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Hospital Rey Juan Carlos: así funciona un hospital público de gestión privada
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LOS PACIENTES ESTÁN ENCANTADOS CON EL TRATO QUE RECIBEN

Hospital Rey Juan Carlos: así funciona un hospital público de gestión privada

El panorama de la sanidad pública madrileña cambió drásticamente desde que Ignacio González anunciara, apenas un mes después de convertirse en presidente de la Comunidad de

Foto: Hospital Rey Juan Carlos: así funciona un hospital público de gestión privada
Hospital Rey Juan Carlos: así funciona un hospital público de gestión privada

El panorama de la sanidad pública madrileña cambió drásticamente desde que Ignacio González anunciara, apenas un mes después de convertirse en presidente de la Comunidad de Madrid, que la gestión sanitaria de seis hospitales públicos de la región pasará a manos privadas. La medida es una fórmula similar a la que se usa para las autopistas de peaje: la Administración oferta la concesión del hospital y se limita a pagar por el servicio prestado. Una fórmula rechazada frontalmente por prácticamente todo el sector, que se ha echado a las calles para contar a los vecinos el sinfín de inconvenientes que ven a este modelo. En la comunidad ya funcionan tres hospitales públicos de gestión privada integral en Torremón, Valdemoro y Móstoles. El primero en manos de la UTE integrada por Ribera Salud, la aseguradora Asisa, Concessia y Fcc y los dos últimos adjudicados a Capio Sanidad.

El Confidencial visitó las instalaciones del hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, en funcionamiento desde hace ocho meses, para descubrir las ventajas y los inconvenientes de este cambio tan criticado por el sector. En el centro, levantado a 20 kilómetros de Madrid dirección Extremadura en una superficie de 95.000 metros cuadrados, uno no tiene la sensación de que está en un hospital. Los pacientes se muestran encantados con los servicios que reciben. “Muchísimo mejor que antes. Yo no pago ni un duro, y no tardo ni quince minutos en entrar al doctor”, describe un jubilado andaluz afincado en la ciudad desde hace años.

El gerente, Ricardo Trujillo, tiene claro que el paciente es “y será” la prioridad para el hospital “que sigue siendo público: que los ciudadanos no pagan”, insiste. El modelo híbrido de la gestión de hospitales públicos que se está generalizando en toda la comunidad consiste en que ya todo depende de las empresas concesionarias que se encargan del hospital. Los médicos también. “Se acabó el café para todos”, advierte Trujillo.

La Comunidad (dueña del hospital) paga a Capio un canon anual por cada tarjeta sanitaria que atiende: 440 euros por paciente, cuando el coste medio que maneja la consejería de Sanidad es de 600. Con ese dinero tienen que ser capaces de dar toda la asistencia especializada, “ya que si algo no estuviera en la cartera de servicios tendríamos que pagarlo nosotros”.

En el centro hospitalario de Móstoles, Capio garantiza la asistencia sanitaria a unos 170.000 ciudadanos. “Si alguno de ellos va a otro recinto sanitario público, la factura la pagamos nosotros”, recuerda Trujillo, que insiste en la “especial” atención que reciben los pacientes, a quienes ven como un “todo”. Precisamente los ingresos de la compañía dependen notablemente del número de enfermos que atienda.

Un quirófano inteligente diseñado por la NASA

Los que parecen no estar tan contentos con dejar en manos privadas las gestión del centro es el personal no sanitario, que hacen jornadas rotatorias de lunes a domingo, festivos incluidos, en turnos de mañana, tarde y noche. La denuncia es de la secretaria de Salud y Bienestar Social de Izquierda Unida de la región, Teresa Fernández, que denunció “las pésimas condiciones laborales” del personal de este hospital gestionado por Capio “y que repercuten negativamente en la calidad del servicio”. Una trabajadora de la cafetería reconoce a este periódico que su salario no llega ni a los mil euros y que “no es oro todo lo que reluce”, eludiendo hacer más declaraciones sobre las condiciones de su contrato laboral. “Las cosas están mal en todos lados”, resumió.

El hospital de Móstoles lleva funcionando desde marzo. Fue inaugurado por Don Juan Carlos y Doña Sofía, que fueron acompañados por toda la plana mayor del PP: entonces presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, el consejero del ramo, Javier Fernández-Lasquetty, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y el alcalde de Móstoles, Daniel Ortiz. Todos recorrieron las instalaciones, dotadas con las tecnologías más punteras aplicadas a la atención del paciente. Hay hasta un quirófano inteligente diseñado por la NASA denominado Da Vinci.

El panorama de la sanidad pública madrileña cambió drásticamente desde que Ignacio González anunciara, apenas un mes después de convertirse en presidente de la Comunidad de Madrid, que la gestión sanitaria de seis hospitales públicos de la región pasará a manos privadas. La medida es una fórmula similar a la que se usa para las autopistas de peaje: la Administración oferta la concesión del hospital y se limita a pagar por el servicio prestado. Una fórmula rechazada frontalmente por prácticamente todo el sector, que se ha echado a las calles para contar a los vecinos el sinfín de inconvenientes que ven a este modelo. En la comunidad ya funcionan tres hospitales públicos de gestión privada integral en Torremón, Valdemoro y Móstoles. El primero en manos de la UTE integrada por Ribera Salud, la aseguradora Asisa, Concessia y Fcc y los dos últimos adjudicados a Capio Sanidad.