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Por qué Embajadores no es un barrio 'cool', según un arquitecto que se marchó de allí
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"LA LISTA DE 'TIME OUT' CARECE DE RIGOR"

Por qué Embajadores no es un barrio 'cool', según un arquitecto que se marchó de allí

La elección del popular barrio madrileño como el más guay del mundo por una conocida revista señala la llegada de inversores oportunistas al centro de Madrid

Foto: El barrio más 'cool' del mundo. (iStock)
El barrio más 'cool' del mundo. (iStock)

Ha sido uno de los debates de la semana: Madrid podía presumir de tener el barrio más guay del mundo, según los expertos de la revista 'Time Out'. Durante un par de días, los periódicos y telediarios españoles han frito a preguntas a los viandantes y vecinos, algunos celebrando la victoria y otros quejándose de los disparados precios de los alquileres. Lo que se echa de menos es un cuestionamiento de los criterios para esta elección. El enfoque escéptico lo aporta Álvaro Ardura, arquitecto, urbanista y coautor del ensayo clásico 'First We Take Manhattan. La destrucción creativa de las ciudades' (La Catarata, 2016). "En general, son 'rankings' poco rigurosos. Una publicación como 'Time Out' genera sus ingresos de la publicidad, en contraposición a 'Lonely Planet', que depende más de la fiabilidad de sus guías entre las personas que pagan por ellas. Además habría que delimitar en qué consiste ser 'cool'. Desde luego, si tiene un componente transgresor o innovador, 'Time Out' llega tarde. La revista 'Traveler', por ejemplo, lleva tiempo dedicando espacio a los barrios al sur del Manzanares. En 2016, 'El País' ya llamó 'Bruclin' a Puerta del Ángel, en un juego de palabras con el barrio más 'cool' de Nueva York. Incluso Airbnb incluía el año pasado a Usera entre los barrios con mayor potencial del mundo. También a Puente de Vallecas. Creo que en esos espacios es donde realmente están surgiendo cosas nuevas, y también hay gente tratando de lucrarse de ellas. A Lavapiés ya solo están llegando los inversores más conservadores dentro de los oportunistas", advierte.

Excusas para subir precios

Además, muchos medios han cometido el error de preguntar si los vecinos están de acuerdo con 'Time Out', cuando en realidad la lista no tiene que ver con ellos, sino con los turistas. "Lavapiés resistió una primera ola de gentrificación, derivada del proceso de rehabilitación porque parte de su parque residencial no era 'apto para todos los públicos'. Hablamos de viviendas muy pequeñas, interiores, sin ascensor... poco adecuadas para familias con niños, por ejemplo. Tenían la virtud de ser baratas. Tras la rehabilitación, los mejores pisos se llenaron de nuevos habitantes de rentas más altas, pero una parte muy importante del barrio seguía siendo trabajadores mal pagados", recuerda.

El turismo se ha convertido en la excusa perfecta para forzar precios al alza en la renovación de contratos

¿Cómo ganó la batalla el sector inmobiliario? "Con la llegada de la explotación turística, ya que un visitante se puede permitir estar dos días subiendo cuatro pisos sin ascensor y que su corrala tenga poca iluminación. Además, si se sabe gestionar, este alquiler turístico genera más ingresos que el convencional. Al menos hasta ahora, cuando este ha subido tanto que ya da igual un uso que otro. Este proceso se ha convertido en la excusa perfecta para forzar precios al alza en la renovación de contratos. Por eso, mucha gente ya se está yendo. Solo resisten las comunidades extranjeras más concentradas, a las que cada vez les pondrán mas presión encima por parte de esos nuevos moradores, que a diferencia de los anteriores ya no les miran tan bien", lamenta Ardura.

Los primeros en verlo

Un problema del que se habla poco es que la alta rentabilidad del uso residencial provoca un monocultivo, poco propicio para lo que se conoce como ‘hacer barrio’. "La turistificación ha expulsado otros usos —comerciales, productivos…— que hacen que la gente que quiere vivir allí, y todavía se lo puede permitir, cada vez lo tenga mas difícil", denuncia. Otro de los conflictos más interesantes tiene que ver con el análisis político que se puede hacer de estos cambios. Lavapiés, Embajadores y Arganzuela son zonas altamente ligadas a partidos de la izquierda madrileña, especialmente Podemos y Ahora Madrid. Registran una alta densidad de bares, librerías y teatros afines, además de asociaciones cercanas a sus posturas. "Es cierto que Lavapiés concentraba parte de la población socialmente mas activa de la capital. Pero, por ejemplo, Ahora Madrid es más amplio que ese sector. También hay que destacar que uno de sus concejales, Jorge García Castaño, fue uno los primeros que comprendieron la amenaza que suponían las viviendas turísticas para Lavapiés. Como poco, lo vio antes que yo", reconoce.

Se ha pecado de cierta ingenuidad por parte de aquellos que aseguraban que Lavapiés era ingentrificable

Para terminar, Ardura admite algún análisis errado por parte de los activistas del barrio. "Quizá se ha pecado de cierta ingenuidad, por lo menos aquellos que decían que Lavapiés era ingentrificable. Otra cosa es este mecanismo perverso de que cierta clase creativa (en términos de Richard Florida) o pequeña burguesía intelectual (expresión de Jean Pierre-Garnier) lleva a los barrios valores que una burguesía más amplia comparte, y que después el mercado explota. La innovación, el diseño, la cultura, el 'saber vivir' ligado a la gastronomía... todo eso son signos distintivos de lo 'cool' (aún transgresor) que están muy bien mientras sean asequibles, pero que muy fácilmente luego se banalizan y se convierten en mercancía de consumo puro y duro. Pero no creo que sea justo hacer recaer toda la responsabilidad en los partidos que mencionas (un ambiente en el que yo me puedo incluir). Hace tiempo que la llamada clase creativa se está yendo de Lavapiés. Después de las últimas subidas, pueden conseguir casas del mismo precio pero más tranquilas, grandes y cómodas en otros barrios". El propio Ardura se mudó el año pasado de Embajadores a la Ribera del Manzanares, "que será uno de los siguientes barrios en gentrificarse", apuesta.

Ha sido uno de los debates de la semana: Madrid podía presumir de tener el barrio más guay del mundo, según los expertos de la revista 'Time Out'. Durante un par de días, los periódicos y telediarios españoles han frito a preguntas a los viandantes y vecinos, algunos celebrando la victoria y otros quejándose de los disparados precios de los alquileres. Lo que se echa de menos es un cuestionamiento de los criterios para esta elección. El enfoque escéptico lo aporta Álvaro Ardura, arquitecto, urbanista y coautor del ensayo clásico 'First We Take Manhattan. La destrucción creativa de las ciudades' (La Catarata, 2016). "En general, son 'rankings' poco rigurosos. Una publicación como 'Time Out' genera sus ingresos de la publicidad, en contraposición a 'Lonely Planet', que depende más de la fiabilidad de sus guías entre las personas que pagan por ellas. Además habría que delimitar en qué consiste ser 'cool'. Desde luego, si tiene un componente transgresor o innovador, 'Time Out' llega tarde. La revista 'Traveler', por ejemplo, lleva tiempo dedicando espacio a los barrios al sur del Manzanares. En 2016, 'El País' ya llamó 'Bruclin' a Puerta del Ángel, en un juego de palabras con el barrio más 'cool' de Nueva York. Incluso Airbnb incluía el año pasado a Usera entre los barrios con mayor potencial del mundo. También a Puente de Vallecas. Creo que en esos espacios es donde realmente están surgiendo cosas nuevas, y también hay gente tratando de lucrarse de ellas. A Lavapiés ya solo están llegando los inversores más conservadores dentro de los oportunistas", advierte.

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