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El hombre que dejó un trabajo de éxito para alimentar a perros callejeros
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Su sueño es crear un santuario para ellos

El hombre que dejó un trabajo de éxito para alimentar a perros callejeros

Aunque cuenta con la ayuda de diversas empresas, se gasta cada mes unos 1.200 euros de su bolsillo en dar de comer a cientos de animales a diario

Foto: Fernando y Choco, el perro que le cambió la vida en un instante (Foto: Facebook)
Fernando y Choco, el perro que le cambió la vida en un instante (Foto: Facebook)

Fernando Kushner trabajaba como ejecutivo de marketing para una importante empresa textil en Bolivia. Ganaba un sueldo muy bueno en un país donde millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Sin embargo, un día conoció a Choco y decidió abandonar su vida de lujos por una mucho más sencilla: alimentar a los perros que viven en las calles de la capital, La Paz.

Choco le cambió la vida: Fernando había salido de clase de yoga y compartió un pedazo de su sándwich con este animal que estaba en la calle. La respuesta del perro fue simple: le lamió las manos y acercó el hocico a su cuello como muestra de gratitud, pero suficiente para que algo se activara en la cabeza de Fernando.

Al día siguiente volvió a buscar a Choco para darle de comer; poco después ya alimentaba a diez animales y hoy son cientos los perros que sobreviven gracias a la generosidad de Fernando. Se levanta cada día antes del amanecer y recorre entre siete y ocho distritos de la capital boliviana, dejando 250 gramos de galletas para perros y 1 kilo de huesos y carne de pollo a cada uno.

De su propio bolsillo

Este buen samaritano ha utilizado sus contactos empresariales para poder conseguir comida para los animales y fondos que le ayuden a construir su sueño: un santuario para perros callejeros. Así, dos cadenas bolivianas de 'fast food' le donan mucha comida; una constructora le ha vendido ladrillos a precio de coste; incluso la aerolínea Amazonas se ha comprometido a transportar gratis a los perros que sean adoptados por personas de otras partes del país en otra iniciativa de Fernando Kushner.

Foto: Emma, junto a su familia y algunos de los perros policía que fueron a visitarla (Foto: Facebook)

Cada día hace dos repartos, uno por la mañana y otro por la tarde, pero aunque ayuda a centenares de animales a diario, nunca es suficiente: se estima que sólo en La Paz hay 250.000 perros viviendo en la calle. Y, pese a las donaciones que consigue, el resto de los gastos corren de su cuenta: casi 10.000 bolivianos al mes, unos 1.200 euros al cambio, que salen de su bolsillo.

Ferchy, como le llaman sus amigos, explica a la BBC que tomó la decisión de renunciar a su trabajo "de un día para otro. Las autoridades de la ciudad son responsables de la salud y la seguridad públicas, lo que incluye mantener a la población de perros bajo control. Pero son absolutamente inexistentes".

Aunque ayuda a centenares de animales a diario, nunca es suficiente: se estima que sólo en La Paz hay 250.000 perros viviendo en la calle

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con lo que hace Fernando. Hay quien piensa que está agravando el problema porque “los perros se quedan en la calle, hurgando en la basura” y quien le invita a que dedique su ayuda a las personas que lo necesitan en vez de a los perros: "Lo que hace es bueno, pero ¿no sería mejor dar el dinero a un orfanato o a un anciano?" Pero él tiene claro su objetivo y sigue luchando por su sueño: construir el santuario.

Fernando Kushner trabajaba como ejecutivo de marketing para una importante empresa textil en Bolivia. Ganaba un sueldo muy bueno en un país donde millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Sin embargo, un día conoció a Choco y decidió abandonar su vida de lujos por una mucho más sencilla: alimentar a los perros que viven en las calles de la capital, La Paz.

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