'Feederismo': la excitación sexual ante la gordura
La gordura no sólo genera gordura. Recientes estudios motivados por la omnipresencia de Internet y el afloramiento de prácticas que con anterioridad sólo se realizaban en
La gordura no sólo genera gordura. Recientes estudios motivados por la omnipresencia de Internet y el afloramiento de prácticas que con anterioridad sólo se realizaban en privado demuestran que también engendra atracción erótica. En el feederismo, una forma de fetichismo sexual hacia los sujetos con sobrepeso, las personas experimentan como marcadamente erotizantes las actividades y resultados de la ingesta, esto es, comer, ganar peso (uno mismo) y alimentar y engordar a otro (real o figuradamente).
Las prácticas erógenas de estos sujetos incluyen desde revestir el abdomen con ropa para simular un mayor volumen, pasando por hinchar la tripa de la pareja con líquidos o aire hasta protagonizar una ingesta excesiva. En ocasiones, se llega a permanecer días sentado o tumbado engullendo para aumentar el tamaño corporal.
Aspectos éticos
Los movimientos defensores de esta práctica y las páginas web con contenidos de esta clase han entrado recientemente en litigio con la asociación más relevante en defensa de la integración de las personas obesas (The National Association to Advance Fat Acceptance), dado que estos últimos encuentran degradante y deshumanizador el trasfondo que subyace a la obsesión por engordar a otro, o el deseo de ser engordado por la pareja. Postulan en cambio la postura de dignificar los cuerpos obesos y defienden la actitud de “admiración o atracción por el obeso” como una forma más de deseo.
Aunque pudiese parecer que este asunto es además de minoritario, algo lúdico-festivo, la realidad científica es que existen diversos estudios en las revistas más influyentes de investigación psiquiátrica y sexológica que en los últimos tiempos tratan de desentrañar los misterios cerebrales de por qué determinados objetos sexuales o prácticas amatorias resultan capaces de enganchar a diversos grupos humanos. No debe soslayarse en cualquier caso que el hecho de engordar y propiciar la inmovilidad de otro y su progresiva pérdida de funcionalidad desvela también importantes aspectos éticos.
Una práctica no tan extraña
Un estudio reciente en el Archives of Sexual Behaviour a partir de quince hombres y quince mujeres seleccionados entre la población general (sin datos de feederismo, por tanto) fueron evaluados mediante la medida de la excitación peneana y vaginal (pletismografía y fotopletismografía, respectivamente). Cuando estos sujetos eran expuestos a imágenes de contenido sexual, neutro o relacionados con la ingesta, no presentaban reacción genital a las imágenes relativas a la alimentación. Sin embargo, consideraban “más excitantes” las imágenes relativas a comida que las neutras. Los autores explican así que el “feederismo” sería una variante normal, pero intensificada, de la atracción sexual convencional.
Multitud de representaciones literarias, cinematográficas y biográficas de personajes históricos han asociado las posibilidades erógenas de la comida, de los cuerpos concupiscibles y de la gordura como una marca sensible de estos últimos. También han surgido en el imaginario general vínculos entre la actividad depredatoria y canibalística más sádica. Contra ello, se ubica el modelo postcontemporáneo occidental que idolatra la frugalidad, la delgadez y los cuerpos rectilíneos suplementados con prótesis, capaz de generar también su propio teatro de pesadillas. Un ejemplo más de la diversidad de los gustos, apetitos y extrañezas humanas y, al tiempo, un excelente campo de investigación para comprendernos más y mejor.
Javier Sánchez García*. Médico psiquiatra y sexólogo. Salud y Bienestar Sangrial
La gordura no sólo genera gordura. Recientes estudios motivados por la omnipresencia de Internet y el afloramiento de prácticas que con anterioridad sólo se realizaban en privado demuestran que también engendra atracción erótica. En el feederismo, una forma de fetichismo sexual hacia los sujetos con sobrepeso, las personas experimentan como marcadamente erotizantes las actividades y resultados de la ingesta, esto es, comer, ganar peso (uno mismo) y alimentar y engordar a otro (real o figuradamente).