca histórica que se ha integrado respetuosamente en la naturaleza protegida que la rodea.

El edificio histórico de la granja está situado en un campo cerca del fiordo de Oslo, habitado desde la era vikinga. Villa Aa está diseñada para adaptarse a las regulaciones del área protegida, la naturaleza del sitio y el uso como oficina y vivienda. Ubicada bajo una colina, desde fuera apenas puede verse su existencia, como una madriguera, se esconde sin evitar la luz o las vistas del paisaje.

"Proyectar la arquitectura social del futuro teniendo en cuenta la orografía natural es posible: se necesitan pocos materiales, ni cimentación, ni paredes, ni techos"

Numerosos estudios antiguos y recientes apuntan que la arquitectura hacia abajo es la construcción más sana para las personas, la más ecológica, y también podría ser la más económica (aunque en los casos mostrados no sea así). Más allá de la arquitectura de renombre, proyectar la arquitectura social del futuro teniendo en cuenta la orografía y gustando de formar parte de ella en lo posible es posible: se necesitan pocos materiales, ni cimentación, ni paredes, ni techos. Y desde el punto de vista del aislamiento térmico es la mejor forma y la más natural de resguardarse del frío o el calor.

Se trate de viviendas o invernaderos, los edificios parcialmente enterrados se benefician de la constancia térmica, energía y refrigeración de la tierra, facilitando la vida de personas y plantas en zonas con elevada variación de temperatura y eventos climáticos inesperados.

Como demuestran los datos de las cuevas de Guadix, por ejemplo, en los edificios semienterrados, la temperatura interior se mantiene constante y equivale a la temperatura media anual del aire local. Ello es posible gracias a la inercia térmica de la zona del edificio que permanece por debajo del nivel del suelo, cuya temperatura se retrasa varios meses a la exterior, evitando los efectos de grandes cambios como nevadas, heladas, olas de calor, etc. Por todo ello, el camino hacia un futuro sostenible está en el suelo que nos sostiene.

"Quizás podriamos describir así la vida posmoderna: todo aquello que va más allá de nuestros datos biográficos personales parece vago, borroso y, de algún modo, irreal. El mundo está lleno de signos e informaciones que representan cosas que ya nadie entiende del todo, pues estas, a fin y al cabo, no se muestran más que como signos de otras cosas. La verdadera cosa permanece oculta; ya nadie consigue verla", dice Peter Zumthor en 'Pensar la arquitectura'.

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