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Estos son los nombres que deberías poner a tu hijo si quieres que sea un genio
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MARÍA Y JUAN DE TODA LA VIDA

Estos son los nombres que deberías poner a tu hijo si quieres que sea un genio

Aunque tal vez el próximo premio Nobel sea un Pepe Bowie, la historia está llena de grandes mentes con nombres poco memorables. Pero llamarte de una forma puede cambiar tu futuro

Foto: Vale, si te gusta alguno de los nombres da una patadita. (iStock)
Vale, si te gusta alguno de los nombres da una patadita. (iStock)

No hace demasiados años, parte del destino de los niños que nacían estaba estrechamente ligado al calendario. Si una niña era alumbrada el Día de la Merced la llamaría casi seguro Mercedes y, en caso de ser bautizada –que era lo habitual–, le seguiría el nombre de su madrina y el de la iglesia donde recibió el sacramento. Hoy en día, cuando la religión ha dejado de ser una obligación –bajo amenaza de terribles castigos divinos y mundanos– y muchos padres esperan a que sus hijos crezcan para decidir si quieren ser bautizados, el nombre se ha desvinculado del calendario y se ha ligado a la moda, a “lo que se lleva es llamarse Pepe Bowie” –el pasado año, por ejemplo, los nombres más populares fueron Sofía y Santiago, y este año la tendencia, según algunos medios, apunta hacia las Lucías, Marías, los Pablos y los Mateos–.

Los padres en ciernes suelen hacer listas quilométricas con posibles nombres para su futuro hijo y, sin proponérselo, a cada apelativo le otorgan una personalidad e incluso un rostro: Sofía es inteligente, con determinación y un poco rebelde, o bien Mario, que es un donjuán. Creamos una imagen de acuerdo a otras personas que hemos conocido, o bien ciudades o conceptos que significan algo profundo para nosotros (Libertad, Luna, etc.).

Y muchas veces nos fijamos en aquellos personajes memorables –escritores, pintores, científicos, etc.– que consideramos genios y, de alguna manera, pensamos que llamando a nuestro hijo como ellos puede asumir alguna de las cualidades de nuestros ídolos. Tal vez esta idea te parezca una chorrada pero, ¿no ocurre lo mismo cuando un padre le pone su mismo nombre a un hijo? ¿No se espera de ese niño que siga los pasos de su progenitor?

Aunque esta creencia tiene más de psicológico que de puramente científico, un nuevo estudio desarrollado por MooseRoots, una web de genealogía, concluye que hay relación entre el nombre de una persona y su tendencia a la genialidad. Para ello, sus creadores compilaron los nombres de 14.750 filósofos, escritores, matemáticos, científicos, inventores, artistas, premios Nobeles y compositores de todas las nacionalidades, y aseguran que las personas que se llaman María y Juan tienen un coeficiente intelectual más alto, al igual que muchos grandes virtuosos.

Los padres quieren que sus bebés triunfen en un futuro y por ello deberían ponerles el nombre de un personaje memorable

Por una parte, es lógico que encontremos una gran mayoría de intelectuales y personajes históricos apodados de esta manera, ya que ambos nombres son bastante comunes, tanto en solitario como compuestos (Eva María, María Jesús, Juan José, Juan Pedro, etc.); harina de otro costal es asegurar que nombrando a tu retoño Juan vaya a acabar siendo diplomático o descubriendo una vacuna contra el cáncer.

Según expone MooseRoots, ya que todos los padres quieren que sus bebés sean exitosos en un futuro (el primer paso para que fracase es generar esta expectativa, el peso que la acompaña), “preparar a tu hijo para la grandeza dándole el nombre de un varón que ha destacado sobre los demás”. Han leído bien –“hombre”–, porque la mujer siempre ha estado infrarrepresentada en la historia.

El top 5 de nombres de genios

Este es el número de mentes más brillantes de la historia agrupadas por coincidencia en sus nombres:

1. Juan o John (Lennon): 352 genios

Procede del hebreo Yohanan o Yehohanan y significa literalmente "Yavé es bueno", "Yavé es misericordioso". Es uno de los cinco nombres de varón más populares en España –el primero es Antonio– y en países anglosajones es todavía más popular, incluso en apellidos (Johnson significa 'hijo de John').

2. Roberto (Frost): 220 genios.

De origen germánico, significa 'el resplandor de la fama o el brillo ilustre'. Su diminutivo inglés es Robin, del que deriva Robinson.

3. William/Guillermo (Shakespeare): 201 genios

Es un nombre mucho más frecuente en países anglosajones –en Estados Unidos nacieron 16.687 Williams en 2014–. Significa 'protección, voluntad, yelmo' y su origen es también germánico.

4. Carlos o Charles (Dickens): 148 genios

Tiene un origen germánico y significa 'hombre libre' o también 'audaz y fuerte'. Representa a la persona dotada de inteligencia y es uno de esos nombres que nunca pasan de moda.

5. David (Hume): 132 genios

Fue el nombre más popular de la década de los 90 en España y será tendencia en 2016. En hebreo significa 'amado' y se lo relaciona con el segundo rey de Israel, que venció al gigante Goliat.

La suerte del primogénito

Si además eres padre o madre primeriza y esperas tener descendencia, debes saber que, según un estudio realizado por el equipo de Petter Kristensen en la Universidad de Oslo, los niños que nacen primero tienen un coeficiente intelectual superior a sus hermanos menores. Basándose en registros militares de 240.000 reclutas noruegos, los investigadores observaron que los mayores tenían una ventaja de 2,3 puntos de CI respecto a sus hermanos más cercanos en edad y que esta diferencia aumentaba en relación al tercer y el cuarto hijo.

Los hijos mayores, al no tener que compartir la atención de sus padres en los primeros meses de vida, desarrollan más la inteligencia, según el estudio

Mientras, algunos investigadores argumentan que esta mayor inteligencia ya se forja en el útero, el equipo de Kristensen señala razones sociales, de estatus dentro de la familia y recursos (de afecto, tiempo, conocimientos) que son focalizados totalmente en ese primer bebé, mientras que sus siguientes hermanos deberán compartirlos.

Si tras leer este artículo aun estás convencido de llamar a tu hijo José (Ortega y Gasset) o María (Zambrano), porque respetas y adoras al eminente personaje, o porque tu vástago fue concebido mientras leías un libro de Ramón María (Valle-Inclán), lo que sí está garantizado es que tu futura descendencia tendrá, como mínimo, unos padres que le inculquen la pasión por la cultura.

No hace demasiados años, parte del destino de los niños que nacían estaba estrechamente ligado al calendario. Si una niña era alumbrada el Día de la Merced la llamaría casi seguro Mercedes y, en caso de ser bautizada –que era lo habitual–, le seguiría el nombre de su madrina y el de la iglesia donde recibió el sacramento. Hoy en día, cuando la religión ha dejado de ser una obligación –bajo amenaza de terribles castigos divinos y mundanos– y muchos padres esperan a que sus hijos crezcan para decidir si quieren ser bautizados, el nombre se ha desvinculado del calendario y se ha ligado a la moda, a “lo que se lleva es llamarse Pepe Bowie” –el pasado año, por ejemplo, los nombres más populares fueron Sofía y Santiago, y este año la tendencia, según algunos medios, apunta hacia las Lucías, Marías, los Pablos y los Mateos–.

Ortega y Gasset
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