El buen samaritano: encuentra 125.000 euros junto a un cajero y se los da a la policía

José Núñez Romaniz vive en la ciudad de Alburquerque, en el estado de Nuevo México, en el sur de Estados Unidos. La pasada semana fue a la sucursal de su banco, el Wells Fargo, a ingresar algo de dinero cuando se fijó en que había algo extraño junto al cajero automático. Se acercó y vio una bolsa de plástico de más de un palmo de altura llena de billetes.

José abrió la bolsa y descubrió una enorme cantidad de fajos de billetes de 20 dólares y otros tantos de 50 dólares. La pregunta flotaba en el aire: ¿cogería el dinero y resolvería los próximos años de su vida de la manera más sencilla o lo llevaría a la policía en busca de su dueño? Este joven de solo 19 años no tuvo duda e hizo lo correcto.

Este buen samaritano estudia un grado de justicia penal y ha reconocido a la CNN que tuvo algunas dudas: "No sabía qué hacer. Estaba como soñando, en estado de shock. Me miraba y solo pensaba: ¿qué debo hacer?" Tomó la decisión correcta y llamó a la policía, que se acercó hasta las puertas del banco para llevarlo a comisaría a tomar declaración: había 135.000 dólares, unos 125.000 euros al cambio.

Dinero limpio

José explicó lo que había sucedido y la policía comenzó a investigar el caso, ya que no sabían si se trataba de un descuido o si bien era dinero procedente de actividades delictivas. Pronto obtuvieron la respuesta: se lo había dejado en el suelo el encargado de reponer los billetes del cajero del banco. Un descuido que, gracias al joven, quedó solo en un susto.

En la bolsa había 135.000 dólares en billetes de 20 y 50, unos 125.000 euros al cambio

Simon Drobik, portavoz de la policía de Alburquerque, reconoce que "este dinero podría haber marcado una increíble diferencia en su vida si hubiera tomado otra decisión, pero eligió el camino de la integridad e hizo lo correcto". Por eso, el Departamento de Policía de Albuquerque entregó al joven estudiante una placa de reconocimiento por "mostrar los pilares de integridad, justicia, orgullo y respeto".

Además, la noticia corrió como la pólvora entre los habitantes de su ciudad y tres empresarios locales decidieron recompensarle con 500 dólares cada uno por su buena acción. La policía le ha invitado a pedir trabajo en su departamento cuando termine sus estudios y José tiene claro por qué tomó esa decisión: "Mis padres siempre me enseñaron a trabajar por mi cuenta. El dinero robado nunca te duraría en ningún momento... Mi madre me dijo que hice lo correcto y que estaba orgullosa de mí. Ella me llamó e, inmediatamente, comenzó a llorar de felicidad".