Stéphane Hessel, padre de los 'indignados', fallece a los 95 años

Stéphane Hessel, autor del manifiesto político Indignaos (Destino), que dio nombre a los impulsores de la “revolución de las conciencias”, como a él le gustaba llamar, ha muerto esta pasada noche a los 95 años de edad. El último redactor vivo de la Declaración Universal de Derechos Humanos y activo miembro de la Resistencia contra el nazismo “falleció anoche”, según confirmó su esposa Christiane-Hessel-Chabry a la agencia francesa AFP.

Nacido en Berlín en 1917 y refugiado en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, Hessel fue capturado por la Gestapo y pasó por los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau. Tras el fin de la contienda destacó como diplomático, pensador y escritor, aunque su fama mundial no llegaría hasta 2010 de la mano de Indignaos, un panfleto concebido para "exhortar a los jóvenes a movilizarse políticamente". Un objetivo que sobrepasó con creces. En apenas diez semanas vendió un millón de ejemplares en Francia y su mensaje pronto traspasó fronteras para seguir agitando la conciencia de los futuros indignados.

"Los partidos tradicionales no sirven"

A partir de ese éxito editorial, Hessel se convirtió en un referente de la izquierda, muy crítico con las políticas llevadas a cabo en Occidente, en particular en lo referido a la acogida de inmigrantes o las políticas sociales. Esta relevancia le sirvió como palanca para liderar el movimiento ciudadano Roosevelt 2012, una plataforma política con cerca de 100.000 simpatizantes. Esta iniciativa se presenta como alternativa política a los partidos tradicionales, que “ya no sirven para buscar el bien común", y trata explorar una nueva forma de gestión política desde la ciudadanía. Su principal objetivo no es otro que “contribuir a formar un pujante movimiento ciudadano, una insurrección de las conciencias que sirva para gestar una nueva política a la altura de las circunstancias”.

La “insurrección” de los indignados se ha quedado huérfana, pero su mensaje subversivo, así como su último testamento político, que ayer mismo recogió El Confidencial: "Los partidos no sirven; debemos explorar otras formas más valientes", sigue vivo.