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La lucha por el (poco) espacio en los aviones que revela nuestra mala educación
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La lucha por el (poco) espacio en los aviones que revela nuestra mala educación

En el principio de los tiempos o, mejor dicho, en la primera fila, alguien reclinó su asiento hacia atrás. Las consecuencias del movimiento escaparon todo control

Foto: En esta fotografía hay dos personas muy felices y una, un tanto incómoda. Los asientos tienen la culpa. (Corbis)
En esta fotografía hay dos personas muy felices y una, un tanto incómoda. Los asientos tienen la culpa. (Corbis)

En el principio de los tiempos o, mejor dicho, en la primera fila, alguien decidió que quería descansar y reclinó su asiento hacia atrás. Ello provocó que el viajero que se encontraba justo detrás hiciese lo propio, y el otro, y el otro, y el otro. El siguienteprotestó porque no le apetecía mucho echarse hacia atrás, y el de más allá, porque quería trabajar con el ordenador portátil y si la persona de delante reclinaba su asiento, no podría. Así hasta que, el más listo de todos, utilizó su knee defender para evitar que nadie comiese su espacio. Se trata de un artilugio que se colocaen la parte trasera de una butaca para evitar que esta se eche hacia atrás. Vaya, un tope de los de toda la vida, sólo que estos han empezado a ser prohibidos por líneas aéreas como United Airlines o Virgin.

Puede parecer motivo de risa, pero la realidad es que, durante las últimas semanas, varios vuelos se han visto obligados a desviar el rumbo debido a los problemas ocasionados por la lucha por el espacio entre asientos. Cierto es que el final de las vacaciones pone nervioso al más pintado, pero quizá sea un poco exagerado que un avión que hacía la ruta entre Nueva York y Denver tuviese que desviarse a Chicago para detener la pelea de dos pasajeros, al igual que otro que volaba entre Nueva York y Palm Beach que se detuvo en Jacksonville y un tercero que entre Miami y París hubo de aterrizar en Boston.

La distancia entre filas en un avión oscila entre los 76 y los 86 centímetros

Cierto es que, en muchos casos, el aprovechamiento del espacio del avión por las compañías aéreas ha provocado queel espacio se reduzca hasta niveles inverosímilespero, como recuerda un artículo publicado enThe Wall Street Journal, dos de los tres enfrentamientos tuvieron lugar en asientos de clase turista plus, donde los asientos están más separados que en la clase turista. Por lo general, esas filas cuentan con cuatro pulgadas más de distancia entre asientos, es decir, unos 10 centímetros. Dicho espacio es deunos 76 centímetros en la mayor parte de aerolíneas, 86 en el caso de las clases más altas. Aquel que desee saber de cuánto espacio podrá disfrutar en su próximo viaje, dispone de páginas comoSeat Gurudonde, introduciendo el número y destino de tu vuelo, conocerás (en pulgadas) el tamaño entre asiento o asiento.

No se puede dudar que los asientos reclinables dan lugar a muchos más problemas de los deseados. No sólo porque obligan al que se encuentra detrás a hacer lo propio, sino porque, de hacerse de manera brusca, puede llegar a golpearlo o, incluso, a romper su dispositivo electrónico, ya sea una tablet o un ordenador portátil. El problema es que, como recuerda el artículo del rotativo americano, son las compañías las que establecen las reglas, y no los usuarios. Estos están perdiendo la guerra, ya que algunas aerolíneas se están anticipando a la proliferación de los knee defenders prohibiéndolos. Otras han reconocido que han limitado la reclinación de los asientos para evitar episodios como los ocurridos.

Sin embargo, la receta mágica para evitar conflictos es sencilla: preguntar. Sea en un avión, en el tren o en el autobús, podemos preguntar a aquel que se sienta justo detrás si le molestaría que nos reclinásemos, porque quizá necesita trabajar en su portátil. Y, si te da permiso, hazlo lentamente. Al fin y al cabo, cualquier día, los agresores pueden convertirse en víctimas, y viceversa: la sociedad no se divide, como muchos piensan, entre los jetas que se inclinan y los pobrecitos que sufren, por lo que no está de más pensar en que, algún día, nosotros también querremos reclinarnos.

En el principio de los tiempos o, mejor dicho, en la primera fila, alguien decidió que quería descansar y reclinó su asiento hacia atrás. Ello provocó que el viajero que se encontraba justo detrás hiciese lo propio, y el otro, y el otro, y el otro. El siguienteprotestó porque no le apetecía mucho echarse hacia atrás, y el de más allá, porque quería trabajar con el ordenador portátil y si la persona de delante reclinaba su asiento, no podría. Así hasta que, el más listo de todos, utilizó su knee defender para evitar que nadie comiese su espacio. Se trata de un artilugio que se colocaen la parte trasera de una butaca para evitar que esta se eche hacia atrás. Vaya, un tope de los de toda la vida, sólo que estos han empezado a ser prohibidos por líneas aéreas como United Airlines o Virgin.

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