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Por qué nunca deberías abrir un negocio con un amigo cercano
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Por qué nunca deberías abrir un negocio con un amigo cercano

Juntar a los amigos y a los negocios no siempre sale bien. Sin embargo, si de verdad estáis seguros y hay mucha confianza entre vosotros, nadie te prohíbe intentarlo

Foto: Foto: iStock.
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¿Cuántas veces te has juntado con un buen amigo y habéis hablado de hacer algo juntos? Se trata de una conversación típica que acaba colándose en algún momento de la vida, especialmente cuando el futuro económico es más bien borroso y, después de haber pasado muchos años siendo empleados, sentís las ganas de dejar de trabajar para otros y comenzar un proyecto propio. Todo buen grupo de amigos sueña con montar, por ejemplo, su propio bar y decorarlo con los motivos que más les gustan (veáse a partir de cuadros y ambientación de sus grupos de rock favoritos).

Pero, ¿realmente es buena idea apostar por ello? Si lo piensas dos veces, comprenderás que desde el momento en que comencéis a poneros en marcha las discusiones y debates en torno a cómo y en qué invertir vuestro dinero capitalizarán (y nunca mejor dicho) vuestro tiempo y esfuerzo. Y que, a decir verdad, vuestra amistad consolidada durante años puede irse al traste en cuanto entren los asuntos de dinero de por medio. ¿Qué dicen los estudios al respecto?

"Podéis formar una relación mucho más fuerte, pero también provocar que tanto la empresa como la amistad fracasen. Es jugar con fuego"

Noam Wasserman, un profesor de la prestigiosa Escuela de Negocios de Harvard, analizó a 10.000 empresas emergentes de tecnología y ciencia, de las cuales el 40% fueron fundadas por amigos cercanos. Su investigación, titulada 'The Founder's Dilemmas' y publicada en 2012, reflejó cómo estas compañías tenían una menor probabilidad de llegar a funcionar, aumentando un 30% la posibilidad de que uno de los fundadores acabara abandonando el proyecto.

Por otro lado, otro estudio realizado por la Cass Business School de Londres en colaboración con la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, halló que el compromiso financiero de una empresa fundada entre amigos era mayor en caso de que las cosas no fueran bien. Es decir, descubrieron que en tiempos difíciles, los amigos que se enmarcaron en su día en un proyecto empresarial conjunto, terminaron apoyándose o fortaleciendo su compromiso financiero, aunque sus esfuerzos fueran en vano. En este sentido, la investigación demostró cómo la amistad puede ser un gran aliciente para fomentar la esperanza empresarial frente a la incertidumbre o la amenaza inminente de quiebra.

Mucho que perder y que ganar

Teniendo en cuenta estos dos estudios, podríamos argumentar que, afortunadamente, los amigos tienden a fortalecer sus lazos (tanto afectivos como empresariales) cuando las cosas van mal; mientras que si ambas partes tienen mucho que perder antes de embarcarse en un proyecto, el resultado será negativo. Wasserman, el investigador anteriormente citado, ofrece una conclusión similar: "Cuando las personas están formando una empresa, puede ser muy reconfortante el hecho de emprender el viaje con una cara familiar", asegura en un artículo sobre el tema de la 'BBC'. "Podéis forjar un equipo y una relación con él mucho más fuerte, pero también provocar que tanto la compañía como la amistad estallen. Es jugar con fuego".

"Los amigos no tienden a conocerse en el campo profesional y no tienen demasiadas pruebas de su estilo de trabajar"

Al final, el investigador demostró que es mejor formar una nueva compañía con un grupo de extraños que con familiares o amigos, ya que como él dice "aquellos que apenas se conocen entre sí tienen menos expectativas sobre sí mismos y su empresa, no existe la preocupación de que los lazos afectivos al margen de los económicos se resientan si suceden errores o conflctos". En este caso, "la confianza entre amigos puede echar por tierra la razón empresarial".

"Al estar entre amigos, imaginamos en un principio que nuestro equipo de trabajo contará con una gran fuerza para cumplir los objetivos", razona Wasserman. "Sin embargo, los amigos no tienden a conocerse en el campo profesional y no tienen demasiadas pruebas fundadas de su estilo de trabajar. Se asume que os conocéis pero, ¿alguna vez has visto a tu amigo en un contexto laboral y cómo se comporta en él?". Por ello, el investigador aconseja que en caso de que toméis la decisión de embarcaros en un proyecto juntos, primero conozcáis cómo trabaja cada uno y acordéis una serie de principios antes de asumir riesgos.

Establecer límites

En caso de que estéis muy decididos y seguros de fundar una empresa, Wasserman cree que es fundamental separar el trabajo de la amistad, estableciendo lo que él llama "firewalls' (algo así como unas 'líneas rojas') para evitar discusiones innecesarias y el fracaso nada más arrancar el proyecto. También podéis contar con una opinión externa sobre las decisiones que vayáis a tomar, que bien puede pasar por contratar a un asesor o especialista en el mundo del emprendimiento.

"La clave para una asociación de éxito es escuchar, hablar y debatir sobre los errores cometidos", asegura Cary Cooper, un experto en psicología empresarial de la Universidad de Mánchester. Él mismo fundó su propio consultorio psicológico con un amigo suyo que era profesor. Al haberse conocido trabajando, tenían más certezas sobre las habilidades de cada uno y la forma de trabajar.

Cómo llevarlo a cabo

Vale, demos por hecho que ya habéis formado la empresa y tenéis vuestro primer conflicto de intereses o una opinión distinta frente a una decisión que debéis tomar. ¿Cómo proceder ahora que ya no hay marcha atrás? Wasserman sigue en sus trece y cree que uno de los mayores problemas de mezclar negocios con vínculos amistosos es que a la hora de la verdad tendréis cierto reparo en comentar aquello que os parece mal del otro o de lo que opina. Y esto, a su vez, aumenta las posibilidades de que finalmente acabéis discutiendo en un tono más grave, a intentar rehuir a toda costa el enfrentamiento.

"Si en verdad sois buenos amigos sabréis cómo resolver los conflictos entre vosotros, ya que la comunicación es sincera y honesta"

Gabrielle Adams, una psicóloga de la Universidad de Virginia, tiene otra visión mucho más positiva para salir de estos entuertos. Ella cree que formar un proyecto empresarial con un amigo de confianza puede llegar a ser muy provechoso. Al fin y al cabo, "tienen un canal de comunicación sólido y abierto, manteniendo prioridades que se comparten y están explícitamente acordadas". En resumidas cuentas, "si sois buenos amigos sabéis cómo resolver los conflictos entre vosotros".

Sea como sea, si estás a punto de tomar una decisión tan importante como esta, debes tener en cuenta que, como en todo proyecto personal o afectivo, la comunicación que menciona Adams es lo más esencial si andáis en busca del éxito. Incluso cuando 'vienen mal dadas', no es lo mismo fracasar y que vuestra relación se termine por culpa de esa falta de confianza y comunicación, a que tengáis que cerrar la empresa sabiendo que ha sido una experiencia provechosa en la que ambos habéis aprendido mucho y podéis seguir contando el uno para el otro.

¿Cuántas veces te has juntado con un buen amigo y habéis hablado de hacer algo juntos? Se trata de una conversación típica que acaba colándose en algún momento de la vida, especialmente cuando el futuro económico es más bien borroso y, después de haber pasado muchos años siendo empleados, sentís las ganas de dejar de trabajar para otros y comenzar un proyecto propio. Todo buen grupo de amigos sueña con montar, por ejemplo, su propio bar y decorarlo con los motivos que más les gustan (veáse a partir de cuadros y ambientación de sus grupos de rock favoritos).

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