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Los mejores consejos para sobrevivir a una ruptura (y aprender algo)
  1. Alma, Corazón, Vida
ES UNA ETAPA DOLOROSA DE LA QUE SE PUEDE SACAR PARTIDO

Los mejores consejos para sobrevivir a una ruptura (y aprender algo)

Todo el mundo pasa por ello, antes o después, y es una de las experiencias más dolorosas. Ya sea porque de repente esa persona con la

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Los mejores consejos para sobrevivir a una ruptura (y aprender algo)

Todo el mundo pasa por ello, antes o después, y es una de las experiencias más dolorosas. Ya sea porque de repente esa persona con la que pensabas estar toda la vida haya decidido poner fin a la relación o porque el sentimiento amoroso se haya ido muriendo poco a poco, llega una nueva etapa dominada por sentimientos de pérdida, semejante a un duelo, que hay que saber atravesar para no sufrir en exceso y con el objetivo de que la experiencia sirva de aprendizaje. Hay algunos trucos que pueden ayudar en esa travesía:

Llora lo que haga falta. Dejar salir a las emociones es imprescindible para llegar a un estado mental sano. El sufrimiento siempre termina por expresarse, y es mejor que lo haga en forma de lágrimas que en forma de malhumor o de síntomas psicosomáticos. Llorar puede causar vergüenza, pero también resulta sanador.

Ponte en marcha. Dicen los deportistas que los únicos días que no está permitido dejar de entrenar son aquellos en los que no te apetece ir. Igual ocurre con esta época de tu vida: cuantas menos ganas tengas de hacer cosas, más estás obligado/a a hacerlas, tanto en el terreno laboral y en el relacional como en el del ocio.

La soledad no es la mejor opción. En la medida de lo posible, hay que rodearse de gente con la que poder hablar, aunque sea de nimiedades. Haz nuevos amigos, acércate a los antiguos y procura trazar un plan de relaciones intenso. Sólo una vez que hayan pasado los momentos más difíciles, será adecuado reservarse algún espacio de soledad que sirva para reflexionar y resituarse.

Cambia el escenario. Salir del entorno habitual, rompiendo las rutinas que se habían establecido con la pareja ayuda a recolocarse mentalmente a quien está sufriendo. Hacer un viaje, frecuentar otros lugares de ocio, descubrir nuevas aficiones, colocan a la persona en una perspectiva totalmente contraria a la autocomplacencia habitual de quien se siente abandonado. Mirar por la ventana y ver cosas nuevas ayuda a recomponerse.

Buscar un sustituto no es la solución. Puede venir bien a ratos, pero si la única función que tiene es la hacer olvidar a su precedente, termina siendo una relación muy frustrante que ni siquiera sirve para hacer pasar el rato. Además, si refugiarse en otras personas puede servir para calmar la ansiedad, también es una medicina de efectos endebles.

No mires atrás. No son nada infrecuentes esas relaciones en las que los/as ex mantienen el contacto, se llaman con frecuencia y de vez en cuando reviven la llama del amor mediante el contacto carnal. Quizá te consuele, pero no es una buena inversión, porque es un tipo de relación que acaba provocando mucho más daño que placer.

No lo pienses más. En las separaciones traumáticas es habitual darle vueltas a la cabeza tratando de entender lo que pasó, en especial en lo que se refiere a comprender por qué la otra persona actuó del modo en que lo hizo. Es un sentimiento muy habitual, ya que comprender las cosas nos tranquiliza y nos da pistas para salir de la situación, pero al que sólo se puede prestar atención hasta cierto punto. Hay gente a la que resulta muy difícil comprender, y que lo mejor que puede hacer uno es alejarse de ella.

No sólo es doloroso, también es una oportunidad para conocerse mejor. Estas situaciones emocionalmente complejas son ideales para que las personas puedan darse cuenta de qué sentimientos los movilizan y qué actitudes toman. Muy a menudo, las emociones se vuelven demasiado intensas, y nos impiden actuar como nos gustaría. La ruptura debe servir también para mejorar psicológicamente, poniendo coto a aquellas cosas de la propia personalidad que nos disgustan y que no podemos controlar. Es época de aprender sobre nosotros mismos.

No te exijas demasiado. Las heridas suelen tardar en cicatrizar, de modo que no te impacientes si no notas grandes avances en tu estado emocional. Los cambios tardarán en llegar, pero eso no significa que no estés dando pasos adelante.

Busca ayuda, siempre viene bien. Tener cerca a familiares y amigos que hagan gala de su empatía es sanador, especialmente si te rodeas de gente que tenga la habilidad de estar contigo sin presionarte en uno u otro sentido. Pero si no te son suficientes o no te ayudan de la forma en que te gustaría, busca información que te haga comprender mejor lo que te ocurre (hay una extensa bibliografía sobre la materia) y considera la posibilidad de consultar a un terapeuta.

Todo el mundo pasa por ello, antes o después, y es una de las experiencias más dolorosas. Ya sea porque de repente esa persona con la que pensabas estar toda la vida haya decidido poner fin a la relación o porque el sentimiento amoroso se haya ido muriendo poco a poco, llega una nueva etapa dominada por sentimientos de pérdida, semejante a un duelo, que hay que saber atravesar para no sufrir en exceso y con el objetivo de que la experiencia sirva de aprendizaje. Hay algunos trucos que pueden ayudar en esa travesía: