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“Es imposible ganarse la vida si no trabajas para el mercado internacional”
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A FONDO: CÓMO TRIUNFAR FUERA SIN SALIR DE ESPAÑA

“Es imposible ganarse la vida si no trabajas para el mercado internacional”

El abogado Manel Loureiro (1975) ha conseguido despachar más de 60.000 copias de su última novela en Estados Unidos, ocupar el número uno de las ventas

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“Es imposible ganarse la vida si no trabajas para el mercado internacional”

El abogado Manel Loureiro (1975) ha conseguido despachar más de 60.000 copias de su última novela en Estados Unidos, ocupar el número uno de las ventas de novelas de terror en Amazon USA, el top cinco en la lista general de libros y levantarse cada mañana, feliz, en su casa de Pontevedra, donde vive en un completo anonimato. “La sensación de vivir en una ciudad de 80.000 habitantes y que te lean en Nueva York, Hawái o Nueva Zelanda es maravillosa”, sintetiza el responsable de la saga zombi Apocalipsis Z. El gallego forma parte de ese cada vez más abundante grupo de artistas españoles (escritores, músicos, cineastas o fotógrafos) que han conseguido triunfar en el extranjero, sin haber conocido necesariamente el estrellato en nuestro país, algo que sí había ocurrido en el pasado con otros artistas como Alejandro Amenábar o Pedro Almodóvar en el campo de cine, casos contados de éxitos extranjeros.

Si Stephen King puede vivir en Maine y vender libros aquí, ¿por qué no puedo vivir yo en Pontevedra y vender libros en Estados Unidos?“Una cosa puedo afirmar con rotundidad”, señala Loureiro, “y es que soy un escritor profesional porque vivo de ello, y que he tenido que entrar en el mercado internacional para conseguirlo, como el 99% de los que vivimos de esto. Si no publicas en otros mercados, es difícil que puedas ganarte la vida. Hoy en día, pensar en términos locales no tiene sentido”. Esa es la mentalidad que define a una generación que está abriendo brecha en la cultura española, y a la que hay que añadir otros nombres como, en literatura, el de Juan Gómez-Jurado, Carlos Ruiz Zafón o Javier Sierra; en el mundo del cine, Jaume Collet-Serra, que debutó en el largometraje ya en Hollywood, con el remake de La casa de cera; el fotógramo Álvaro Deprit, el dramaturgo Juan Mayorga o Ignacio Pérez-Dolset, impulsor de Commandos, en los videojuegos y en la animación (Planet 51). Todos ellos han sabido desde un primer momento que el mercado ya no es local, sino global y que, como afirma Loureiro, “lo que nos une es esa vocación internacional”. También, que en muchos casos han conseguido convertir lo que no sería más que obras de nicho, destinadas a públicos muy concretos y minoritarios, en fenómenos internacionales.

 El caso de Loureiro podría ser despachado rápidamente por algunos detractores como un “fenómeno Amazon” más (su editora es AmazonCrossing, la editorial de la tienda online), puro hype de la red, si no fuese porque en la sucursal neoyorquina de Barnes & Nobles su novela se agotó rápidamente. “Cuando me escribieron para decírmelo, me emocioné. Es uno de esos lugares mágicos para mí”. Entrar en el mercado americano es algo “endemoniadamente difícil”, ya que, como señala el propio autor, “sólo entran al año unos 60 escritores no anglosajones, y entre ellos, uno o dos españoles”, y pocos autores nacionales pueden afirmar haber alcanzado tales niveles de ventas en Estados Unidos. El escritor relata con entusiasmo el proceso según el cual comenzó a escalar puestos en la lista de lo más vendido. “Me imaginaba cada mañana a Stephen King, que es uno de mis grandes ídolos, levantándose en su casa de Maine y preguntándose quién era ese tal Loureiro que le había superado en la lista”.

Lo que ha conseguido “ese tal Loureiro” es, como señala en sus propios términos, “ganar a los americanos en su propio terreno”. Lo que diferencia al gallego (cuya novela, recordemos, trata de una invasión zombi), de otras propuestas españolas que anteriormente habían aspirado a conquistar el mercado ultramarino, es precisamente eso: a través de los códigos de la cultura popular, ha logrado jugar en el mismo terreno que alguien nacido en Nueva York o Los Angeles. “Es parte del easy-reading que ha imperado en la literatura desde hace dos décadas y que es lo que me gusta escribir, novela de entretenimiento”, señala Loureiro. ¿A cuenta de perder lo íntimamente español? Quizá, aunque no olvidemos que la historia de El principio del fin, primera entrega de la saga zombi, transcurre en Galicia.

Una generación que abre la puerta

La historia de Loureiro nos recuerda, entre otras cosas, que para triunfar fuera no es necesario marcharse fuera, sino simplemente, utilizar los canales de que disponemos, como puede ser Internet, clave en el éxito de su saga. “Lo que yo me pregunto es, si Stephen King puede vivir en Maine y vender libros aquí, ¿por qué no puedo vivir yo en Pontevedra y vender libros en Estados Unidos?”.

Podemos hacer una cultura popular que llegue a  la lista de los más vendidos del New York TimesSemejante al caso de Loureiro es el de Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) amigo íntimo del escritor, autor de tres novelas que se han traducido a 40 idiomas diferentes. Entre ellas, su último libro, La leyenda del ladrón (Planeta), ambientada en Sevilla. Se trata, mantiene del autor, de algo generacional, y recuerda que Carlos Ruiz Zafón o Javier Sierra también han seguido el mismo camino. “Hay una voluntad de crear historias con un aire de universalidad, aunque transcurran en distintos ambientes”. Gómez-Jurado señala que uno de los momentos clave fue el éxito de La sombra del viento (Planeta) en 2003, “cuando, de repente, nos creemos que podemos hacer cultura popular que puede llegar a la lista de más vendidos del New York Times”.

 

Mis novelas las puede leer igual un esquimal que alguien en Nueva York”, señala Gómez-Jurado, que pone de manifiesto que la adopción de determinados temas y formas (en su caso, la novela histórica), forman parte de su personalidad, y que no es algo buscado. ¿Pero dónde se encuentra la llave del éxito? “Quizá conectamos con ese gran público porque no nos quedamos en la superficie y tratamos temas que pueden interesar a cualquiera. En el fondo, La leyenda del ladrón es una novela sobre el amor y la superación, o Apocalipsis Z, sobre la supervivencia. Una vez se abandonan esos temas más locales (no me gusta decir “provincianos”), se pueden crear esta clase de historias”. Como señalaba Loureiro, “no todo pueden ser novelas sobre la Guerra Civil”.

Mi primera novela fue traducida a 15 ó 16 idiomas antes de ser editada en EspañaLoureiro recuerda que no hay más que echar un vistazo a las listas de lo más vendido en España para cerciorarse que “los autores extranjeros que escriben otro tipo de tramas” son los que más venden. “No importa tanto la temática”, señala Gómez-Jurado, “como la manera en que las contamos, más universal”. Algo que ha permitido que, por primera vez, se esté abriendo una brecha en el panorama internacional por la que están penetrando estas expresiones más populares de la cultura española.

Sin embargo, esto tiene su contrapartida: que el éxito internacional no garantice el local, aunque precisamente Loureiro o Gómez-Jurado no puedan quejarse en ese sentido. Cuando se sugiere a Gómez-Jurado el célebre refrán de que uno no es profeta en su tierra, el autor señala que es una buena forma de definirlo: “Yo sigo vendiendo más en Finlandia que aquí, donde no me puedo quejar de mi público. Mi primera novela, Espía de Dios, fue traducida a 15 ó 16 idiomas antes de ser editada en España”. Y cuando se pregunta a Loureiro cómo es posible que apenas haya información sobre su recorrido transatlántico en ningún medio español, el autor señala que “lo que ocurre es que los escritores no somos noticia. Es noticia Jorge Javier Vázquez cuando saca un libro, porque es una celebrity, no yo. Lo cual dice bastante de la tradición cultural de este país, aunque siempre hay que recordar que el público es soberano en sus elecciones”.

Pensando fuera para triunfar dentro

La realidad es que España no ha exportado cultura”, nos recuerda Guillem Martínez, periodista y autor de CT o la Cultura de la Transición (DeBolsillo). Martínez ha intentado explicar la deriva de los últimos años a través de dicho concepto, con el que intenta resumir la cultura española posterior al franquismo, en la que esta se ha encontrado bajo el amparo del Estado, siempre y cuando se abstuviese de comentar sobre cuestiones políticas no pautadas previamente. Lo que ha provocado que gran parte de estas obras sean “intraducibles” e “incomprensibles” fuera de España. El periodista recuerda lo ocurrido a la hora de intentar exportar obras sobre la Guerra Civil, especialmente en países “como Alemania, donde no toleran ese tipo de obras que no solucionan nada”.

Como señala Gómez-Jurado, “hasta ahora había una cultura oficial en España de la que no hace falta dar nombre porque todos sabemos cuál es”. Y, sin embargo, toda una nueva generación está comenzando a abrirse camino en el extranjero gracias a otro tipo de contenidos, estilos y aspiraciones. Quizá lo que esté ocurriendo es que, por fin, se esté completando esa triada propia de cada país de “cultura local, de mercado y minoritaria”, y de la que España, donde la organización ha sido profundamente vertical y casi exclusivamente local, había carecido hasta el momento.

No se puede negar que, en mayor o menor grado, tanto Loureiro como Gómez-Jurado tienen un nicho de seguidores significativo en nuestro país que, aunque no los convierta en autores masivos, sí les permite un reconocimiento en determinados círculos. Su éxito internacional es una cuestión de escala: si el público para una novela de zombis en España es limitado, multiplicar ese éxito por cuarenta, como en el caso de Gómez-Jurado, te puede convertir en una figura internacional. Más, teniendo en cuenta que, como señala Guillem Martínez, muchas de estas novelas están “ya pensadas para el extranjero”. Él utiliza el ejemplo de El verano de los juguetes rotos (Random House Mondadori) de Toni Hill, como ejemplo: “Se trata de una novela ambientada en Barcelona, pero que podría ocurrir en cualquier parte del mundo, porque no hay una meditación propiamente española”.

A pesar de haber tenido más éxito fuera, siguen viviendo en EspañaMartínez señala que “probablemente, lo que tengan en común la mayor parte de estos productos es que son productos de mercado. Y lo que tiene de especial esta cultura es la negación del mercado”. Al igual que ocurre en el ámbito cinematográfico de forma muy significativa con Jaume Collet-Serra, que vive en Hollywood desde los 18 años, “su formación ya no se encuentra en la cultura española”, sino que “su formación real se ha producido en el extranjero”. Es a lo que se refiere Gómez-Jurado cuando recuerda que “por ejemplo, La sombra del viento está inspirada en Alejandro Dumas, que era el rey de la anticipación”. Loureiro cree que es precisamente una cuestión generacional lo que marca la diferencia, ya que su generación ha sido educada “en otros códigos”, como el de la novela pulp.

El dramaturgo Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro y autor del libreto en el que se ha basado François Ozon para hacer En la casa, pone el ejemplo de sus hijos para señalar esta situación. “Mis niños ven Bob Esponja, y yo veía a Miliki. Lo cual quiere decir que mis hijos están viendo lo mismos que otros tantos millones de niños de todo el mundo”. Y que conlleva, como señala el autor, un peligro, que es que sean los productos masivos los que se impongan en la cultura mundial, a riesgo de perder la personalidad específica de cada país. Sin embargo, el éxito internacional de Mayorga –ha estrenado en más de 30 países y ahora mismo, hay tres obras suyas en cartel en Italia– demuestra que las posibilidades de este nuevo estado de las cosas pueden ser aprovechadas por manifestaciones culturales de muy diferente cariz, incluso por ámbitos en constante peligro de extinción como es el del teatro.

*La segunda parte de este reportaje puede leerse aquí.

El abogado Manel Loureiro (1975) ha conseguido despachar más de 60.000 copias de su última novela en Estados Unidos, ocupar el número uno de las ventas de novelas de terror en Amazon USA, el top cinco en la lista general de libros y levantarse cada mañana, feliz, en su casa de Pontevedra, donde vive en un completo anonimato. “La sensación de vivir en una ciudad de 80.000 habitantes y que te lean en Nueva York, Hawái o Nueva Zelanda es maravillosa”, sintetiza el responsable de la saga zombi Apocalipsis Z. El gallego forma parte de ese cada vez más abundante grupo de artistas españoles (escritores, músicos, cineastas o fotógrafos) que han conseguido triunfar en el extranjero, sin haber conocido necesariamente el estrellato en nuestro país, algo que sí había ocurrido en el pasado con otros artistas como Alejandro Amenábar o Pedro Almodóvar en el campo de cine, casos contados de éxitos extranjeros.