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Jim Collins, el genio que convierte a las firmas en mucho más grandes
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IDEAS QUE CAMBIARON EL MUNDO

Jim Collins, el genio que convierte a las firmas en mucho más grandes

Uno de los mayores expertos del mundo empresarial que ha llevado a muchas compañías a ser auténticos gigantes comerciales

Foto: Foto: Wikipedia.
Foto: Wikipedia.

Los erizos son pequeños mamíferos cubiertos de púas, con cinco dedos de uñas largas al final de sus extremidades que les sirven para cavar hoyos en la tierra, llevan una vida nocturna y se alimentan de insectos. Su principal objetivo reside en alimentarse y mantenerse con vida, a salvo de los depredadores que les acechan, como los zorros. Estos últimos son más dados a la aventura, otean el horizonte en busca de presas y son fieros y determinados. Su constitución física, fina y alargada, impone mucho más que la del erizo, el cual puede ser imperceptible en medio de la naturaleza, más aún al poseer la habilidad de construir refugios bajo tierra.

"Mientras que el zorro sabe de muchas cosas, el erizo sabe mucho de una sola cosa". Este es el 'lied' argumental de la filosofía empresarial de James C. Collins, histórico consultor de negocios estadounidense y uno de los más influyentes en todo el mundo a la hora de convertir compañías humildes y rentables en auténticos emporios económicos. Extraída de su obra capital 'Good to Great', publicada en 2001, se sirve de esta peculiar metáfora zoológica para ilustrar el modo en que una corporación mediana acaba transformándose en la reina del mercado.

Sabemos que el mundo está lleno de caos e incertidumbre. Cualquier proyecto excepcional requiere esfuerzos arduos

La metáfora del zorro y el erizo goza de una gran popularidad en la cultura norteamericana, aunque no gracias a Collins, precisamente. Tan solo recoge la idea que expresó el filósofo Isaiah Berlin en su libro 'El erizo y el zorro' de 1953, a partir de un proverbio antiguo atribuido al poeta griego Arquíloco. En el mundo empresarial, se suceden situaciones similares a la de estos dos animales. El erizo es organizado, metódico y capaz de simplificar el mundo en una sola idea organizadora. A diferencia del zorro, el cual se pasa el día acechando al erizo, buscando el momento oportuno. Cuando por fin lo consigue, el insectívoro se hace un ovillo y se queda quieto. El carnívoro, a pesar de gozar de gran astucia e ingenio, no consigue apresarlo, ya que las púas con pinchos que se extienden a lo largo de la piel de su presa son afiladas y hacen imposible que consiga atravesarla.

Collins extiende la moraleja a lo que se conoce como los tres círculos concéntricos de la grandeza empresarial, en cuyo centro está el erizo, el “ganador sistemático”, quien siempre se librará del zorro y superará todas las dificultades. El primer círculo atiende a la pregunta de conocer tus fortalezas: “¿En qué soy el mejor?”, y por ende, “¿en qué el peor?”. El segundo es la capacidad de monetizar esa habilidad estrella que te caracteriza: “¿Con qué gano dinero?”. Hay que precisar que la actividad escogida debe ser razonable y equilibrada para que te permita ganar dinero de forma sostenida y efectiva. Por último, el tercero y sin duda el más importante, tiene que ver con la emoción: “¿Qué me apasiona?”. Así, el consultor establece que para ser una compañía imbatible tan solo debes tener claro estas tres preguntas.

placeholder Los círculos concéntricos de Collins. (Pinterest)
Los círculos concéntricos de Collins. (Pinterest)

“Sabemos que el mundo está lleno de incertidumbre, de eventos caóticos y de todo ese tipo de cosas. Y sin embargo todavía nos hacemos la misma pregunta: ¿cómo arrancar y construir algo grandioso y potencialmente duradero en este tipo de mundo? Por esta razón niego la idea de que es imposible. Rechazo categóricamente que no puedas hacerlo. Podrá ser difícil, ¿y qué más da? Cualquier proyecto excepcional es arduo. Me encanta”, afirmaba hace un par de años en una entrevista a 'The Financial Times'. Collins arrancó su carrera de investigación en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, donde obtuvo un MBA. Su trayectoria profesional comenzó en la poderosa consultora internacional McKinsey, focalizada en resolver problemas concernientes a la administración estratégica de grandes compañías. Después, ejerció como jefe de producto en Hewlett-Packard.

El almirante Stockdale

Su voz en el mundo de los negocios ocupa un puesto privilegiado. Cientos de empresarios de todo el mundo pagarían un dineral para que les asesorase. Al igual que otros de sus coetáneos, como Tim Peters, posee una personalidad poco común y un enfoque un tanto provocador de lo que significa el éxito empresarial. Uno de sus más interesantes puntos de vista es la crítica a la idea positiva del esfuerzo que traza a través de la “paradoja de Stockdale”. Esta narra la historia del almirante James Stockdale, quien en la guerra de Vietnam fue hecho prisionero durante 8 años y sometido a todo tipo de cruentas torturas. A medida que pasaban los días, el almirante se dio cuenta de que sus compañeros presos hacían gala de un remarcado optimismo que los llevaba a imaginar o soñar que las siguientes navidades estarían en casa rodeados de sus seres queridos. Sin embargo, las pascuas se sucedían una tras otra y en su transcurso se deprimían, se rendían y fallecían. Por contrapartida, prisioneros como Stockdale, quienes eran mucho más conscientes del horror y no pretendían escaparse o evadirse de esta desesperada situación, fueron los que lograron sobrevivir.

El negocio despunta cuando los empleados van a una y tienen los procesos interiorizados, es decir, la figura del directivo ya no es imprescindible

Esta paradoja nos muestra una perfecta metáfora no solo de la vida empresarial, sino también de la personal: el esfuerzo no garantiza el éxito futuro. Para conseguirlo, no habría que aceptar la realidad adversa en la que estamos sumergidos, sino afrontarla en toda su amplitud y remar hacia delante. El exceso de optimismo conduce a múltiples riesgos que el pesimismo no pondera, sino que asume. Por otro lado, una fe inquebrantable en que las cosas van a solucionarse tampoco soluciona nada. En cierto sentido, esta idea conecta con el espíritu religioso por el cual se admite que esta vida de pecado y sufrimiento es solo un paso hacia la vida eterna, cuando en realidad lo único que es seguro es que vivimos en un único mundo imperfecto pero real que es este, con lo que no deberíamos obsesionarnos con la imagen de un futuro que no tenemos la certeza de que exista. La teoría de Collins pues, entronca con muchas de las formuladas por los grandes pensadores de nuestra era, como Friedrich Nietzsche o el raciovitalismo del español Ortega y Gasset.

El “liderazgo nivel 5”

Para Collins, la figura de un jefe motivador y pegado a su equipo no es la ideal para el triunfo empresarial absoluto. Al contrario, los negocios van bien cuando gozan de una cierta inercia en sus procesos, es decir, cuando todos los trabajadores van a una y tienen tan interiorizada la organización que la figura del líder ya no es imprescindible. Normalmente existe la creencia de que los mejores directivos han llegado a su posición por poseer un carácter firme, frío y arrogante. El estadounidense ataca esto y propone lo que él llama como “liderazgo de nivel 5”: personalidades reservadas, comedidas e, incluso, introvertidas, pero al mismo tiempo una férrea y estoica determinación. Al fin y al cabo, la cualidad idónea del jefe perfecto consiste en una mezcla entre humildad personal y voluntad profesional.

“Primero quién, después qué”

Tener un equipo motivado tampoco garantiza el éxito de una empresa. Se trata de una de las muchas críticas de Collins, ya que para él lo único necesario es disponer de las personas adecuadas. “Primero quién y después qué”, es otro de sus lemas más característicos. A la hora de afrontar un plan de negocio, lo primero que hay que tener en cuenta es quién te va a acompañar en tu travesía. Si te equivocas y escoges mal al personal, o bien le asignas una posición que no debería ser la suya, correrás el riesgo de que el resto se desmotive y la curva del crecimiento caiga estrepitosamente. Si los empleados son competentes en relación a la tarea a desarrollar, no necesitarán motivación debido a que ya cuentan con todas esas cualidades que el jefe quiere explotar. “Antes de llegar a un destino, reúne a las personas adecuadas”, resume el experto.

Los erizos son pequeños mamíferos cubiertos de púas, con cinco dedos de uñas largas al final de sus extremidades que les sirven para cavar hoyos en la tierra, llevan una vida nocturna y se alimentan de insectos. Su principal objetivo reside en alimentarse y mantenerse con vida, a salvo de los depredadores que les acechan, como los zorros. Estos últimos son más dados a la aventura, otean el horizonte en busca de presas y son fieros y determinados. Su constitución física, fina y alargada, impone mucho más que la del erizo, el cual puede ser imperceptible en medio de la naturaleza, más aún al poseer la habilidad de construir refugios bajo tierra.

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