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La salud y el dinero van de la mano
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LAS EMPRESAS HUYEN DE LOS GORDOS

La salud y el dinero van de la mano

Hablar de alimentación y deporte es muchas veces hablar de economía y salud, cultura y tradición.

Foto: El sobrepeso no es bien visto en el trabajo. (Corbis)
El sobrepeso no es bien visto en el trabajo. (Corbis)

Hablar de alimentación y deporte es muchas veces hablar de economía y salud, cultura y tradición. Aspectos que vienen determinados por cómo o quiénes somos.

Para empezar, es importante entender que el “somos lo que comemos” no parece tener suficiente peso en los ciudadanos a tenor de las cifras de sobrepeso y falta de ejercicio que se ven en algunos países europeos. Una dejadez que puede pasarnos factura no solo física, sino también laboral, como explicaré más adelante.

Por una parte, son ya muchos los estudios que demuestran que la importancia de la actividad física varía en función de cada país. Así, mientras algunos países nórdicos como Finlandia o Suecia saben del valor del deporte no sólo para el cuerpo, sino para la salud en general -más de un 92% de la población realiza ejercicio regularmente-, en otros países del sur de Europa esta práctica pasa a un segundo–o séptimo plano, en el caso de Grecia- en la lista de prioridades. Es más, de ellos, un 25% no entiende el ejercicio si no repercute directamente en una bajada de peso.

Es esta diferencia de tendencias la que está estrechamente ligada a la educación y, por qué no decirlo, al nivel socioeconómico de las familias. Este último factor puede ser determinante a la hora de inculcar una cultura saludable en los más pequeños, cultura que creará unos hábitos que influirán en su vida de adultos. La inscripción de los más pequeños en actividades deportivas y la mayor libertad de horarios de los padres para practicar ejercicio en familia pueden ser dos de las claves con las que explicar que el deporte es una cultura propia que se ha de adquirir desde pequeño y que a la vista de los datos, es más evidente en los países nórdicos.

Este hábito, si bien tiene importancia y peso propio, es aun más interesante si lo vemos como un complemento al que hemos de unir una alimentación sana y equilibrada también desde pequeños, incluyendo más y mejores alimentos, como pescados y frutas, en la dieta diaria. Algo que tristemente está determinado por el nivel económico de las familias. Sin embargo, aun en países como España o Italia –cunas de la dieta mediterránea– la alimentación a base de productos precocinados, bollería o bebidas azucaradas es algo aún bastante habitual. Poco tiempo para comer y cocinar y poco valor a una práctica que deberíamos realizar correctamente cinco veces al día, todos los días, y que inevitablemente repercute en nuestro cuerpo y en nuestra salud.

Sin embargo, si cuidar estos dos aspectos de nuestra vida nos parece algo que podemos posponer para un “futuro mejor”, daré un argumento más frívolo e palpable que quizá despierte la atención de los más escépticos: las personas con sobrepeso tienen más predisposición a perder su trabajo o a no encontrar uno. ¿El motivo? Aparte de un matiz puramente estético más que evidente los últimos años, existe otro miedo aun más decisivo en las empresas: el económico. Diferentes estudios demuestran que estos “kilos de más” traen consigo niveles altos de colesterol, hipertensión o diabetes que finalmente se traducen en bajas laborales, absentismo y poca productividad. Un coste económico del que las empresas huyen sin mirar atrás.

Y es para solventar este problema como van apareciendo dietas exprés con las que miles de personas pierden a la vez peso y salud. La dieta Dukan, a base de proteínas; la dieta LCHF (Low Carb - High Fat) más conocida como “dieta sueca”; o la dieta 5:2, alimentación normal durante 5 días, ayuno los otros dos, son sólo algunos ejemplos de la incultura alimentaria que existe en la sociedad actual. Una alimentación extrema y radical que lleva a demonizar alimentos en pro de otros, sin base científica o nutricional y que puede perjudicar nuestra salud.

Así, tanto sufrir sobrepeso por una mala alimentación como seguir dietas exprés son hechos que las autoridades sanitarias deberían prevenir, ya que además de suponer un riesgo para la salud, implica un coste adicional en las arcas sanitarias. Y es que el gasto medio anual de una persona obesa es un 37% superior al de una persona en su peso, lo que equivale al 7% en el gasto total en salud pública de la Unión Europea.

Hay que entender, por tanto, la importancia de una cultura de la salud que determine nuestra manera de vivir y que influya en cómo y qué comemos, y en cómo y cuánto nos movemos. Aprender a aprovechar las fantásticas oportunidades que nos brinda un país como España, en el que la cultura del buen comer –determinada por la dieta mediterránea– y el clima suave favorecen mucho una correcta alimentación y una práctica habitual de ejercicio. Aprender a disfrutar haciendo ambas cosas e inculcar estos buenos hábitos en los más pequeños son factores que determinarán no solo quiénes somos sino quiénes seremos.

Hablar de alimentación y deporte es muchas veces hablar de economía y salud, cultura y tradición. Aspectos que vienen determinados por cómo o quiénes somos.