El truco con el que Glovo evita dar de alta a sus falsos autónomos
El centro de Zaragoza de la compañía manda a sus repartidores una plantilla de una carta en la que renuncian a estar dados de alta en la Seguridad Social porque les perjudica "moralmente"
Los 'riders' de Glovo, esos chicos que surcan las ciudades en bicicleta para llevar recados a domicilio, tienen unas condiciones de trabajo bastante malas. Al menos, en lo que a su protección y derechos se refiere. Esa fue la conclusión a la que llegó la inspección de trabajo sobre algunos de los principales centros de la empresa. Y en el caso de Zaragoza, obligó hace poco a dar de alta a los empleados en la Seguridad Social, tras haber llegado a la conclusión de que se trataba de falsos autónomos. Pero la compañía ha decidido contraatacar. Por eso, el pasado 11 de este mes mandó un correo electrónico a sus trabajadores bajo el asunto "Tema S. Social" en el que les facilitaba una plantilla de una carta para presentar su renuncia al Régimen General. Ya viene todo escrito por la empresa, excepto el nombre, el domicilio y el DNI que deben rellenar cada uno de los interesados. El mensaje no viene firmado por nadie en concreto.
"El alta ha sido realizada sin mi consentimiento y en contra de mi realidad y mi voluntad y me está causando un perjuicio económico y moral", se puede leer en el modelo. Un 'rider' ha puesto estos hechos en conocimiento del sindicato UGT. "Lo del daño moral me pareció el colmo", comenta en conversación con este diario. "Por supuesto que somos falsos autónomos. Hay unos puntos de excelencia y si no los cumples te quedas sin trabajo. De esa manera se aseguran de que haces el trabajo y los turnos que les convienen a ellos, no a ti", afirma. Sin embargo, en la carta, los trabajadores deben firmar debajo de frases como "escojo cuando quiero trabajar", "tengo flexibilidad absoluta" o "soy mi propio jefe".
En realidad, es como una especie de empresa fantasma y si no cumples lo que te mandan no acabas bien
"¡Claro que te dicen lo que tienes que hacer!", exclama el empleado, que revela que las instalaciones de la empresa en Zaragoza son "una mini oficinilla donde solo te reciben cuando entras para darte unos cursillos", pero que después "no hay espacios comunes donde se pueda crear una estrategia común entre los repartidores". "En realidad, es como una especie de empresa fantasma", prosigue. Ellos reciben las órdenes y los pedidos a través de la aplicación y el trato en persona con superiores y pares se reduce a la mínima expresión. "Es todo muy raro y si no cumples con lo que te dicen, no acabas nada bien", concluye.
El mensaje viene con un breve encabezado que reza. "Debido al hecho que originó la Seguridad Social dando de alta a todos en el Régimen General sin preguntar, para que no tengáis problema alguno, rellenar este texto en un documento y entregarlo en la misma Seguridad Social rellenado".
Estratagema judicial
Para David Martín, responsable sindical de UGT de Servicios, Movilidad y Consumo en Aragón, se trata "de una estrategia procesal de cara al juicio que se celebrará después de que ellos hayan impugnado a inspección de trabajo". "En su momento, el diagnóstico fue claro y se los declaró falsos autónomos", rememora el sindicalista, que cree que las cartas de renuncia "son una trampa que no va a colar". Por supuesto, para Martín estos documentos han sido firmados "bajo coacción porque si no los rellenas no te van a volver a dar trabajo". Según charlas informales que han mantenido los inspectores de trabajo con los representantes de los trabajadores, no es tan infrecuente la treta de las cartas de renuncia que, supuestamente, mandan de manera espontánea los repartidores.
Glovo, sin embargo, afirma que superó "una inspección de trabajó que se inició en diciembre 2015 y finalizó en 2016, validando nuestro modelo de negocio. En dicha inspección se analizó en detalle cómo operábamos y, tras un análisis minucioso, superamos con éxito la inspección laboral que validó nuestra forma de operar y colaborar con los glovers. Confiamos en el modelo actual y seguiremos mejorando la Plataforma Tecnológica con la finalidad de tener cada vez más satisfechos a nuestros tres ejes principales: usuarios, partners y glovers".
Las plataformas piden "un marco normativo específico para esta actividad concebida antes de la revolución digital"
Las condiciones de trabajo en estas empresas de reparto y, en general, en aquello que se ha dado en llamar la economía colaborativa, han pasado a un primer plano en los últimos tiempos. Y casi siempre por asuntos poco edificantes. Estas investigaciones que se extendieron en los centros de Barcelona, Bilbao, Madrid o Zaragoza de Glovo o Deliveroo, también se planea que pongan el punto de mira sobre otras muy semejantes, como Uber Eats. En esta ocasión, y en el caso de Deliveroo, los inspectores concluyeron que los "riders están absolutamente subordinados a la empresa". Tanto como para firmar de su puño y letra que estar dados de alta en la Seguridad Social les causa un "gran perjuicio moral".
El pasado jueves, las distintas plataformas han mostrado su "compromiso de colaboración" con el Gobierno para, "junto al resto de actores", crear "un marco normativo específico para esta actividad concebida antes de la revolución digital". Lo que sostienen es que debe crearse un régimen especial para "microemprendedores".
Los 'riders' de Glovo, esos chicos que surcan las ciudades en bicicleta para llevar recados a domicilio, tienen unas condiciones de trabajo bastante malas. Al menos, en lo que a su protección y derechos se refiere. Esa fue la conclusión a la que llegó la inspección de trabajo sobre algunos de los principales centros de la empresa. Y en el caso de Zaragoza, obligó hace poco a dar de alta a los empleados en la Seguridad Social, tras haber llegado a la conclusión de que se trataba de falsos autónomos. Pero la compañía ha decidido contraatacar. Por eso, el pasado 11 de este mes mandó un correo electrónico a sus trabajadores bajo el asunto "Tema S. Social" en el que les facilitaba una plantilla de una carta para presentar su renuncia al Régimen General. Ya viene todo escrito por la empresa, excepto el nombre, el domicilio y el DNI que deben rellenar cada uno de los interesados. El mensaje no viene firmado por nadie en concreto.
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