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Violencia machista: "Faltan medios para que denunciar sea lo más útil"
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Violencia machista: "Faltan medios para que denunciar sea lo más útil"

En España hay registrados casi medio millón de casos de riesgo de maltrato. Varios expertos implicados explican cómo funciona la ley y cómo afrontar las situaciones de violencia

Foto: La falta de medios lastra las buenas intenciones. (iStock)
La falta de medios lastra las buenas intenciones. (iStock)

No tengas miedo. Llama, atrévete. Las campañas sobre la violencia de género suelen tener como eje principal animar a las mujeres que la sufren a denunciar a sus maltratadores. En España, desde la Ley Integral, aprobada en 2004, se han registrado cerca de medio millón de casos. Una cifra gigantesca que esconde una tremenda heterogeneidad en las circunstancias, consecuencias y gravedad de las situaciones sobre las que los agentes han actuado en alguna de estas 478.671 veces. Muchos de los expertos, particularmente expertas, no tienen tan claro que denunciar a las primeras de cambio sea buena idea. Ni que los protocolos, actualizados en 2015, funcionen lo suficientemente bien como para entender que el mecanismo que se va a poner en marcha va a concluir con un final feliz. “Lo que acaba sucediendo es muy distinto de lo que se supone que tenía que suceder y esto es así porque no hay medios suficientes”, denuncia la fiscal del juzgado de violencia de género de Valencia Susana Gisbert.

Pero no solo es una cuestión de medios. Una de las principales abogadas especialistas en el tema y que no quiere dar su nombre “porque luego se tergiversan mis palabras”, abunda en la idea: “Se dice que las víctimas deben ir a comisaría y denunciar, que en 72 horas lo vas a tener todo solucionado, que vas a tener una renta disponible y protección, pero eso solo se da en un porcentaje muy pequeño de casos. Al final, lo que se denuncia es un delito y cuando se judicializa tiene unos procesos, que muchas veces concluyen con que la mujer se tiene que volver esa misma tarde con el maltratador a la misma casa”, se lamenta esta veterana letrada, que confiesa que muchas veces es ella misma quien frena las demandas para “poder armarlas bien y saber que vas a poder obtener algo, en lugar de hacerlo a lo loco para nada”. Lo peligroso de esa precipitación "es que vas a tener que volver con él y va a estar mucho más violento después de la denuncia”.

Si no está bien pensado lo que se hace, es muy usual que luego se retire la denuncia, lo que es mucho peor que no haberla puesto

Lo cierto es que una vez se pone en marcha el programa VioGen se aplica un protocolo que se basa en unos formularios que son iguales para todas las mujeres. Los agentes tienen entonces que valorar el grado de riesgo y, en consecuencia, qué medidas se ponen en marcha. A día de hoy solo 10 casos en toda España se consideran “extremos”. “Es un sistema que es muy fácil que falle porque esas preguntas las interpretan unos agentes que no siempre están preparados”, argumenta José Antonio Burriel, presidente de la asociación No más Violencia de Género. “Al final esos protocolos lo que hacen es dificultar la acción directa y urgente y convertir en un trámite burocrático lo que debería ser mucho más ágil”, sostiene este activista y abogado, que asegura que los propios policías “se quejan en privado del sistema porque encorseta y porque aunque debería revisarse cada diez o quince días, eso nunca se cumple”.

La socialista Silvia Buabent lleva muchos años al frente de la concejalía de Igualdad de uno de los municipios más ejemplares en la lucha contra el maltrato, Fuenlabrada. Esta política, muy centrada en este problema, coincide en que “martillear con las denuncias a veces es contraproducente, aunque claro que hay que denunciar”. En su opinión, “es preferible esperar antes de ir a comisaría y que las mujeres tengan muy claro lo que va a suceder a continuación, que muchas veces no son conscientes. De hecho, en muchas ocasiones no saben muy bien ni lo que les sucede ni cómo calificarlo”. Su ayuntamiento les da todo tipo de apoyo, empezando por el psicológico y también el legal. “Hay que tener en cuenta que es muy frecuente que ese hombre al que van a mandar al cuartelillo es el padre de sus hijos y que si no está bien pensado lo que se hace, es muy usual que al ver las consecuencias retiren la denuncia, lo que es mucho peor que no haberla puesto en un primer momento”.

Pulseras que fallan

En Alcobendas, uno de los municipios ejemplo en la implementación de la ley (esta misma semana ha recibido un premio por su labor en este campo), hay un cuerpo policial local directamente dedicado solo a este asunto. Se trata del grupo Luna, que hace sin intermediarios las diligencias que se trasladan al juzgado. “Es una manera de evitar victimizar por partida doble a las mujeres”, comenta uno de los veteranos agentes que pusieron en marcha este grupo especial. “Se hace la valoración y se ponen las medidas de protección de manera inmediata si se considera oportuno, e incluso se dispone de una casa discreta para que se alojen temporalmente las víctimas”, explica el policía. A pesar de ello, este mismo año la ciudad madrileña vivió un caso muy terrible: un hombre asesinó a su pareja y al hijo de ella, de 12 años. "Hay que tener en cuenta que hay un número de casos que son inevitables, pasa con toda clase de delitos", zanja Gisbert.

Precisamente esas medidas “inmediatas” son las que echa de menos Susana Gisbert: “A la hora de vigilar, cada víctima tiene su agente, pero resulta que ese policía tiene asignadas a la vez a decenas de otras mujeres. Es un error muy recurrente centrarse en proteger a las mujeres y no en vigilar a los hombres”, explica la fiscal, que opina que las valoraciones de riesgo “son muy poco fiables porque depende de quien rellena el cuestionario y su capacidad de salirse de lo obvio”. Una crítica a la que se suma la abogada que no quiere dar su nombre: "El papel lo sostiene todo, pero la realidad no tanto”. Todos coinciden en que faltan medios y dinero. Y cuando sí se ponen, a veces, lo que falla es la propia condición humana. “Las mujeres que tienen la pulsera se acaban sintiendo seguras y se la quitan porque falla técnicamente muchas veces y salta a cualquier hora dándoles un susto de muerte. Además hay que ponerles pilas...”, subraya Gisbert, que advierte de que cuando le llegan a ella los casos “ya estamos gestionando un fracaso previo”.

El problema es de recursos: de la falta de juzgados especializados, asistencia letrada y otros medios que hay que poner en marcha

Sobre estos aspectos también coincide Buabent, que cree que las valoraciones necesitan también otros apoyos de personas que han estado en contacto con las víctimas, como los psicólogos. Muchas de estas mujeres están en una situación muy precaria, especialmente desde el punto de vista laboral, como pone de manifiesto un estudio de Adecco en el que se concluye que el 75% de quienes no se atreven a denunciar es porque no tienen manera de ganarse la vida económicamente.

Para Laura Nuño, presidenta del Observatorio de Violencia de Género de la Universidad Rey Juan Carlos, el asunto siempre acaba en la falta de recursos. "No es verdad que sea mejor no denunciar en ocasiones, porque si no lo haces no se ponen en marcha las medidas de protección", afirma. En su opinión esa posibilidad, la de que sea mejor esperar a poner la demanda, remite al problema "de la falta de juzgados especializados, asistencia letrada y otros medios que hay que poner en marcha". "Denuncien o no denuncien, que es mejor denunciar, la culpa nunca será de la víctima, sino de las administraciones implicadas", concluye.

En lo que va de año han sido asesinadas 50 mujeres y cinco niños por sus parejas.

No tengas miedo. Llama, atrévete. Las campañas sobre la violencia de género suelen tener como eje principal animar a las mujeres que la sufren a denunciar a sus maltratadores. En España, desde la Ley Integral, aprobada en 2004, se han registrado cerca de medio millón de casos. Una cifra gigantesca que esconde una tremenda heterogeneidad en las circunstancias, consecuencias y gravedad de las situaciones sobre las que los agentes han actuado en alguna de estas 478.671 veces. Muchos de los expertos, particularmente expertas, no tienen tan claro que denunciar a las primeras de cambio sea buena idea. Ni que los protocolos, actualizados en 2015, funcionen lo suficientemente bien como para entender que el mecanismo que se va a poner en marcha va a concluir con un final feliz. “Lo que acaba sucediendo es muy distinto de lo que se supone que tenía que suceder y esto es así porque no hay medios suficientes”, denuncia la fiscal del juzgado de violencia de género de Valencia Susana Gisbert.

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