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¿Cuánto éxito tienes y cuánto necesitas?
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¿Cuánto éxito tienes y cuánto necesitas?

Cuando tenemos veinte años todos soñamos con tener un éxito arrollador, aunque no tengamos muy claro en qué consistirá exactamente. A los cuarenta muchos se han

Cuando tenemos veinte años todos soñamos con tener un éxito arrollador, aunque no tengamos muy claro en qué consistirá exactamente. A los cuarenta muchos se han dado cuenta de que ya no serán presidentes de una Ibex 35 ni súper modelos. ¿Pero hace falta llegar a estas cimas para tener éxito?

¿Y cómo de satisfechos están las grandes estrellas de nuestra sociedad? Si pudieses vivir 24 horas en la vida de cualquiera de los ejecutivos galácticos o los mega políticos que parecen haberlo conseguido todo, ¿te gustaría tanto su día a día como crees?

Como estuvimos debatiendo en una edición anterior de “provocaciones inusuales”, las definiciones de éxito son muy diferentes según quién las enuncie. Y las nuevas generaciones buscan síntomas diferentes a los que buscamos nosotros. Pero toda vida profesional está marcada por el éxito conseguido y sobre todo, por el que no se consiguió.

Después de estudiar varios modelos académicos de motivación, he llegado a la conclusión de que el éxito tiene tres componentes críticos: el reconocimiento, la libertad y la creación.

Si uno tiene lo que quiere de cada uno de estos ingredientes, es exitoso, independientemente de que sea el CEO de una multinacional o el jefe de un chiringuito en la playa. Si cree que le falta alguno de estos tres, entonces se sentirá fracasado, o preferirá no hacerse la pregunta para no darse cuenta de que no está satisfecho.

El poder

La necesidad de reconocimiento es la clásica ambición de poder. La sed de dinero está muy ligada a esto, porque los billetes sirven para comprarse casas más grandes, coches más chulos, y para recibir atenciones y envidias de la gente que te rodea.

Los inocentes creen que el poder es algo estrictamente reservado a los pasillos de la última planta de cualquier rascacielos, pero nada más lejos de la realidad. El poder está presente en toda relación humana, empezando por el niño que sabe cómo manipular a sus padres para que le den todo lo que quiere porque se sienten culpables.

La preguntas a plantearse respecto al reconocimiento incluyen: ¿Cuántas personas no valoran lo que les aportas? ¿Cómo te sentirías si tuvieses que rebajar tu nivel de vida a la mitad? ¿Cuántas veces a la semana te sientes frustrado porque alguien no te dio la razón?

La libertad

La búsqueda de la libertad es el segundo gran ingrediente, y para las nuevas generaciones es mucho más importante que para las maduras. Los jóvenes de hoy quieren ser libres de dedicar su tiempo como ellos quieran aunque ganen menos dinero, mientras que los mayores estábamos más teñidos de las éticas religiosas que ponían el trabajo por encima de todo.

Los que eligen el camino del emprendedor tienen fuertes necesidades de libertad, hasta el punto de que el riesgo extra que asumen es un precio pequeño que pagar a cambio de poder hacer y deshacer a su antojo cada día.

La pregunta clave es si tienes suficiente libertad en tu vida, o si por el contrario, te sientes restringido o coartado a menudo, tanto en lo laboral como en lo personal. La respuesta a estas preguntas no es un largo razonamiento filosófico, sino una sensación corporal clara de tranquilidad, alegría y sosiego, o todo lo contrario. Yo te recomiendo que para contestar pienses menos y sientas más.

La creación

El tercer ingrediente clave es la creación, y tiene que ver con el contenido de tu trabajo. Con tu capacidad para bordar tus tareas cotidianas y sentir orgullo al verlas terminadas, o tu iniciativa para plantear ideas innovadoras y conseguir aplicarlas. Es como encontrar guapísimo a tu hijo aunque nadie más le vea la hermosura. ¿Tú se la ves? Pues con eso basta.

¿Estás satisfecho con los objetivos que has conseguido hasta ahora? ¿Cuándo fue la última vez que pusiste a prueba tu capacidad de creación? ¿Te sientes como el papá o mamá de tus proyectos? Estas son algunas preguntas para sondear como andas de creación.

Tanto si te sientes exitoso como si crees que aún te falta algo para conseguirlo, te animo a que explores el por qué de esa sensación a través de estas tres componentes.

Primero dibuja una tarta y divídela en tres trozos según lo importante que te parezca cada ingrediente descrito. Luego puntúa tu nivel de satisfacción del uno al cinco en cada ingrediente ayudándote de las preguntas aquí planteadas. Así sabrás qué te falta o qué tienes que proteger para sentirte exitoso en cada momento.

La clave del éxito está en lo que uno siente. Ser CEO o macro estrella no equivale a sentirse exitoso, y muchos de ellos nunca disfrutan realmente de lo que tienen porque siempre quieren más.

¿Y si la clave para sentirse exitoso fuese precisamente dejar de querer siempre más de algo? ¡Ser feliz sería mucho más fácil!

Cuando tenemos veinte años todos soñamos con tener un éxito arrollador, aunque no tengamos muy claro en qué consistirá exactamente. A los cuarenta muchos se han dado cuenta de que ya no serán presidentes de una Ibex 35 ni súper modelos. ¿Pero hace falta llegar a estas cimas para tener éxito?