Es noticia
Mito o realidad: ¿realmente hablan más las mujeres que los hombres?
  1. Alma, Corazón, Vida
venus contra marte

Mito o realidad: ¿realmente hablan más las mujeres que los hombres?

Es un estereotipo que escuchamos con frecuencia, pero parece que la evidencia científica dice una cosa bastante diferente

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Históricamente, los estereotipos han formado parte del mal llamado 'sexo débil', utilizándose hasta en publicidad. Ellas tienen que ser femeninas, dulces y maternales, también posesivas y tendentes a enfadarse con frecuencia con su pareja, que muchas veces ni siquiera sabe qué ha hecho para merecer los malos gestos. Y, por supuesto, hablan mucho más que los hombres (si puede ser de temas de mujeres, que van desde el maquillaje a los zapatos, sin que ese sea obligatoriamente el orden).

Pero dejando los estereotipos más rancios a un lado, ¿es verdad que las mujeres hablan más que los hombres? ¿Existe alguna evidencia al respecto? Otros estereotipos bastante comunes que tratan de explicar por qué las féminas son más parlanchinas es porque la comunicación es más importante para ellas, porque lo hacen para establecer una conexión emocional, y mientras que los hombres hablan de cosas, las mujeres hablan de personas, relaciones y sentimientos.

Para algunos, estos estereotipos tan marcados son casi información incuestionable (un ejemplo de ello es el popular libro 'Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus' de John Gray). Pero hablemos de ciencia: en 'El cerebro femenino', publicado en 2006, Louann Brizendine afirmó que las mujeres dicen alrededor de 20.000 palabras al día mientras que los hombres dicen 7.000. Esto parecía demostrar el estereotipo de que las mujeres efectivamente hablan más, informa 'Psychology Today'.

Un libro de 2006 aseguraba que las mujeres dicen de media alrededor de 20.000 palabras, y ellos solo 7.000. Sin embargo, la información estaba sacada de un libro de autoayuda

Sin embargo, Mark Liberman (profesor de lingüística en la Universidad de Pensilvania), decidió hacer un estudio profundo de la información dada por Brizendine. Lo que descubrió fue que esa declaración de las palabras que decían hombres y mujeres estaba sacada de un libro de autoayuda sin citas académicas. Aunque Berizendine se retractó de su declaración y explicó que sería eliminada en futuras ediciones, el daño ya está hecho pues la frase es muy estereotipada y está suficientemente publicitada como para que permanezca en los recuerdos de las personas.

La realidad es que una revisión de 56 estudios realizados por Deborah James y la psicóloga social Janice Drakich descubrió que solo dos estudios aseguraban que las mujeres hablaban más que los hombres, mientras que 34 señalaban lo contrario, otros 16 señalaron que hablaban exactamente lo mismo y cuatro no mostraron un patrón claro. La revisión llegó a la conclusión de que la cantidad de palabras que dicen las personas está más relacionada con su estatus. En entornos más formales o públicos, la persona que habla más es la que tiene un estatus superior.

La revisión llegó a la conclusión de que la cantidad de palabras que dicen las personas está más relacionada con su estatus

¿Son entonces los hombres y las mujeres del mismo planeta? Depende. Otro estudio llevado a cabo en 2007 en la Universidad de Washington, que recopiló diferencias de sexo significativas, llegó a conclusiones bastante interesantes: el género predice el interés en actividades estereotipadas, como las manualidades o los cosméticos, que en general interesan más a las mujeres, y el boxeo o la pornografía, que interesan a los hombres. Sin embargo, otros rasgos psicológicos (miedo al éxito, criterios para la selección de parejas, empatía...) son generales en ambos.

¿Importan tanto estas cuestiones?

Enfatizar continuamente las diferencias entre hombres y mujeres (una práctica rutinaria, que va desde que ellos son mejores en matemáticas a que ellas, como hemos visto, hablan más) puede ser dañino en muchos contextos, incluido en las relaciones de parejas. Son las personas individuales, no las categorías de hombres y mujeres, quienes comparten sus percepciones, sentimientos, pensamientos, esperanzas y sueños.

Históricamente, los estereotipos han formado parte del mal llamado 'sexo débil', utilizándose hasta en publicidad. Ellas tienen que ser femeninas, dulces y maternales, también posesivas y tendentes a enfadarse con frecuencia con su pareja, que muchas veces ni siquiera sabe qué ha hecho para merecer los malos gestos. Y, por supuesto, hablan mucho más que los hombres (si puede ser de temas de mujeres, que van desde el maquillaje a los zapatos, sin que ese sea obligatoriamente el orden).