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¿De cero a cien en un día? No, hay que suavizar los efectos del síndrome postvacacional
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LOS EXPERTOS RECOMIENDAN ADAPTARSE POCO A POCO A LOS HORARIOS

¿De cero a cien en un día? No, hay que suavizar los efectos del síndrome postvacacional

Muchos españoles se reincorporan hoy, primero de septiembre, a su puesto de trabajo tras unas semanas de vacaciones liberados de la esclavitud de los horarios, los

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¿De cero a cien en un día? No, hay que suavizar los efectos del síndrome postvacacional

Muchos españoles se reincorporan hoy, primero de septiembre, a su puesto de trabajo tras unas semanas de vacaciones liberados de la esclavitud de los horarios, los jefes y las obligaciones laborales. Por lo general, volver a adaptarse a la rutina le pasa factura, tanto al cuerpo como a la mente, en forma del célebre “síndrome postvacacional”, un malestar que sufre el 35% de los trabajadores de 25 a 40 años.

La cifra la ofrece la Sociedad Española de Neurología (SEN), que añade que este mal social es más común entre quienes residen en entornos urbanos y entre quienes están descontentos con el trabajo.

Si bien esta patología no está oficialmente reconocida por la Sociedad Española de Psiquiatría ni está recogida en las listas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sí es una de las ‘enfermedades’ más conocidas y comentadas popularmente. La base se encuentra en el cambio brusco de hábitos que se experimenta al pasar del periodo vacacional, más relajado y ocioso, a la vuelta al trabajo, con el estrés y el desánimo que esto conlleva.

Entre los síntomas emocionales que aparecen como consecuencia de este síndrome destacan la ansiedad, la antipatía, la desgana o la tristeza, "características muy similares a las que puede tener una persona con depresión", explica la psicóloga Vanesa Fernández.

Además de estos indicadores, que normalmente desaparecen a los quince días, existen otros de mayor riesgo y a nivel físico. “Diversos estudios muestran la incidencia del estrés en el origen o empeoramiento de ciertas enfermedades y dolencias neurológicas tales como cefaleas, epilepsia o trastornos del sueño”, comenta el Dr. Carlos Tejero Juste, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología.

Y es que las emociones asociadas al estrés -preocupación, ansiedad, cansancio, excitación, etc.-producen un aumento de la tensión muscular que puede generar cefaleas tensionales o desencadenar crisis de migraña. La cefalea tensional es el tipo de dolor de cabeza más frecuente, aproximadamente supone el 90% de los casos de dolor de cabeza, y el estrés es el principal factor desencadenante.

Otro de los trastornos que puede generar la vuelta al trabajo es el del sueño, pues a mucha gente le cuesta volver a acostumbrarse a madrugar después de un periodo largo sin despertador. “La somnolencia diurna puede llegar a ser muy incapacitante, afecta a las relaciones sociales y personales, y en los últimos años estamos viendo como el estrés ha incrementado considerablemente el número de pacientes con trastornos del suelo. Por ejemplo, los datos apuntan a que han aumentado un 50% los casos de insomnio por estrés”, explica Tejero Juste.

Pero tranquilos, la mayoría de estos síntomas se puede prevenir. La SEN recomienda tratar de regular poco a poco los horarios antes de incorporarse al trabajo, volver uno o dos días antes del destino vacacional para adaptarse mejor, dormir más horas de lo habitual durante los primeros días de trabajo y mantener una actitud positiva frente a la ‘reentré’.

En cuanto a la adaptación de los horarios, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), que coincide con los consejos anteriores, considera que la última semana de agosto y la primera de septiembre deberían servir como periodo de transición entre las vacaciones y el regreso al trabajo.

Muchos españoles se reincorporan hoy, primero de septiembre, a su puesto de trabajo tras unas semanas de vacaciones liberados de la esclavitud de los horarios, los jefes y las obligaciones laborales. Por lo general, volver a adaptarse a la rutina le pasa factura, tanto al cuerpo como a la mente, en forma del célebre “síndrome postvacacional”, un malestar que sufre el 35% de los trabajadores de 25 a 40 años.