El misterioso tesoro que está acabando con las vidas de los exploradores

Un día cualquiera del verano pasado, Jeff Murphy, de 53 años, abandona su casa afincada en los suburbios de 'La Ciudad de los Vientos' para embarcarse en una aventura digna de película de Indiana Jones. Es una mañana limpia y resplandeciente del verano pasado. Su estela se pierde al internarse en las profundidades del Parque Nacional de Yellowstone para no volver jamás. Su caminata, a través de un vasto sendero de montaña, pudo haberle demorado medio día, según intuyeron las pesquisas de los investigadores para dar con su paradero. ¿Qué fue exactamente lo que le llevó hasta allí?

El tesoro contiene 3 millones de dólares repartidos en zafiros, rubíes, estatuas de jade, esmeraldas, diamantes y cientos de pepitas de oro

Bienvenidos a un episodio más de uno de los más grandes enigmas de la historia reciente y que lleva cautivando a los exploradores norteamericanos durante siete años: el posible hallazgo de un tesoro enterrado en las Montañas Rocosas, propiedad del vendedor de antigüedades Forrest Fenn, y con un valor económico aproximado de 3 millones de dólares repartidos en zafiros, rubíes, monedas, antiguas estatuillas de jade chino, esmeraldas, diamantes y cientos de pepitas de oro, algunas tan grandes como huevos de gallina.

Los trabajadores del parque desplegaron una operación de búsqueda masiva y sin precedentes. El objetivo, encontrar señales del paradero de Murphy. Ocho equipos de excursionistas, cuatro de caballos, cinco de perros, más un helicóptero, rastrearon sin cesar toda la zona de Turkey Pen Peak, cuya cumbre de 2.133 metros preside el río Yellowstone. El 9 de junio, el equipo de rescate acaba encontrando el cuerpo de Murphy en el fondo de una pendiente empinada y rocosa, según informa 'The Washington Post'.

El portal de noticias local Kurl afirmó hace unos días que el cuerpo de Murphy fue encontrado el 9 de junio. El informe del incidente asegura que el explorador parece que dio un paso en falso y cayó 150 metros por la ladera de la montaña. Los funcionarios del parque sugirieron en octubre que su muerte estaba relacionada de algún modo con el tesoro de Fenn, pero se negaron a dar más detalles de la investigación.

Fenn se ofreció a pagar el helicóptero para rescatar al hombre desaparecido

Dicho informe recalca que Murphy envió un correo electrónico al dueño del tesoro, Forrest Fenn, en los días previos a su muerte. “El hombre que invitó a la gente a buscar su cofre de oro y joyas en las Montañas Rocosas" -es decir, Fenn-, "estaba muy preocupado por Murphy, y también se ofreció a ayudar a pagar un helicóptero para encontrar al hombre desaparecido”, declaró el medio de noticias 'Kurl8'. “También escribió que nunca había estado en el área donde Murphy cayó”.

Jeff Murphy: un padre de familia

Esta última semana, Erica Murphy, la esposa de Jeff, concedió una entrevista al 'Albuquerque Journal' en la que mencionaba la fascinación que causó a su marido la historia del tesoro de Forrest Fenn, al leer sobre ella en una revista de aerolíneas. Asegura que Jeff compró en una librería de Santa Fe las memorias de Fenn, 'The Thrill of The Chase'. “Adoraba cualquier cosa que le hiciera usar el cerebro”, subrayó. “Además, le encantaba estar en la naturaleza”.

Mi marido era plenamente consciente de los riesgos y por nada del mundo le impediría a nadie realizar la aventura

No solo ella habla en dicha entrevista; también el causante de tanta expectación por hallar el tesoro y autor de la obra que cautivó a Murphy: Forrest Fenn. “El tesoro no está escondido en un lugar peligroso, y ya he dicho que nadie debe buscarlo en un sitio en el que un hombre como yo de 80 años no pueda ocultarlo”, recalcó.

Jeff Murphy, quien había trabajado como vicepresidente de la Asociación Internacional de Electrodomésticos, dejó tras la aventura a su esposa y dos niños pequeños. Sin embargo, Erica no ha querido vincular ni culpar a Fenn de la muerte de su marido, asegurando que era plenamente consciente de los riesgos y que por nada del mundo “le habría querido impedir a nadie” realizar la aventura.

En busca del tesoro perdido

El caso de Fenn no es, ni mucho menos, el primero. El propio Forrest Fenn estima que decenas de miles de personas lo han buscado y compartido sus experiencias en blogs y foros de búsquedas de tesoros. Uno de sus motivos para esconderlos fue “sacar a los niños del sofá y alejarlos de los videojuegos”, según señaló en una entrevista a ABC en 2015.

A principios de 2016, Randy Bilyeu, uno de los seguidores más entusiastas de Fenn, se aventuró por las tierras salvajes de Nuevo México. Los días pasaron y nadie supo nada de él. Seis meses después, los oficiales sacaron sus restos del Río Grande.

La vida es demasiado corta para usar cinturón. Si alguien se ahoga en la piscina, no debemos drenarla, sino enseñar a nadar

Semanas después de que Murphy iniciara su viaje fatal a Yellowstone, Paris Wallace, de 52 años, murió durante un viaje a las cumbres de Nuevo México para encontrar el cofre. El pastor de Colorado desapareció en una zona accidentada de la Quebrada del Río Grande, según informó 'The Post'. Su cuerpo, al igual que el de Bilyeu, fue sacado del río.

Ese mismo verano, Eric Ashby, de 31 años, fue a hacer rafting en un tramo turbulento del río Arkansas en Colorado. Semanas más tarde, sus restos se encontraron a varias millas del río. Otro cazador de tesoros, según confirmaron los funcionarios.

Este tesoro podría no existir en realidad. Quizás es una gran broma perpetrada por un hombre loco y fanático. Aún así, han sido muchas las personas que han recorrido las colinas y cadenas montañosas del oeste de Estados Unidos. Todavía nadie ha vuelto rico. Otros siguen tras su pista. Se supone que está escondido en a una altura de más de 1.500 metros entre Santa Fé y la frontera con Canadá. Un poema de 2010 ofrece pistas sobre cómo encontrar la recompensa: “Oídme todos y oídme bien / tu esfuerzo valdrá la pena / si eres valiente y en los bosques / yo te otorgo el derecho al oro.”

A la luz de las muertes, Fenn ha ofrecido respectivas condolencias a los familiares de las víctimas y alentado a mantenerse a salvo durante sus excursiones. “La vida es demasiado corta para usar cinturón y tirantes”, le dijo al 'New York Times' el mes pasado. “Si alguien se ahoga en la piscina, no debemos vaciarla, debemos enseñar a la gente a nadar”.