Es noticia
Cómo librarse de “Macarena” (y otras canciones) para siempre
  1. Alma, Corazón, Vida
LOS “EARWORMS” LIMITAN NUESTRA CAPACIDAD COGNITIVA

Cómo librarse de “Macarena” (y otras canciones) para siempre

Las canciones del verano, por mucho que todos las hayamos bailado en un momento u otro, pueden afectar de manera negativa a nuestras mentes. No sólo

Foto: Cómo librarse de “Macarena” (y otras canciones) para siempre
Cómo librarse de “Macarena” (y otras canciones) para siempre

Las canciones del verano, por mucho que todos las hayamos bailado en un momento u otro, pueden afectar de manera negativa a nuestras mentes. No sólo por su carácter facilón y pachanguero, sino también porque gozan de una característica que resulta particularmente enervante para un gran porcentaje de la población: tienen la capacidad de quedarse sonando sin parar, pegadas a nuestras cabezas, como el arroz en una paellera. Y, lamentablemente, no disponemos de ninguna espátula (aunque sea figurada) para librarnos de esos restos musicales que se han adherido sin remedio a nuestras cabezas.  

No se trata de un tema baladí. Estos pequeños fragmentos musicales pasan a formar parte, de forma intrusiva, de la memoria de trabajo, que es la que almacena los conocimientos de los que debemos echar mano en el corto plazo, e interfieren de manera significativa con el correcto funcionamiento de esta. Alan Baddeley fue el primero en utilizar este concepto de memoria de trabajo (frente a la de corto plazo) a mediados de los setenta, y en señalar su carácter activo y transformador, por lo que ha sido comparada a menudo con la memoria RAM del ordenador. Ella es la que nos permite realizar las tareas diarias, integrar nuevos conocimientos y, en definitiva, está relacionada con todo aquello que requiere nuestra atención en cada momento.

Los resultados de la investigación también pueden aplicarse a personas con problemas de ansiedad En el mundo anglosajón, estas canciones pegadizas reciben el nombre de earworms, es decir, “gusanos del oído” y, sorprendentemente, han sido objetivo de una gran bibliografía psicológica al respecto. Entre los autores que han explorado el tema se cuenta el célebre escritor y neurólogo Oliver Sacks, que hablaba de estos gusanos en Musicofilia (Anagrama). Al fin y al cabo, se trata de un fenómeno que no tiene parangón: salvo en el caso de problemas mentales más profundos, no es nada habitual que una pieza de información se repita de manera inintencionada e inconsciente en nuestras cabezas.

Curando al enfermo

Con el objetivo de sanar a los aquejados de tan terrible dolencia –cualquiera de nosotros el día menos pensado; al 99% de la población se le ha “pegado” alguna canción–, un grupo de psicólogos de la Universidad de Western Washington en Estados Unidos se ha propuesto identificar cuál es la manera más sencilla de librarnos de esas canciones pegajosas. Lady Gaga era la artista que aparecía con más frecuencia en la encuesta, gracias a cuatro canciones en concreto: «Alejandro», «Bad Romance», «Just Dance» y «Paparazzi». Otros artistas que los participantes del estudio calificaban como pegajosos eran Katy Perry, Beyoncé y los Beatles, en especial las canciones de su primera época («She Loves You» o «I Wanna Hold Your Hand»).

El 74% de las canciones pegadizas tienen letraSin embargo, aún no se ha llegado a una conclusión exacta de por qué unas canciones son más pegadizas que otras, ya que el efecto de la música cambia sensiblemente de unos oyentes a otros. El estudio indica, en ese sentido, que tres cuartos de las personas consultadas señalaban que las canciones que más se repetían en su cabeza no se repetían en ninguno de los otros investigados. Sin embargo, las canciones pegadizas suelen tener una serie de características en común. Como señaló un estudio previo realizado por James Kellaris de la Universidad de Cincinnati, el 74% de estas suelen tener letra, frente a un 15% de jingles televisivos y un 11% de instrumentales.

Puede parece un estudio frívolo, pero en realidad, dice mucho de la manera en que funciona nuestra mente inconsciente. Y, además, sus responsables indican que puede extrapolarse al tratamiento de otros problemas cognitivos como la ansiedad o el trastorno obsesivo-compulsivo.

Soluciones para mantener la canción del verano a raya

El grupo de psicólogos ha desarrollado un pequeño catálogo de técnicas para deshacerse de esos fragmentos musicales –nunca se trata de canciones completas de principio a fin–, que suenan casi como los trucos de la abuela para librarse del hipo. La mejor solución, aseguran, es realizar anagramas, es decir, reordenar las letras de una determinada frase para obtener otras nuevas oraciones a partir de las mismas letras. Un ejemplo de ello es Avida Dollars, un anagrama de Salvador Dalí creado por André Breton que era utilizado por los detractores del pintor de Figueras para ridiculizarlo.

Los sudokus de elevada dificultad hacían que la canción volviese a aparecerLa clave, señala el responsable del estudio Ira Hyman, psicólogo musical, se encuentra en mantener la cabeza ocupada. Especialmente, en lo que concierne a la resolución de problemas mentales. Hyman se refiere al “nivel adecuado de desafío” en la actividad a llevar a cabo para librarnos de estos temas. “Si estás cognitivamente involucrado en otra actividad, limitas la posibilidad de que canciones intrusivas penetren en tu cabeza”. Por eso, otro tipo de acciones que exigen una determinada concentración, como leer un libro, resultan de utilidad. ¿Qué tenían en común los tratamientos más exitosos? Que en ellos lo verbal tenía una gran importancia.

Lo que no hay que hacer en ningún caso, si queremos limpiar nuestra cabeza, es realizar ese tipo de acciones que no requieren nuestra concentración, y que provocarán que sigamos canturreando mentalmente el tema elegido. “Todo lo que hacemos automáticamente como conducir o pasear significa que no estás usando todos tus recursos mentales, así que hay mucho espacio para que tu jukebox interno se ponga en marcha”, señala la doctora.  

Los investigadores realizan una última salvedad. Si bien es útil tener la mente ocupada, hacerlo con algo que requiera un gran esfuerzo puede causar el efecto completamente opuesto, y hacer que la odiada melodía vuelva a nuestras mentes. Es lo que ocurrió cuando proporcionaron al grupo de investigados sudokus de una dificultad elevada, que ocasionaban el efecto totalmente opuesto entre los consultados. “Si estás poniendo demasiado empeño en algo, tu cerebro no estará suficientemente concentrado, por lo que la música puede volver. Hay que encontrar ese punto en el que el cerebro esté suficientemente lleno, y eso cambia para cada individuo”. Así que Hyman concluye defendiendo que es necesario encontrar el ideal punto medio.

Las canciones del verano, por mucho que todos las hayamos bailado en un momento u otro, pueden afectar de manera negativa a nuestras mentes. No sólo por su carácter facilón y pachanguero, sino también porque gozan de una característica que resulta particularmente enervante para un gran porcentaje de la población: tienen la capacidad de quedarse sonando sin parar, pegadas a nuestras cabezas, como el arroz en una paellera. Y, lamentablemente, no disponemos de ninguna espátula (aunque sea figurada) para librarnos de esos restos musicales que se han adherido sin remedio a nuestras cabezas.