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El macronegocio de la educación: el hombre que se forró con clases extraescolares
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su patrimonio es de 1.300 millones

El macronegocio de la educación: el hombre que se forró con clases extraescolares

Hace 15 años, Zhang Bangxin era un profesor de matemáticas que compaginaba varios empleos para sobrevivir. Ahora, es una de las personas más ricas del mundo

Foto: Estudiantes la tarde antes del "gaokao" en un instituto de Handan, en la provincia de Hebei. (Reuters)
Estudiantes la tarde antes del "gaokao" en un instituto de Handan, en la provincia de Hebei. (Reuters)

Todos nacemos, morimos, y en algún momento entre una cosa y otra, es muy probable que recibamos educación formal en colegios o institutos. El de la formación es un negocio en crecimiento exponencial, a medida que la población global crece, los niveles de analfabetización descienden y las empresas privadas irrumpen tanto complementando aquellas facetas de la educación a las que no llegan las administraciones públicas como convirtiéndose en alternativa. El miedo a quedar atrás en un entorno altamente competitivo en el que, se nos dice, quien tenga más y mejor formación superará al resto, es el combustible ideal para una industria que seguirá creciendo en las próximas décadas.

Un ejemplo muy revelador es el de TAL Education, una empresa que ofrece clases extraescolares a los niños chinos. En la cabeza de los padres a la hora de apuntar a sus hijos a los cursos de esta empresa probablemente se encuentre el 'gaokao', el polémico examen conocido como “el más difícil del mundo”y que determina el destino de los pequeños chinos. Para muchos ellos, especialmente los procedentes de zonas rurales con menos recursos, se convierte en una cuestión de vida o muerte tanto para ellos como para sus familias. Y qué mejor que invertir en clases privadas para alcanzar ese objetivo.

Bangxin tiene una fortuna de 1.300 millones de dólares. Hace 15 años, se ganaba la vida dando cursos de apoyo de matemáticas

Eso es lo que deben de haber pensado los padres de los alrededor de 1,9 millones de estudiantes que, según las previsiones de crecimiento de la empresa recogidas por 'Bloomberg', serán tutorizados en 2018. Un crecimiento brutal en los últimos tiempos, casi del 50% interanual. En 2017 la empresa reportó unos beneficios de 1.700 millones de dólares (unos 1.454 millones de euros), y su fundador y presidente, Zhang Bangxin, figura en el puesto número 334 (44 entre los chinos) de la lista 'Forbes' con un patrimonio de 1.300 millones de dólares (1.112 millones de euros). Nada mal para un hombre que, hace unos 15 años, se ganaba la vida dando cursos de apoyo de matemáticas.

El pionero de la educación privada

Al lado del nombre de Bangxin, su edad (38 años) y su dedicación –tutor de clases extraescolares– figuran las palabras mágicas: Hecho a sí mismo”. La leyenda rodea a este hijo de un vendedor de fideos de la provincia rural de Jiangsu. Una pequeña biografía publicada cuando obtuvo el premio de Emprendedor del Año aseguraba que en 2003, cuando estudiaba en la Universidad de Pekín, tenía siete trabajos a tiempo parcial para sobrevivir y ayudar a sus padres. Sin embargo, decidió abandonar su doctorado en Ciencia y dedicarse al emprendimiento ofreciendo a gran escala lo que y hacía: dar clases extraescolares. Lo que durante décadas fue un pequeño trabajo para que docentes obtuviesen un sobresueldo, pasó a convertirse en un complejo sistema de tutores extendido por todo el país.

placeholder Bangxin, retratado en 2013.
Bangxin, retratado en 2013.

Su primer paso fue fundar Xueersi, una escuela de clases extraescolares para primaria y secundaria, que fue expandiéndose hasta los 500.000 alumnos. Fue el germen de TAL, aplicando lo que en teoría se considera el “modelo Xueersi”: “Clases abiertas y reembolsos siempre disponibles”. En definitiva, si uno no queda satisfecho –o si su hijo no obtiene los resultados esperados– se le devuelve el dinero. Garantizado, recuerda siempre la empresa: los padres pueden observar gratuitamente las clases y juzgar por sí mismos. Como recordaba un perfil publicado en 'Forbes' sobre Bangxin, niños desde los dos años de edad se enfrentan a clases de entre una hora y media y dos horas de duración a lo largo de toda la semana (incluidos sábados), generalmente de matemáticas o inglés, esas asignaturas ligadas a la industria tecnológica global.

Las clases cuestan alrededor de 17 euros la hora, una elevada cantidad comparada con el nivel de vida de China, donde el sueldo medio de un trabajador no cualificado se encuentra en el equivalente a un euro y medio por hora. A menudo, los tutores acompañan al estudiante desde los primeros años de su vida hasta ese momento crucial que es el 'gaokao'. Las innovaciones han sido paulatinas y se han ido adaptando a las tendencias del momento. En 2010, por ejemplo, arrancaron las clases 'online' y en 2015 se implementó la 'flipped classroom' que permitía a los estudiantes interactuar en línea. Uno de los últimos pasos ha sido una app que permite a los estudiantes ponerse en contacto con sus tutores en cualquier momento.

Las autoridades chinas son cada vez más conscientes de que su actual obsesión por los exámenes está dañando la creatividad de los niños

Los datos hablan por sí mismos, o eso parece. Millones de alumnos, un crecimiento espectacular y un valor de mercado de 25.000 millones de dólares, tres veces más que Pearson, la empresa de servicios de educación más grande del mundo. Y 25 veces más que en el momento de su salida pública a bolsa, en octubre de 2010. Ahora, Bangxin dirige su imperio desde una torre de oficinas en el distrito tecnológico de Pekín, llamado Zhongguancun, donde también se encuentran Microsoft o Lenovo. Un imperio llamado “avanzando la vida del mañana”, una traducción aproximada de las siglas TAL ('Tomorrow Advancing Life'). Pero es posible que no sea oro todo lo que reluce.

El lado oscuro del gigante

El pasado 2 de julio, la consultora Muddy Waters publicó la segunda parte de un informe con un duro título: “TAL Education, un negocio real con finanzas falsas”. En él, identificaban tanto dos transacciones claramente fraudulentas cuyo objetivo era inflar los beneficios de la empresa. La siguiente y última parte del informe explicará los pormenores que explican por qué un 25% y un 30% de su negocio central, Peiyou, está inflado. TAL, por su parte, se defendió asegurando que la información contiene “numerosos errores, especulación sin fundamento e interpretaciones maliciosas”.

Foto: Estudiantes chinos ultiman su preparación del 'gaokao' este mismo año. (Reuters/Stringer)

Otra amenaza se cierne en el horizonte para el modelo de negocio de TAL, y es la creciente consciencia por parte de las autoridades políticas chinas de que el exigente modelo oriental puede ser devastador tanto para el bienestar de los niños como a la hora de conseguir que estos desarrollen habilidades como la creatividad. Como recordaba el reportaje publicado en 'Bloomberg', los líderes del Partido Comunista, incluido el propio presidente Xi Jinping, “están preocupados por que la obsesión de su país por los exámenes esté aplastando la creatividad que podría alumbrar a los Steve Jobs de China”. El plan es centrarse en materias más abstractas, relacionadas con las Humanidades, y menos técnicas, como son precisamente las ofrecidas por TAL Education.

Además, son conscientes de que programas como TAL, que no están al alcance de todos los bolsillos, pueden contribuir a dividir aún más a las familias ricas y las pobres. De ahí que el pasado mes de febrero, el Ministerio de Educación prohibiese los rankings privados y endureciese las condiciones para obtener una licencia para impartir clases extraescolares. Es posible, además, que el trato que reciben los tutores no sea el mejor. En Glassdoor, la página destinada a valorar empresas, TAL Education obtiene una puntuación de 2,3 (sobre 5). “Gran concepto, mala implementación”, lamenta uno de los trabajadores, que recuerda que no hay vacaciones pagadas, que no se paga por hora (sino por minuto, y las clases son de 40) y que si un alumno cancela en el último momento, el profesor recibe mucho menos dinero pero debe seguir estando disponible. “El concepto de un estudiante por semestre es fantástico, pero no retendréis a los mejores profesores si seguís contando cada céntimo”.

Todos nacemos, morimos, y en algún momento entre una cosa y otra, es muy probable que recibamos educación formal en colegios o institutos. El de la formación es un negocio en crecimiento exponencial, a medida que la población global crece, los niveles de analfabetización descienden y las empresas privadas irrumpen tanto complementando aquellas facetas de la educación a las que no llegan las administraciones públicas como convirtiéndose en alternativa. El miedo a quedar atrás en un entorno altamente competitivo en el que, se nos dice, quien tenga más y mejor formación superará al resto, es el combustible ideal para una industria que seguirá creciendo en las próximas décadas.

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