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Los 'ricos' también compran marca blanca y en el Mercadona
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Los 'ricos' también compran marca blanca y en el Mercadona

Varios estudios muestran que las personas de clase media alta tienen hábitos de consumo en los supermercados muy semejantes a los de los españoles con rentas inferiores

Foto: Una señora, en el supermecado. (iStock)
Una señora, en el supermecado. (iStock)

“Tengo dinero, pero no soy tonta”, es la explicación de Elena Bernabéu, jubilada de 68 años. Esta mujer del barrio de Salamanca tiene unos ingresos superiores a los 80.000 euros anuales, lo que la convierte en clase “media alta” a efectos estadísticos. Su cesta de la compra no difiere sustancialmente de la de ninguno de los otros clientes del hipermercado. De hecho, el aspecto de la mayoría de los clientes encaja con la billetera de Elena y el contenido de sus carritos es muy semejante. Y es que las personas con mayor nivel adquisitivo, por ejemplo, compran la misma cantidad de marcas blancas que el resto y, preferiblemente, lo hacen en Mercadona, como todo hijo de vecino, según respaldan los datos de los expertos en consumo de Kantarworld.

Los hábitos de gran consumo de las rentas altas, según el panel de esta empresa especialista, son muy parecidos al del resto de consumidores. Al menos en el supermercado. Y el tipo de productos que consumen, también, con la excepción de los frescos, en los que sí se pueden advertir grandes diferencias dependiendo del dinero disponible. "No es lo mismo el tipo de carne o pescado que las conservas", advierten.

Un 70% de los que entran en una tienda van a salir con el producto que iban a comprar, sea cual sea la marca

Este segmento social, el de los "ricos", adquiere hasta un 35% de las firmas del distribuidor, solo dos puntos por debajo de la media de todos los españoles. “No tiene nada que ver el nivel socioeconómico, eso es una leyenda”, explica Ignacio Larracochea, presidente de Promarca, la asociación que engloba a los principales fabricantes. “El truco está en que es lo que hay disponible en el centro comercial que te es más cómodo y más cercano”, argumenta. “Los estudios muestran que un 70% de las personas que entran en una tienda van a salir con el producto que tenían pensado comprar, sea cual sea la marca. Si lo que ven es marca blanca, pues eso es lo que se llevarán”, insiste Larracochea, que apunta a que la responsabilidad es de los distribuidores y su afán en ocultar las firmas de fabricante.

Según datos del pasado miércoles, el grupo más destacado del mercado español sigue siendo Mercadona (el 88% de los hogares españoles ha comprado en alguna ocasión en sus centros y el 70% lo hace al menos una vez al mes). Concentra el 24,1% de este mercado. Consecuentemente, los ciudadanos con rentas más altas también han pasado por el gigante valenciano. Las tiendas ‘gourmet’ o la red de supermercados más caros de España, Sánchez Romero, no tienen una incidencia estadística relevante. No en lo que se refiere a las compras habituales. Sí se cuelan las pequeñas tiendas de barrio, que acumulan algo más del 10%.

Calidad-precio

Una parte esencial para comprender por qué quienes disponen de más dinero compran, en mucha medida, las mismas cosas que los de otros estratos económicos tiene que ver con uno de los cambios más significativos en los hábitos de consumo de los últimos tiempos: lo importante no es el precio, sino la relación calidad-precio. Y en ese sentido, también las familias con más recursos se congratulan de obtener buenos productos por menos dinero. "Las cremas de vegetales son casi mejores que las caseras y están fenomenal para lo que cuestan", confirma Marta González, de 50 años y abogada.

Una de las “modas” que se han aliado con esta tendencia es la de alabar las virtudes de algunos productos "de supermercado" (vino, conservas, licores) en centenares de webs gastronómicas. La promesa de encontrar “el gran chollo” y además esquivar esa incómoda sensación de que te están tomando el pelo si pagas más por algo que se puede obtener por un montante muy ajustado.

Casi todos los mercados tradicionales céntricos en Madrid, han pasado a ser “espacios gastronómicos” en los que la tienda tradicional ya no tiene cabida

Los mercados en el centro de las ciudades, en 2016, practicamente firmaron su defunción como puntos de venta de alimentos frescos. Casi todos los más céntricos, en el caso de Madrid, han pasado a ser “espacios gastronómicos” en los que la tienda tradicional ya no tiene cabida. Los pocos que resisten lo hacen como “espacios gourmet” y sin pretender competir con los hipermercados cercanos. Todos esos datos los ha ido desglosando Kantarworld.

También contribuye a esa horizontalidad en la gran superficie el hecho de que estos comercios llevan tiempo apostando por “lo saludable” e incluyendo recientemente incluso líneas “veganas” o “de productos internacionales”. En definitiva, el supermercado en el centro de las ciudades, salvo excepciones muy contadas, incluye todo el espectro social y compran más o menos con criterios parecidos. La diferencia está en la calidad de los productos frescos, los caprichos o la cantidad total.

“Tengo dinero, pero no soy tonta”, es la explicación de Elena Bernabéu, jubilada de 68 años. Esta mujer del barrio de Salamanca tiene unos ingresos superiores a los 80.000 euros anuales, lo que la convierte en clase “media alta” a efectos estadísticos. Su cesta de la compra no difiere sustancialmente de la de ninguno de los otros clientes del hipermercado. De hecho, el aspecto de la mayoría de los clientes encaja con la billetera de Elena y el contenido de sus carritos es muy semejante. Y es que las personas con mayor nivel adquisitivo, por ejemplo, compran la misma cantidad de marcas blancas que el resto y, preferiblemente, lo hacen en Mercadona, como todo hijo de vecino, según respaldan los datos de los expertos en consumo de Kantarworld.

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