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Así se debe acariciar a un gato para que de verdad le guste (según la ciencia)
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TRUCOS PARA ENTENDER MEJOR A TU MASCOTA

Así se debe acariciar a un gato para que de verdad le guste (según la ciencia)

Las zonas en las que se localizan sus glándulas faciales son las favoritas, mientras odian que les toquemos la barriga, el lomo y la base de la cola

Foto: Los gatos, al contrario que otras mascotas, no necesitan tanta cercanía a nosotros (Reuters/Ints Kalnins)
Los gatos, al contrario que otras mascotas, no necesitan tanta cercanía a nosotros (Reuters/Ints Kalnins)

Los gatos llevan a nuestro lado nada menos que 4.000 años, pero lo que para algunos puede parecer una barbaridad, es muy poco tiempo en términos evolutivos. Por esa razón se cree que los cerebros de los felinos aún piensan como los de sus antepasados, los gatos salvajes, y no como los animales de compañía que son para los humanos.

Pero estas mascotas, al contrario de lo que sucede con los perros, son solitarias y les gusta comunicarse con sus compañeros humanos de forma indirecta, pese a que antiguamente eran animales con habilidades sociales muy complejas, tal y como explica Lauren Finka, investigadora de la Nottingham Trent University, a la BBC. Mientras, nosotros somos mucho más sociables y nos gusta comunicarnos con ellos casi de igual a igual.

A los gatos les gusta comunicarse de manera indirecta, mientras los humanos somos mucho más sociables

Los humanos necesitamos acercamiento y roce, es decir, sentir el contacto. Por eso, muchos no nos podemos resistir a acariciar a toda mascota que se ponga a tiro, ya sea un perro, un gato, un pájaro o cualquier otro animal que nos haga compañía. Pero eso no quiere decir que a los felinos también les guste y, de hecho, la ciencia ha demostrado que no es así.

Cómo acariciar a un gato

Para que un gato sea tan feliz siendo acariciado como nosotros lo somos cuando les hacemos mimos hay que tener varios factores en cuenta. Por un lado, si es el gato quien se acerca a nosotros y no al contrario, es muy probable que quiera ser acariciado. También hay que estar atento a las posturas que adquiere el felino al recibir las caricias, porque dicen mucho de su estado.

placeholder Una mujer acaricia a un gato en una cafetería (Reuters/Heinz-Peter Bader)
Una mujer acaricia a un gato en una cafetería (Reuters/Heinz-Peter Bader)

Así, si ronronea, mantiene la cola erguida y parece que amasa con las patas delanteras, es una buena señal. Lo mismo ocurre si apunta con las orejas hacia delante, si mueve la cola a los lados o si te reclama para que sigas acariciándole, en el caso de que te hayas detenido. Todos esos gestos significan que el gato es feliz.

De hecho, algunos estudios han demostrado cuáles son los lugares preferidos por los felinos para recibir caricias: les gusta recibir mimos en la base de las orejas, bajo la barbilla y cerca de las mejillas, aunque prefieren que no les toquemos en la barriga, y tampoco en el lomo ni en la base de la cola.

Les gusta recibir mimos en la base de las orejas, bajo la barbilla y cerca de las mejillas, pero no en la barriga, el lomo ni en la base de la cola

Pero si, por el contrario, se le eriza el pelo, contrae la espalda o mueve la cabeza en dirección contraria a ti, ten por seguro que el felino no está disfrutando de tus caricias. Lo mismo sucede si se muestra pasivo, si parpadea de forma exagerada, se lame la nariz o se asea repentinamente durante poco tiempo.

Los humanos debemos apreciar todas estas señales que nos envían nuestros amigos con bigotes si no queremos llevarnos un zarpazo o un mordisco por no acariciarlos bien… o por intentar hacerlo cuando ellos no lo desean. Lo importante es saber respetar sus límites.

Los gatos llevan a nuestro lado nada menos que 4.000 años, pero lo que para algunos puede parecer una barbaridad, es muy poco tiempo en términos evolutivos. Por esa razón se cree que los cerebros de los felinos aún piensan como los de sus antepasados, los gatos salvajes, y no como los animales de compañía que son para los humanos.

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