Ocho términos en español que se utilizan mal
Adolecer, aguzar o agudizar, deber o 'deber de'... A veces se asignan a las palabras significados que no tienen o se cometen fallos más allá de los ortográficos
Expresarse bien o mal, como sabemos, no es una mera cuestión de ortografía. Se cometen otros errores sintácticos o semánticos, como el desajuste entre los términos utilizados y lo que queremos comunicar con ellos. La impropiedad léxica es precisamente eso: atribuir a las palabras un significado que no tienen. Los siguientes son algunos casos de confusión habituales.
En base a / basándonos en
Por más que la oigamos continuamente y sea proferida hasta la saciedad por expertos de todo tipo, y a pesar de que muchos hagan valer su extendidísimo uso para defenderla, se trata de una forma inapropiada y del todo ajena a las construcciones gramaticales del español. Puesto que en esta estructura las preposiciones en y a no tienen relación alguna de significado con el sustantivo base, la RAE atribuye el éxito de su difusión al influjo del italiano in base a.
El verbo deber seguido de preposición significa conjetura o probabilidad. La obligación se expresa con el verbo sin preposición
Más convenientes son las formas: basándonos en, sobre la base de, que aluden al asentamiento de una cosa sobre otra o al apoyo en un punto de partida, o los más simples de acuerdo con o según, para decir entonces basándonos en criterios económicos en lugar de en base a criterios económicos o sobre la base de estos conocimientos en vez de en base a estos conocimientos.
Adolecer / carecer
Aunque el término adolecer está muy extendido como sinónimo de carecer, no lo es. Este verbo significa padecer. Tampoco los adolescentes son los individuos humanos que padecen una honda transformación, que experimentan pasiones, sufren múltiples cambios y afrontan profundas o leves crisis en esta etapa por carecer de las capacidades o el desarrolo adecuados; son simplemente los sujetos que pasan de la niñez a la juventud: los que crecen.
Proliferan sin embargo, tanto en la expresión hablada como en la escrita, las alusiones a los espacios, vehículos o proyectos, que adolecen de medidas de seguridad, cuando de lo que adolecen es de falta de estas medidas. Por tanto, no es correcto decir que los argumentos, pongamos por caso, que se arguyen a favor o en contra de una propuesta adolecen de solidez, puesto que de lo que sufren es de escasez o falta de ella.
Deber / deber de
El verbo deber seguido de preposición significa conjetura o probabilidad, como en el caso deben de ser las seis y media, pues no estoy muy segura de la hora exacta, mientras que la obligación se expresa con el verbo sin preposición: Mañana debes acompañarme. Frecuentemente confundimos los dos significados, sobre todo cuando se habla de obligación en los muy habituales debemos de seguir trabajando, debe de exigirse y fórmulas similares del discurso corporativo de nuestros representantes.
Coma / dos puntos
De las cartas que los niños que fuimos escribíamos a los Reyes Magos, me viene a la memoria el encabezamiento “Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar”, que la mayoría rematábamos con dos puntos antes de lanzarnos al asunto principal. No era probable que siguiéramos adelante sin garabatear algún signo de puntuación, orgullosos como estábamos de nuestro recién adquirido conocimiento de las reglas ortográficas principales, aunque no se nos ocurría plantar una coma tras el saludo, como hoy hace un elevado porcentaje del personal oficinesco cuando redacta cartas o envía mensajes, que debe de dominar el inglés hasta el punto de confundir y mezclar sus reglas con las del idioma materno.
Reticente se aplica al ámbito de la palabra, del lenguaje, de lo que no se quiere decir o desvelar. Reacio es el que se opone o resiste a hacer algo
El uso de la coma en español, puesto que no es un punto, no admite mayúsculas a continuación, y menos aún el salto a otro párrafo, así que dejémonos ya de comas y aparte.
Carbonizar / calcinar
Si pueden elegir, los seres vivos se carbonizan cuando son sometidos a altísimas temperaturas, es decir, se reducen a carbón, mientras que los metales, en estas mismas circunstancias, más propiamente se calcinan, o se reducen a cal viva, puesto que no son materias orgánicas.
Así, una veintena de coches consumidos en un incendio se calcina, mientras que los cuerpos de los animales acorralados por las llamas en un bosque, por poner un ejemplo de especie no humana, se carbonizan, en contra de lo que sostienen algunos redactores de sucesos.
Ostentar / detentar / ejercer
La literatura está repleta de malos malísimos ávidos de poder que destierran, matan o engañan a todo el que se pone por delante con el fin de ocupar sus cargos y posiciones, es decir, de detentarlos, principalmente si se trata de reyes, sultanes o emperadores. De modo ilegítimo desempeñan y alcanzan estas dignidades, y por ello, entre otras cosas, en la justicia de los cuentos siempre son perseguidos y escarmentados.
Ostentar es desempeñar ese cargo relevante cuya consecución y disfrute son supuestamente legítimos. Si el oficio o función no reviste especial importancia, hablamos simplemente de ejercer, pues que menganito ostente el cargo de tesorero, por ejemplo, parece algo exagerado, por más que haya quien haga ostentación (se jacte y vanaglorie) de él hasta el abuso.
Aguzar / agudizar
Si al caminar por un paraje oscuro y poco conocido vislumbras una sombra que se mueve y percibes lejanos ruidos, lo que ocurre a tus sentidos en esa situación de inseguridad o alerta es que se aguzan, se espabilan; se agudizan en cambio los conflictos, las tensiones, las enfermedades. La vista, el oído, o cualquier otro sentido o capacidad se afinan todo lo posible cuando las circunstancias lo requieren. También el ingenio, acuciado por la necesidad y la crisis o avivado por la oportunidad, se puede afilar hasta volverse superlativo. Los dos términos (aguzar y agudizar) provienen de la palabra agudo, y por eso no es difícil confundirlos, pero mientras el primero alude a la óptima disposición sensorial o de aptitudes, el segundo se refiere al empeoramiento de procesos o situaciones.
Reticente / reacio
Usados a menudo indistintamente, estos vocablos tienen significados diferentes. Reticente se aplica al ámbito de la palabra, del lenguaje, de lo que no se quiere decir o desvelar, por lo que de los espías se espera que sean reticentes a hablar. Reacio, sin embargo, es el que se opone o resiste a hacer algo; así, el espía puede ser reacio a desvelar la información que posee, pero no reticente a ir a la playa en verano, sino reacio.
Expresarse bien o mal, como sabemos, no es una mera cuestión de ortografía. Se cometen otros errores sintácticos o semánticos, como el desajuste entre los términos utilizados y lo que queremos comunicar con ellos. La impropiedad léxica es precisamente eso: atribuir a las palabras un significado que no tienen. Los siguientes son algunos casos de confusión habituales.