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¿Quién dirige tu trayectoria profesional?
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¿Quién dirige tu trayectoria profesional?

Alguien importante dijo una vez que “los que no tienen un plan de carrera acaban trabajando para aquellos que sí lo tienen”. Hay muchísima gente en

Alguien importante dijo una vez que “los que no tienen un plan de carrera acaban trabajando para aquellos que sí lo tienen”. Hay muchísima gente en puestos de alta dirección, sin embargo, que nunca se paró a pensar lo que quería ser en la vida, ni hizo un tal plan de carrera.

Los americanos son muy dados a instrumentar y concretar muy rápidamente su ‘gran sueño americano’. El plan tiene que estar lo más claro posible cuanto antes, puesto que la elección de universidad, la construcción de un currículum digno de ser admitido por dicha institución, y la generación de una red de contactos acorde, requieren años.

Tal es la obsesión americana por construir la propia trayectoria profesional, que algunos padres neoyorquinos sacrifican gran parte de sus ingresos en pro de llevar a sus hijos al mejor y más caro kínder de la ciudad. Intercambiar juguetes babeados con los enanos de los Gates, los Hilton o los Trump puede ser el inicio de un lustroso y rentable futuro.

Mientras que en Europa heredamos las hipotecas de nuestros padres, y ahora también las deudas de nuestros gobiernos, en EEUU los padres ya pre-planifican la curva de ingresos de sus hijos. ¿Es todo muy gracioso, no crees?

Bueno, no tanto, la verdad. Hay un buen número de universitarios americanos completamente frustrados porque no pueden articular claramente lo que quieren ser en la vida, y otros tantos que directamente se han alienado de todo el invento, volviéndose góticos, o grunge, o anti-sistema. Y en Europa las deudas soberanas tienen cada vez menos gracia.

La gran pregunta aquí es qué parte de tu éxito profesional lo has originado tú, y qué parte no. Porque si no eres tú el que formula el plan y lo hace realidad, ¿entonces quién?

Cuando la economía iba fenomenal y todos éramos ricos y exitosos, pensábamos que nos merecíamos el éxito profesional porque sí. Es cierto que currábamos mucho, habíamos estudiado un montón y nos dejábamos la piel dentro y fuera de la oficina. Pero ahora seguimos siendo los mismos currantes inteligentes, y el éxito se está esfumando a golpe de despidos, reducciones de plantilla y desplomes de ventas.

Lo que no nos gusta admitir cuando nos va bien, aunque luego lo esgrimimos como injusto ataque cuando nos va mal, es que hay muchas más variables fuera de nuestro alcance que elementos bajo nuestro control. Hay mucha gente que tiene éxito aunque sea impresentable y muchos que fracasan por mucho que apliquen rigurosamente todo lo que dicen los libros y los expertos.

Algunos hablan de destino, otros de suerte o de intervenciones divinas. Los agnósticos le echan toda la culpa a los políticos. Cada uno que culpe a quien quiera. Hay mucho, muchísimo, que no depende directamente de nosotros.

Pero aún admitiendo que los rabiosos mares de la vida pueden hacer lo que quieran con nuestro pequeño barquito, también sabemos que estudiar los planos, mirar a las estrellas y trazar el rumbo nos da mayores probabilidades de llegar a puerto que navegar a la deriva.

El mapa no garantiza que lleguemos a nuestro destino, pero si la tormenta nos arrastra al fin del mundo, al menos sabremos donde estamos cuando nos recuperemos del susto.

Sorprendentemente, son muy pocos los directivos que se paran a componer su mapa profesional. ¿Cuándo fue la última vez que te paraste un par de horas a escribir y estudiar lo que quieres llegar a ser?

Muchos dicen que sí lo piensan, en los taxis, esperando en la cola de los aviones, o mientras discuten con su mujer o su marido. Como si fuese la lista de la compra o la gestión administrativa a recordar al día siguiente.

Cada uno que le dedique el tiempo y el nivel de atención adecuado a la importancia que le conceda a esta cuestión, pero que luego no se quejen por favor de que no tienen trabajo o empresa por culpa de los políticos.

Si uno quiere tener éxito en la vida debe empezar por pensar estratégicamente sobre su propio rumbo profesional. Dedicarle horas atentas y exclusivas a analizar los porqués de los fracasos, así como los motivos propios y ajenos de los triunfos.

Trazar el mapa de navegación incluye analizar fortalezas y debilidades, en el campo del conocimiento técnico, por supuesto. Sin olvidar, eso sí, que las habilidades intangibles son más importantes, y más determinantes sobre los resultados,  cuanto más se sube en la jerarquía empresarial.

Buscar mentores con experiencia, priorizar el networking en la agenda, buscar asesoramiento especializado y hacer seminarios específicos para trabajarse una habilidad clave son todas paradas claves de cualquier itinerario profesional.

Todo empieza y acaba con tu elección ante este interrogante: ¿serás maestro de tu destino, o esclavo de lo imprevisto?

Alguien importante dijo una vez que “los que no tienen un plan de carrera acaban trabajando para aquellos que sí lo tienen”. Hay muchísima gente en puestos de alta dirección, sin embargo, que nunca se paró a pensar lo que quería ser en la vida, ni hizo un tal plan de carrera.