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La mejor forma de prevenir la causa más frecuente de muerte infantil accidental
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Un chapuzón seguro

La mejor forma de prevenir la causa más frecuente de muerte infantil accidental

El verano pasado fue terrible en cuanto al número de ahogamientos infantiles en piscinas. A continuación, te damos algunos consejos necesarios para evitar sustos

Foto: ¡¡Al agua patos!! (Efe)
¡¡Al agua patos!! (Efe)

La actividad más típica del verano también puede acabar en pesadilla. Darse un chapuzón en una piscina, en una playa o un embalse resulta todo un foco de diversión para pequeños y mayores, pero también plantea algunos riesgos. El año pasado fue un año negro en cuanto a ahogamientos se refiere: un total de 284 personas en España dieron su útlimo respiro debajo del agua, un 17% más que en 2016. Tal es el problema que la cifra representa más o menos la mitad que la de los accidentes de tráfico.

Se trata de una serie de accidentes fatales en los que se repara poco, ya que está muy asociada al tiempo libre y las actividades lúdicas estivales. Ocurre en todas las franjas de edad, pero especialmente entre los más pequeños. El 53% de los menores ahogados el año pasado en espacios acuáticos murieron en piscinas, un 15% en playas y el 32% restante en puertos, ríos, embalses u otras instalaciones, según datos de la Asociación Española de Técnicos en Socorrismo Acuático.

La mejor forma de prevención también es la más divertida: date un chapuzón con ellos y disfruta mientras les vigilas

Conseguir prevenir y evitar este tipo de tragedias es trabajo de todos, pero sobre todo de los miles de socorristas que están acreditados en estos entornos tan veraniegos. En las zonas en las que no se encuentra un profesional del socorrismo viligando, las posibilidades de sobrevivir al accidente se reducen muchísimo. El tiempo es crucial en los ahogamientos. Un puñado de segundos puede decantar la balanza entre la muerte y la vida, de ahí la necesidad expresa de que el entorno más inmediato de una posible víctima conozca perfectamente las técnicas de primeros auxilios y reanimación pulmonar.

La Asociación Nacional de Seguridad Infantil lanza cada año un decálogo de recomendaciones y medidas preventivas para evitar la que es una de las dos mayores causas de muerte infantil en España. Aquí incluimos algunas de ellas:

Supervisión continua

Aunque la figura del socorrista pueda ser tranquilizadora, conviene que desde que el niño se mete en el agua no perderle la vista. Tampoco andar detrás de él o impedirle que juegue con los demás, pero sí estar al tanto de todo lo que pueda ocurrir. La Asociación extiende una normal llamada de 10/20: cada diez segundos el adulto debe mirar a la piscina para comprobar si hay niños dentro. Cuidado con las distracciones de móvil o redes sociales. Otro truco que nunca falla y que te dará más tranquilidad es supervisar a tu pequeño desde dentro de la piscina. Él se lo pasará en grande jugando contigo y tú estarás ahí para que disfrute y, a la vez, protegerle de cualquier riesgo.

Foto: Una piscina como esta, del Canal de Isabel II, puede albergar millones de gérmenes. (Efe)

Dispositivos de rescate

Por norma, todas las piscinas deben disponer de salvavidas, pértiga, teléfono y demás equipos de rescate básicos. Contacta con el socorrista y asegúrate de que posee todos estos elementos a su alcance para actuar de inmediato en caso de una emergencia. Del mismo modo, pregúntale por todas tus dudas relativas a la seguridad de tu hijo en el entorno de la piscina, ya que para eso está. Si en vez de estar en una piscina, las vacaciones son en un embalse en medio de un paraje natural, no se te olvide poner el salvavidas para que el pequeño flote por sí solo. Desconfía de los manguitos o flotadores. Son más útiles para enseñar a nadar que para salvar. Para evitar lesiones, intenta que tu hijo se aleje de las partes mecánicas y los filtros de la piscina.

placeholder Ya lo sabes: juega con ellos y estáte pendiente. (iStock)
Ya lo sabes: juega con ellos y estáte pendiente. (iStock)

Aprendizaje y educación

Como es evidente, no dejes que tu hijo se meta en la zona en la que más cubre si no sabe nadar o desconoce las nociones básicas para mantenerse a flote. Aunque se bañe en la piscina pequeña, tampoco debes obviar otro tipo de accidentes, como golpes con el suelo del fondo o malas caídas que puedan lesionarlo.

Lo más importante: disfruta con ellos

Como no podía ser de otra forma, si vas de vacaciones con tus hijos es para estar con ellos y disfrutar de su compañía que el resto del año no es tan frecuente debido a la dificultad de conciliar la vida familiar con la laboral. Aprovecha el momento y dáte el chapuzón con ellos. Jugad juntos, enséñale a la nadar, aprenderá con tu ejemplo.

La actividad más típica del verano también puede acabar en pesadilla. Darse un chapuzón en una piscina, en una playa o un embalse resulta todo un foco de diversión para pequeños y mayores, pero también plantea algunos riesgos. El año pasado fue un año negro en cuanto a ahogamientos se refiere: un total de 284 personas en España dieron su útlimo respiro debajo del agua, un 17% más que en 2016. Tal es el problema que la cifra representa más o menos la mitad que la de los accidentes de tráfico.

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