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Los niños secretos de China: "Ninguna generación debería pasar por esto"
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Los niños secretos de China: "Ninguna generación debería pasar por esto"

Tras el fin de la política del hijo único por la alarma de una gran crisis socioeconómica, afloran las trágicas historias de los hijos no deseados del país oriental

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

“Somos como extraños, no tenemos de qué hablar. La vida habría sido completamente diferente de haber crecido con mi familia biológica. Soy una desconocida e intrusa para mi madre”. Confesiones como las de Xie Xianmei, una habitante de la provincia china de Sichuan, dejan sin palabras. Como ella, se calcula que cerca de cientos de miles de personas nacidas a partir de 1979, año de la implantación en el país oriental de la “política del hijo único”, vinieron al mundo de forma ilegal y fueron condenadas a crecer lejos de sus raíces. Separados al nacer, la mayoría de los bebés fueron donados gratuitamente a familias sin descendencia, mientras que aquellos padres y madres que desafiaron a las leyes del Partido Comunista sufrieron graves repercusiones económicas o bien fueron apartados de sus puestos de trabajo.

Pero ahora las cosas han cambiado. Casi cuatro años después de que el gobierno decidiera acabar con estas medidas encaminadas a frenar la superpoblación, los efectos ya están viéndose reflejados en el espectro demográfico del país. La Comisión Nacional de Salud emitió un informe en el que pronosticaba un crecimiento exponencial de la tercera edad, que actualmente representa el 17,3% de la población, para 2050, lo que podría plantear problemas gravísimos para el futuro del país. La paradoja es que en la actualidad son los propios ciudadanos quienes rechazan la idea de tener más de un vástago, ya que el coste de vida no deja de subir y tanto empresas como instituciones no ofrecen muchas facilidades económicas a las familias para concebir; al contrario, discriminan a las mujeres embarazadas, según informa 'Efe'.

Una medida solo puede prosperar si es aceptada, entendida y apoyada por la sociedad; si no, deriva en la coerción y la violencia

Este mismo año, el Partido Comunista ha confirmado que tiene la firme intención de aprobar una serie de medidas que permita tener a las familias chinas los hijos que quieran a través de incentivos económicos para así poner fin a tantos años de prohibiciones y controles demográficos. Pero no se trata de un error de cálculo o de aproximación, sino la sombra de una profunda crisis económica que está por llegar. El tamaño de la fuerza laboral china está bajando de forma drástica, mientras que el número de ancianos no deja de subir, por lo que de aquí a unos años habrá menos trabajadores para sostener una sociedad cada vez más envejecida. A estas conclusiones llega un reciente estudio de la Academia China de Ciencias Sociales, un grupo de expertos afines al Partido, que sugiere que la población activa se ha estancado. “El declive de la población a largo plazo, especialmente acompañado por el creciente envejecimiento, está destinado a traer consecuencias sociales y económicas muy negativas”, subrayan, para después alertar sobre la urgente necesidad de establecer políticas eficaces que puedan hacer frente a este nuevo escenario de crisis.

Pero más allá de los datos estadísticos y las previsiones demográficas o económicas subyace otro tipo de realidad. Esta es la de las parejas chinas que optaron por desafiar las órdenes del Partido Comunista desde el primer momento en que la ley se postuló. A lo largo de más de 30 años se han enfrentado a las amenazas de cuantiosas multas, abortos forzados o despidos en el sector público. Según 'Bloomberg News', no hay estimaciones fiables sobre cuántos niños han nacido de forma ilegal desde que el gobierno comenzó a restringir los nacimientos, pero es probable que ya sumen cientos de miles, sino millones.

placeholder Foto: Efe.
Foto: Efe.

Todo esto ha supuesto, como es evidente, una gran cantidad de dramas humanos para los ciudadanos del país oriental. “Una medida solo puede avanzar sin problemas si es entendida y apoyada por la sociedad, si no, depende de la coerción y de la violencia”, explica Zhang Zhihu, un profesor de 52 años que fue despedido en cuanto fue padre de su segundo hijo. El desafío al que se enfrentan ahora es cómo revertir las consecuencias y el legado de esta normativa con una población que envejece con 30 millones de mujeres menos que hombres.

Tras un final anunciado a tantas restricciones y esfuerzos del gobierno por controlar los nacimientos, el horizonte se vislumbra bastante gris. A medida que la fuerza coercitiva decrece, el número de historias de todas esas personas que se dieron de bruces con los aparatos de control del estado afloran a la superficie. 'Bloomberg News' ha recopilado algunos de los testimonios y experiencias que la política del hijo único ha provocado en la sociedad a través de dos protagonistas.

Lo que valen dos cerdos

Historias como la de Xie Xianmei, quien nació en el seno de una familia que ya tenía un hijo. Sus padres vivían en la provincia de Sichuan y fue concebida pocos días después de que Pekín presionara a los funcionarios del gobierno local para llevar a cabo un exhaustivo control de los nacimientos. Por ello, la Oficina de Planificación Familiar dio a sus progenitores dos opciones que debían acatar: o pagaban una multa de 8.500 yuanes (unos 1.086 euros aproximadamente, lo que equivale en la economía china a más de 12 veces un salario medio) o daban a su niña en adopción. Al final, y debido a la imposibilidad de asumir el coste de la multa, la pareja escogió la segunda opción. Así, Xie fue “reasignada”, en el lenguaje burocrático chino, a un padre soltero que pagó 200 yuanes, una suma que consiguió recaudar tras la venta de dos cerdos.

La vida que le esperaba a Xie en su nuevo hogar no fue nada prometedora, más bien al contrario; repudiada por su entorno al ser la acogida, abandonó la escuela a los 14 años para dedicarse a trabajos ocasionales por todo el país, desde tareas domésticas hasta ser empleada en una fábrica de leggins. En 2013 decidió trazar una búsqueda de sus padres biológicos tras ver un programa de televisión en el que aparecían personas en situaciones parecidas. Ahora, después de haber conseguido dar con su madre, siente que son dos completas desconocidas. “Somos como extraños, no tenemos mucho de qué hablar”, reconoce. Actualmente, Xie es madre de un niño de un año de edad y ama de casa.

Foto: Yu Hong, autora de 'Networking China'.

"Secret Child"

Darry Chen es un estudiante de cine de 23 años residente en Londres. La mayor parte de su vida la ha pasado con la familia de la hermana de su abuelo en la provincia de Guangdong, al sur de China. Sus padres, una maestra de escuela primaria y un funcionario estatal, a los que él siempre reconoció por los sobrenombres de “el tío y la tía”, tuvieron que confiar a Chen a familiares y vecinos nada más nacer. Al cumplir seis años de edad, sus verdaderos padres le contaron toda la verdad y le llevaron con ellos a la ciudad. El proceso de aceptación no fue nada fácil. “Me sentí como si fuera un invitado”, asegura Chen. “No me sentía cómodo a la hora de hablar. Siempre tuve miedo de hacer algo mal”.

El gobierno ya se ha propuesto fomentar la natalidad a través de medidas económicas para marzo de este mismo año

Como Xie, siente que por culpa de esta política, ha llevado una vida al margen de la de sus progenitores, una vida arrebatada que ya nunca jamás podrá recuperar. Ahora, en suelo británico, estudia en la University of the Arts London y ha creado una publicación titulada “Secret Child” en el popular sitio web chino Zhihu donde, de forma parecida a foros como Reddit, la comunidad de usuarios crea, responde, edita y organiza todo tipo de preguntas agrupadas por bloques temáticos. También ha producido un documental de 15 minutos en el que presenta entrevista entre padres biológicos y familias de acogida. Aunque Chen espera que algún día este documento audiovisual tenga repercusión, por ahora su acceso es restringido; sus padres todavía trabajan en el sector público, y si el gobierno se enterase de que su hijo ha trabajado en algo así, podrían sufrir represalias laborales.

“Nuestras historias tienen que ser contadas”, asegura Chen. “Precisamente para que ninguna generación después de la nuestra pase por esto. No estoy criticando la política o culpando al gobierno, solo quiero documentar este fenómeno como fruto de una era determinada. No debe olvidarse”, concluye. Según 'Efe', el gobierno del primer ministro, Li Keqiang, ya tiene sobre la mesa estudios de viabilidad para formentar la maternidad a partir de medidas económicas que deberán ser aprobadas y ratificadas en el plenario anual del legislativo para marzo de este mismo año.

“Somos como extraños, no tenemos de qué hablar. La vida habría sido completamente diferente de haber crecido con mi familia biológica. Soy una desconocida e intrusa para mi madre”. Confesiones como las de Xie Xianmei, una habitante de la provincia china de Sichuan, dejan sin palabras. Como ella, se calcula que cerca de cientos de miles de personas nacidas a partir de 1979, año de la implantación en el país oriental de la “política del hijo único”, vinieron al mundo de forma ilegal y fueron condenadas a crecer lejos de sus raíces. Separados al nacer, la mayoría de los bebés fueron donados gratuitamente a familias sin descendencia, mientras que aquellos padres y madres que desafiaron a las leyes del Partido Comunista sufrieron graves repercusiones económicas o bien fueron apartados de sus puestos de trabajo.

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