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"Dejad muy claro a vuestros empleados a quién deben votar, la ley os respalda"
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¿PUEDEN LAS EMPRESAS DETERMINAR EL VOTO?

"Dejad muy claro a vuestros empleados a quién deben votar, la ley os respalda"

“Espero que dejéis muy claro a vuestros empleados cuáles pensáis que son los mejores intereses para vuestra empresa en las próximas elecciones y, en consecuencia, para

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"Dejad muy claro a vuestros empleados a quién deben votar, la ley os respalda"

“Espero que dejéis muy claro a vuestros empleados cuáles pensáis que son los mejores intereses para vuestra empresa en las próximas elecciones y, en consecuencia, para sus puestos de trabajo y su futuro. Y si estáis de acuerdo conmigo o con el presidente, o cualquiera que sea vuestro punto de vista político, espero que se lo hagáis saber a vuestros empleados”. Así de directo fue el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Mitt Romney a la hora de pedir el voto a los pequeños y medianos empresarios en un mitin patrocinado, precisamente, por la National Federation of Independent Businesses (NIFB, por sus siglas en inglés), la organización que más autónomos y pymes aglutina en el país.

Las declaraciones de Romney suponen un respaldo directo a las técnicas propagandísticas en los centros de trabajo propiedad de los multimillonarios dueños de Koch Industries, los hermanos David y Charles Koch, que generaron una fuerte polémica tras pedir directamente a sus trabajadores el voto para el candidato republicano. Los hermanos Koch son famosos por sus generosas donaciones a candidatos presidenciales y a causas conservadoras, pero es la primera vez que intentan influir electoralmente entre sus trabajadores. La petición del voto llegó al correo electrónico de unos 45.000 empleados de la filial Georgia Pacific en una misiva firmada por el presidente y jefe de operaciones de la compañía Dave Robertson, rubricada con el logotipo de la firma. El comunicado se filtró rápidamente a la prensa, y cómo se puede leer en esta copia del documento original, el COO de Georgia Pacific informaba a sus trabajadores a cuál de los dos candidatos apoyaba la empresa y les pedía que hiciesen los mismo porque “las próximas elecciones determinarán qué tipo de país van a heredar las generaciones futuras”.No hay nada ilegal en hablar con los empleados sobre qué candidato es mejor para una empresa

La carta continuaba advirtiéndoles que “si elegimos a los candidatos que quieren gastar cientos de miles de millones en préstamos de costosos nuevos subsidios para unos pocos favorecidos, poner cargas sin precedentes para las empresas, prevenir o retrasar importantes proyectos de construcción, y obstaculizar el libre comercio, entonces muchos de nuestros 50.000 empleados y contratistas estadounidenses podrían sufrir las consecuencias, incluyendo los precios altos de la gasolina, la inflación galopante, y otros males”. Junto con la carta se proporcionaba este folleto con la lista de los candidatos de cada distrito apoyados por la empresa y ratificados por el comité laboral de acción política. Por último, el correo también incluía este artículo de opinión en contra de Obama, publicado por el diario Wall Street Journal y firmado por el propio David Kock, así como este otro a favor de Romney publicado en el New York Post.

Unas prácticas extensibles a los demócratas

Una actitud que no siempre se ciñe solamente a la influencia verbal, sino que incluso llega a forzar a los empleados para que asistan a eventos políticos, como sucedió con los trabajadores de la minería en Beallsville (Ohio) el pasado 26 de septiembre, a quienes se les pidió asistir al mitin de Rommey y que fueron presentados como los puntales de su campaña en la zona. Estas prácticas también han sido emuladas por Barack Obama, cuando ofreció un mitin en la fábrica de Generals Motors en Detroit el pasado 14 de octubre, con un ficticio respaldo de los trabajadores. Para el candidato republicano está claro que “no hay nada ilegal en hablar con los empleados sobre qué candidato es mejor para un negocio, al igual que también se debe hablar con la familia. Particularmente pienso en nuestros hijos pequeños. Ellos necesitan entender que Estados Unidos prospera sobre unos negocios fuertes y necesitamos que esos negocios sigan creciendo”, según defendió tras ser preguntado sobre esta cuestión en una rueda de prensa.

Las reacciones no se han hecho esperar. La mayoría de ellas acusando a Romney de avivar los fantasmas de un clientelismo electoral que parecía haber quedado relegado a las páginas de la joven historia del país, cuando en una de las primeras citas electorales algunos empresarios llegaron a ofrecer botellas de whisky o un par de botas nuevas a cambio del voto para un determinado candidato. Sin embargo, legalmente no se atisba ningún tipo de vulneración de la ley electoral. Sobre todo, después de que en 2010 la Corte Suprema ratificase, a propuesta de la organización Citizens United que preside David Bossie, la total libertad de los empresarios para hablar con sus empleados acerca de a quién votar y a enviarles correos con información de alguno de los candidatos.

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Críticas a la indefensión jurídica de los trabajadores

Legalmente, no supone ningún tipo de irregularidad hablar con los empleados, pero algunos expertos en Derecho han hecho una lectura menos banal del discurso de Romney a los empresarios, en el que interpretan una llamada a la coacción y a la amenaza de despido si no se vota por la opción propuesta por el jefe. Esta es la postura que el profesor de Derecho Paul M. Secunda defendía en un artículo publicado en el Yale Law Journal: “La ley electoral federal prohíbe expresamente las amenazas, intimidaciones o coacciones a los votantes en general, aunque nada se dice de los trabajadores en particular. El problema está en la interpretación. En si se entiende que estas prácticas impiden el derecho al voto libre o si son una amenaza para la conservación del puesto de trabajo. En realidad estos conceptos son implícitos a las dinámicas del poder”.

La ausencia de jurisprudencia sobre la supuesta coacción laboral para pedir el voto o movilizar a los trabajadores en campaña a favor de un determinado candidato dificulta todavía más la identificación y condena de estos actos, según matiza el profesor Secunda. “Los trabajadores están indefensos jurídicamente ante los intentos de sus jefes de influir directamente en su decisión de voto”.

Una propuesta de ley para evitar la propaganda en los centros laborales

Un grupo de académicos norteamericanos ha reclamado la necesidad de legislar sobre las libertades laborales respecto a esta cuestión para prohibir expresamente a los empresarios que practiquen un “adoctrinamiento político obligatorio”, que han propuesto llamar Federal Worker Freedom Act. Una nueva ley que, según dicen, no tendría que entrar en contradicción con la defensa de la libertad corporativa y empresarial promulgada por Citizen United.En las primeras citas electorales algunos empresarios llegaron a ofrecer botellas de whisky o un par de botas nuevas a cambio del voto

“La ley no se enfocaría sobre la libertad de expresión de los empresarios, lo que pueden decir o no a sus trabajadores, en eso no hay nada que decir. Sino que se centraría en regular las conductas; es decir, amenazas o coacciones”, explica Secunda, para quien estas prácticas siempre han existido, principalmente en las fábricas y centros de trabajo menos especializados. Con ello no se pondría en duda la libertad de expresión y se defendería la libertad de conciencia de los trabajadores a la hora de decidir su voto.

De momento, y como ha quedado claro en esta campaña, en la que se ha expandido la costumbre entre algunos de los grandes empresarios del país de pedir el voto a sus empleados mediante el correo electrónico del trabajo, los centros laborales seguirán siendo espacios totalmente ajustados a la ley para realizar propaganda electoral, como bien saben ambos candidatos. 

“Espero que dejéis muy claro a vuestros empleados cuáles pensáis que son los mejores intereses para vuestra empresa en las próximas elecciones y, en consecuencia, para sus puestos de trabajo y su futuro. Y si estáis de acuerdo conmigo o con el presidente, o cualquiera que sea vuestro punto de vista político, espero que se lo hagáis saber a vuestros empleados”. Así de directo fue el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Mitt Romney a la hora de pedir el voto a los pequeños y medianos empresarios en un mitin patrocinado, precisamente, por la National Federation of Independent Businesses (NIFB, por sus siglas en inglés), la organización que más autónomos y pymes aglutina en el país.