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Aplicar la energía de las auroras boreales en la terapia "gotas de lluvia"
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CREADA A PARTIR DE LAS ENSEÑANZAS DE LOS INDIOS LAKOTAS

Aplicar la energía de las auroras boreales en la terapia "gotas de lluvia"

En muchos casos, la mejor solución a un problema suele ser la más fácil. Sin menospreciar los avances científicos y médicos actuales, la verdad es que

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Aplicar la energía de las auroras boreales en la terapia "gotas de lluvia"

En muchos casos, la mejor solución a un problema suele ser la más fácil. Sin menospreciar los avances científicos y médicos actuales, la verdad es que muchos tratamientos están volviendo a los orígenes de todo: a la naturaleza. El equilibrio entre el hombre y la tierra debe mantenerse y puede proporcionarnos un bienestar que hasta el momento no hemos encontrado en otras técnicas. De esto es de lo que trata la terapia “gotas de lluvia”.

Esta terapia, basada en la aromaterapia, utiliza aceites esenciales de grado cien por cien terapéutico que son totalmente ecológicos, que tienen propiedades antibacterianas y que se obtienen de las plantas. “Son pura sangre de la planta”, explica Eva Franklin, introductora de la terapia “gotas de lluvia” en España.

La aplicación de los aceites esenciales se realiza a partir de un tipo de masaje que se inspira en las enseñanzas de los indios Lakotas, nativos de Norteamérica. Éstos recibían la energía de las auroras boreales recogiéndola con sus manos para proyectarla, posteriormente, en la espina dorsal. La técnica producía mejoras espectaculares en su salud.

En 1989 el doctor Gary Young reunió las enseñanzas de los Lakotas, introdujo los aceites esenciales y los aplicó a partir de técnicas como la digitopuntura y la reflexología. Fue así como se creó la terapia “gotas de lluvia”.

Durante el tratamiento, se aplican nueve aceites esenciales con diferentes propiedades terapéuticas en sinergia en zonas específicas del cuerpo, claves en el sistema nervioso. Se comienza por la planta del pie y luego se dejan caer 90 gotas de la sustancia a 25 centímetros de la espalda, consiguiendo el efecto del que toma su nombre.

Según Franklin, esto estimula cada hueso, músculo y órgano a nivel celular, ya que los aceites llegan a los lugares más recónditos del cuerpo y expulsan las bacterias y los virus, lo que supone “una poderosísima herramienta para recuperarnos”.

Explica que pueden ayudar a curar enfermedades como la lumbalgia, la esclerosis, la fibromialgia, la gripe, el estrés o la escoliosis, de la que afirma que se puede llegar a conseguir una recuperación de la posición natural de la espalda del 90 por ciento. Esto se produce en casos en los que el factor bacteriano es el causante de la enfermedad, ya que los aceites, que viajan muy rápido por el cuerpo, eliminan los virus existentes.

Sin embargo, hay que combinar el tratamiento con otras terapias, con una buena alimentación y ponernos en manos de un profesional para conseguir resultados efectivos, ya que hay muchos factores que pueden incidir en el tratamiento.

Los cambios en el estado emocional  se producen porque las micropartículas de los aceites pasan del nervio olfativo al sistema linfático. Los olores llegan a la memoria haciendo efecto sobre la experiencia que necesitamos resolver para estar en equilibrio.

Los aceites deben ser cien por cien terapéuticos

Un aspecto fundamental a tener en cuenta a la hora de adquirir y utilizar estos aceites esenciales es que no todos son iguales. La mayoría de los aceites comerciales cuentan con productos petroquímicos y, por tanto, no sirven en el tratamiento “gotas de lluvia”. Hay aceites que pueden ser orgánicos o ecológicos, pero eso no quiere decir que sean terapéuticos al cien por cien.

Es muy importante incidir en que estas sustancias no son milagrosas y hay que tener cuidado a la hora de usarlas, ya que pueden producir efectos no deseados, dependiendo de la persona a la que se les aplique.

Los aceites esenciales, incluso, pueden consumirse vía oral. Ante esto, hay que ser precavidos  porque no todo el mundo responde igual y se pueden producir percances. Por ejemplo, las embarazadas o los enfermos que toman otros medicamentos, deben consultar la ingestión con un especialista. Además, de la gran variedad de aceites, no todos pueden ser consumidos, ya que algunos sí podrían resultar tóxicos.

Estos aceites esenciales actúan en el organismo elevando la frecuencia vibracional de nuestro cuerpo. Franklin explica que todo lo existente es energía, que está medida a partir de frecuencias. Cuando nuestro cuerpo baja de su frecuencia normal nos empezamos a sentir mal. Los aceites son frecuencias en sí que actúan sobre el cuerpo y los órganos elevando la frecuencia de los mismos y, por tanto, haciendo recuperar nuestra energía y nuestro equilibrio emocional. Por ejemplo, el que tiene una frecuencia mayor es el aceite de rosa damascena, de 320 Mhz.

Cualquier persona puede recibir la formación en la terapia “de gotas de lluvia” y aplicarse de forma casera entre sus familiares. También potencian cualquier otra terapia alternativa y pueden utilizarse en casa para cualquier problema que podamos tener. Según Eva Franklin, “hay aceites esenciales que ayudan “para dejar ir las cosas, para sacar nuestro niño interior, para vivir en el presente y no en el pasado, etc. Hay todo un abanico para las emociones”.

En muchos casos, la mejor solución a un problema suele ser la más fácil. Sin menospreciar los avances científicos y médicos actuales, la verdad es que muchos tratamientos están volviendo a los orígenes de todo: a la naturaleza. El equilibrio entre el hombre y la tierra debe mantenerse y puede proporcionarnos un bienestar que hasta el momento no hemos encontrado en otras técnicas. De esto es de lo que trata la terapia “gotas de lluvia”.