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Ni vago ni perezoso: lo que te pasa es que tienes mucha 'resistencia interna'
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Ni vago ni perezoso: lo que te pasa es que tienes mucha 'resistencia interna'

Jane Elliot, una 'coach' internacional, nos ofrece una nueva lectura contra la vagancia o las ganas de no cumplir con nuestras tareas en esta vuelta a la rutina

Foto: Así todo el día. (iStock)
Así todo el día. (iStock)

No es país para vagos. Tras la vuelta de las vacaciones, las exigencias personales y profesionales vuelven a alcanzar su punto máximo. Los días comienzan a ser más cortos y tu entorno empieza a adscribirse a sus respectivas rutinas. Llegó la hora de volver a poner el despertador y quitarnos la pereza de encima propia del retiro estival. Tanto si te encuentras empleado o en busca de trabajo, septiembre es el mes en el que existe una exigencia social y general por volver a reactivar el motor productivo.

¿Cómo sobrevivir al hastío posvacacional y coger esta nueva 'rentrée' marcada por el final de gran parte de las restricciones adoptadas con la pandemia? Después de haber vivido la época de nuestra vida en la que más tiempo hemos pasado encerrados en casa, toca volver a lo de antes y sacar fuerzas para esta nueva etapa que comienza cada día en la que el coronavirus parece que por fin empieza a remitir.

"Tratar la pereza como un enemigo contra el que hay que luchar es un esfuerzo perdido. Es parte de nosotros y crece junto a nuestros talentos y habilidades"

Jane Elliot, una prestigiosa 'coach' británica, ha publicado un artículo recientemente en la revista 'Medium' en el que ofrece una perspectiva mucho más positiva de aquello que solemos llamar pereza. Este pecado capital está muy mal visto en una sociedad como la nuestra, en la cual existe una conciencia férrea del trabajo. Aunque no somos el país más productivo de nuestro entorno, sí que somos uno cuyos empleados más tiempo emplean en trabajar o de los que más tarde salen. De ahí que tengamos una fuerte presión, ya sea fundada o autoasumida, por quitarnos de encima la pereza y rendir como es debido.

La resistencia a hacer algo que crece en nosotros

Elliot comprende la pereza desde otra perspectiva, mucho más productiva tal y como suena, así como necesaria en momentos de crisis. Ella la ha renombrado como "resistencia interna", argumentando que es una faceta de la creatividad y del progreso que puede gestionarse para sacarla provecho. Así lo bautizó bajo la inspiración de uno de sus escritores favoritos, Steven Pressfield, que en su libro 'The War of Art' ("La guerra del arte", en español), habla de una fuerza llamada "resistencia" que nos impide usar nuestro talento como deberíamos de tal forma que se convierte en una especie de enemigo al que hay que vencer. El autor entiende, sin embargo, que esta fuerza nunca desaparecerá, por lo que la batalla ya está perdida de antemano y solo podemos aprender a vivir con ella o, en su defecto, gestionarla de la mejor forma posible.

"Cuanto más parezca que vamos a cumplir nuestro objetivo, mayor será el miedo y más fuerte la resistencia"

"Sí, la 'resistencia' es intrínseca al uso del talento y debe confrontarse a diario", puntualiza Elliot, "pero no es una fuerza maligna de otro mundo que nos arruina la existencia. Tratarlo como un enemigo contra el que hay que luchar es un esfuerzo perdido. Es parte de nosotros y crece en el mismo sitio que todos nuestros talentos, habilidades y objetivos: nuestro cerebro, nuestra historia personal, nuestra herencia y nuestra cultura". En este sentido, agrega que la pereza de las personas tiene una causa que hay que saber descifrar, así como unas consecuencias.

De alguna forma, Elliot tiene la teoría de que la pereza surge como fuerza autodestructiva que suele aparecer sin avisar y que remite a nuestro miedo a fracasar o no hacerlo del todo bien que nos gustaría. Por ello, cree que la pereza aparece con más asiduidad cuanto más cerca nos sentimos de cumplir un objetivo o una meta que nos está llevando mucho tiempo cumplir. Así, cree que en vez de ser retroactiva y dejarnos inmóviles, como tendríamos a pensar, puede resultar muy provechosa para sacar fuerzas de flaqueza. "Si tratamos de usar la disciplina para movernos más rápido hacia la meta, al final aumentamos nuestra resistencia interna, ya que es más probable que parezca que vamos a llegar a la línea de meta", prosigue la 'coach'. "Cuanto más parezca que vamos a cumplir nuestro objetivo, mayor será el miedo y más fuerte la resistencia". ¿Qué hacer para vencer a esa pereza que nos invade, que en opinión de Elliot solo responde al miedo que sentimos a por fin cumplir nuestro objetivo?

Foto: Fuente: iStock.

En primer lugar, dejar de sentirse tan culpable pensando que no hacemos lo que debemos porque somos vagos de remate y no tenemos remedio. Según la 'coach', la resistencia interna "no quiere destruirnos, tan solo protegernos del dolor o del miedo a fracasar". En segundo lugar, entender de dónde proviene esa tendencia a la procrastinación, qué es lo que temes y por qué lo postergas tanto. Por otro lado, lo mejor es encontrar un punto medio. No ceder a la pereza y pegarnos la paliza en el último momento, pero tampoco obligarnos a nosotros mismos a cumplir algo si estamos muy cansados o agotados mentalmente.

"No eres el único", concluye Elliot. "Sí, hay muchas personas que parece que no tienen esa 'resistencia interna', que parece que solo sirven para producir y producir. Hay que escuchar a esa fuerza como si fuera una fuente de sabiduría y no sentirla como un oponente maligno, ya que contiene mucho conocimiento sobre lo que creemos en secreto que podríamos hacer". En otras palabras, "tu cerebro no tendría tanto miedo de los costes de oportunidad si pensara que estás a punto de hacer algo olvidable e intrascendente".

No es país para vagos. Tras la vuelta de las vacaciones, las exigencias personales y profesionales vuelven a alcanzar su punto máximo. Los días comienzan a ser más cortos y tu entorno empieza a adscribirse a sus respectivas rutinas. Llegó la hora de volver a poner el despertador y quitarnos la pereza de encima propia del retiro estival. Tanto si te encuentras empleado o en busca de trabajo, septiembre es el mes en el que existe una exigencia social y general por volver a reactivar el motor productivo.

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