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"No sé si es una pantera pero cada vez más gente en Guadalajara ha visto este bicho"
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en la serranía norte de la provincia

"No sé si es una pantera pero cada vez más gente en Guadalajara ha visto este bicho"

Los avistamientos se siguen sucediendo en el norte de la provincia y cada vez hay más vecinos convencidos de que conviven con un gran felino que campa a sus anchas

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A la España vacía ya solo le faltaba una pantera para convertirse en un lugar mitológico. La existencia de un gran felino (el “bicho”) se da por cierta en la Serranía de Guadalajara, una de las áreas menos poblada de Europa, marcada como “deshabitada” en los mapas de la OCDE y formada por pueblos diminutos y desperdigados que quedan prácticamente desiertos en invierno. Los testimonios y las pruebas (fotos borrosas, un vídeo grabados a distancia, huellas, restos de corzo sobre las ramas de una encina...) se suceden desde el verano y van convenciendo a cada vez más castellanos escépticos: labradores, pastores, jubilados, amantes de la naturaleza y cazadores, gente muy acostumbrada a observar y entender el campo.

Después de una jornada entera recorriendo la comarca, las opciones se reducen a dos: que un gran animal negro (o algo que se le parece mucho) esté efectivamente campando a sus anchas por los treinta kilómetros que separan Atienza de Jadraque; o que decenas de vecinos de la zona hayan entrado en una hipnosis colectiva y entusiasta que les hace ver y explicar cosas que no existen. El último avistamiento se comenta a media mañana del viernes en el bar de uno de los pueblos de la zona. Un labrador ha visto al "bicho" en la Dehesa de Negredo y ha avisado a la Guardia Civil. Asiente el camarero, asienten los parroquianos y asiente un agente de la Guardia Civil que ha parado a tomar algo. En la barra de ese bar, la pantera existe.

Las cámaras de televisión han grabado a al menos una decena de personas describiendo lo mismo: un felino negro azabache con la cola muy larga, que no puede ser un gato por su tamaño, ni ningún otro animal de los que abundan por la zona. Lidia Morales y su madre, vecinas de Cendejas de Medio, se cuentan entre las últimas. Aseguran que observaron al animal el pasado 2 de noviembre al filo de las 11 de la mañana. “Iba a llevar a mi madre al tren a Madrid y ella vio algo que al principio decía que era un corzo o un toro muy raro. Luego nos acercamos y era otra cosa. Nosotros éramos de las que no nos creíamos eso de la pantera, nos reíamos, pero allí estaba ese bicho”, recuerda.

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Dice que llamaron enseguida a la Guardia Civil y que tuvieron suerte. “Uno de sus coches estaba por la zona y me fui con ellos al lugar donde vimos el bicho. Andamos medio kilómetro y sale un perro negro con el pecho blanco y las patas blancas. Yo les digo que no era eso, que sé diferenciar un perro de lo que no es un perro. Entonces un guardia se asoma al barranco y el bicho, que estaba metido en los arbustos, sale detrás del perro, como siguiéndolo. Impresiona verlo tan de cerca, pero no tenía una actitud agresiva, al contrario, iba a su bola. El guardia me dijo que ya se encargarían ellos y ya no hemos vuelto a saber nada”, dice. La Guardia Civil no ha confirmado ni desmentido los hechos.

Testificar lo improbable

Los vecinos de la comarca dicen que aquel ni siquiera fue el primer “avistamiento” de la zona. “En verano lo vio uno de Cendejas de la Torre (pueblo limítrofe) que ahora se calla porque se empezó a reír de él todo el mundo”. Pesa el pudor de testificar lo improbable. De hecho, y tras las primeras entrevistas, Lidia y su madre han rechazado ponerse de nuevo frente a las cámaras. “Mucha gente nos cree porque nos cree o porque lo han visto con sus ojos. El último que me lo ha dicho es un cazador que volvió blanco el otro día. Pero también están los que bromean todo el rato. Hay uno aquí que ahora cada vez que me ve, me maúlla. Al principio te lo tomas bien, pero luego te cabreas, claro”.

Hay gente que no se lo cree y bromea todo el rato. Hay uno en el pueblo que ahora cada vez que me ve, me maúlla

Los que se atreven a salir en televisión, de hecho, son minoría. Los más solo acceden a hablar del tema en privado. M.R. pertenece a este segundo grupo. Nació en la zona pero vive desde hace décadas en Cataluña. “Estábamos de visita porque mi padre cumplía años. Pasamos tres días haciendo excursiones para ver corzos por los alrededores de Bujalaro, donde hay muchísimos. El tercer día vimos la pantera con toda tranquilidad, a unos sesenta metros de nosotros. Era 8 de noviembre, al atardecer. Íbamos cuatro en un Suzuki: mi cuñado, dos sobrinos adultos y yo. Estábamos siguiendo con la vista a dos corzos y observamos que empiezan saltar y a correr. Entonces aparece el bicho. Lo primero que pensamos es que era un lobo o un perro salvaje, pero se movía como un felino y luego vimos la forma que tenía. Salió de un bosquecillo, corrió por un sembrado y se metió en el siguiente bosquecillo, siguiendo a los corzos. Nos quedamos helados. Todos vimos lo mismo. Estamos totalmente seguros”.

placeholder Vista sobre el término municipal de Bujalaro. (Á.V)
Vista sobre el término municipal de Bujalaro. (Á.V)

Los primeros testimonios fueron recogidos por una televisión local (Guadalajara Media). “En verano recibimos una información que, tras contrastarla, empezamos a considerar en serio. Nos avisó un representante de productos de belleza y tras verificar que la imagen no era un montaje nos trasladamos a La Bodera para hablar con testigos en persona y tratar de seguir la pista del animal”, dice Rosa San Millán, redactora jefe y la reportera que pateó la comarca para tratar de documentar los hechos. "Cuando decidimos sacar la noticia en verano, la primera reacción, incluso de compañeros de profesión, fue que habíamos perdido el norte", recuerda.

“Hay que diferenciar”, insiste, “entre las declaraciones que hemos emitido y las personas que no se atreven a decir a cámara que hay algo merodeando por el Valle de Cañamares. Hemos hablado con muchas personas en La Bodera, Bañuelos, Jirueque, Paredes de Atienza, y en las proximidades de Jadraque, a escasos metros de la entrada del pueblo. Además, las personas con las que hemos hablado tienen un perfil muy variado, desde pastores, hasta amas de casa, pasando por trabajadores, jóvenes, mayores… Algo hay, eso es evidente, lo que no sabemos es el qué. La gente de los pueblos está muy acostumbrada a ver animales y sabe diferenciarlos”. Tras las primeras emisiones, la historia se fue extendiendo por medios locales y regionales, como La Tribuna de Guadalajara o la Televisión de Castilla-La Mancha. “Este verano más de uno se fue allí con escepticismo y volvía casi convencido”, dice uno de los reporteros.

El Seprona y la Guardia Civil confirman que han recibido llamadas de vecinos pero al menos oficialmente toman distancia, rechazan sacar conclusiones y niegan que haya un operativo en marcha. En los pueblos, el rumor es que están buscando al animal con discreción para no generar alarma. “Es una zona muy grande y vacía, apenas hay caminos, con bosques, arroyos, cuevas, es muy dificil que encuentren nada. Tendrían que poner una trampa o algo para capturarla”, comentan. Los especialistas también se muestran cautos. El grupo ecologista WWF, por ejemplo, llegó a asegurar que se trata de un "efecto óptico" fruto de la "imaginación" de la gente. Otros expertos recuerdan la alarma generada hace cuatro años en el Parque de Castala (Almería) por un caso parecido durante el que el Seprona hablaba abiertamente de la presencia de "un felino de grandes dimensiones".

Agustín López, director de biología del Zoo Aquarium de Madrid, valora que la existencia de un gran felino en a zona es “posible”. “Puede que algún particular trajese el animal y se le haya escapado de alguna manera. O que lo haya soltado. Sí que puede ser. En el famoso vídeo que se ve de lejos desde luego la forma es de pantera total, por morfología, por la forma de desplazarse... También he visto el trabajo que hicieron en Cuarto Milenio y ahí hablan veterinarios y gente de campo que ha trabajado con felinos y que le dan credibilidad a las pruebas, enseñan huellas y restos. Son personas que trabajan con esos animales y saben de lo que hablan. Y se les ve bastante seguros”.

placeholder Uno de los muladares donde podría estar alimentándose (A.V.)
Uno de los muladares donde podría estar alimentándose (A.V.)

Los zoológicos de la zona insisten en que no se les ha escapado ningún animal de esas características, de manera que la única explicación posible que encuentra López es que se trate de un ejemplar transportado de manera ilegal, “seguramente cuando era una cría”. Aunque cada vez es menos frecuente, hace décadas no era tan extraño encontrarse animales enjaulados traídos de otros continentes en grandes fincas localizadas en zonas aisladas de la geografía española. “Afortunadamente cada vez hay menos animales salvajes y las autoridades están más encima y se han endurecido los permisos. Pero el transporte ilegal sigue existiendo”.

Una vez en libertad, afirma el biólogo, su supervivencia tampoco resultaría inaudita, incluso en lo más crudo del invierno castellano. “Los grandes felinos tienen mucha tolerancia al frío. Bien guarecida por la noche, podría pasar el invierno. En los días más gélidos podría pasarlo mal, pero no es como un reptil que es biológicamente imposible que sobreviva. Allí hay mucha caza, muchísimos corzos y la pantera tiene un sistema muy depurado de caza. Además puede comer en los muladares, claro”. Algunos de los últimos avistamientos se han producido precisamente en uno de estos cementerios de animales al aire libre para las carroñeras, concretamente el que se encuentra cerca de Jadraque.

La evocación del “bicho” no ha cambiado mucho la vida en una comarca en la que apenas se ven niños durante el invierno. “Algunos tienen más cuidado a la hora de salir de paseo. Mi madre ya no quiere salir sola muy lejos, pero miedo, lo que es miedo, tampoco tiene nadie. Veremos que pasa de aquí al verano, cuando empiezan a llegar las familias a veranear”, comenta un vecino. López, el biólogo del Zoo de Madrid, recuerda que con los grandes felinos siempre hay que tener cuidado. “De momento si el animal tiene caza... Antes que un peligro para los humanos sería un peligro para el ganado y las presas más fáciles. Si tiene hambre puede llegar a los cubos de basura o al vertedero. Pero antes de ir a zonas habitadas lo normal es que agotase todas las posibilidades”.

A la España vacía ya solo le faltaba una pantera para convertirse en un lugar mitológico. La existencia de un gran felino (el “bicho”) se da por cierta en la Serranía de Guadalajara, una de las áreas menos poblada de Europa, marcada como “deshabitada” en los mapas de la OCDE y formada por pueblos diminutos y desperdigados que quedan prácticamente desiertos en invierno. Los testimonios y las pruebas (fotos borrosas, un vídeo grabados a distancia, huellas, restos de corzo sobre las ramas de una encina...) se suceden desde el verano y van convenciendo a cada vez más castellanos escépticos: labradores, pastores, jubilados, amantes de la naturaleza y cazadores, gente muy acostumbrada a observar y entender el campo.

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