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El tabique de platino para cocainómanos, una leyenda urbana
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OPERACIONES COSTOSAS PARA RECUPERAR LA NARIZ

El tabique de platino para cocainómanos, una leyenda urbana

Si pregunta a las personas que tiene a su alrededor si han oído hablar de los tabiques de platino le dirán que sí; es más, seguramente

Foto: El tabique de platino para cocainómanos, una leyenda urbana
El tabique de platino para cocainómanos, una leyenda urbana

Si pregunta a las personas que tiene a su alrededor si han oído hablar de los tabiques de platino le dirán que sí; es más, seguramente ‘sepan’ casi a ciencia cierta que algún que otro cantante español lo tiene. Pues bien, debe usted saber que los tabiques de platino “son un mito. No existen ni han existido nunca. Lo que se utiliza para la reconstrucción de una nariz estropeada a raíz del consumo de cocaína son tejidos del propio paciente”, según declaraciones del presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, Antonio Porcuna, que cree que esta leyenda urbana procede de personas que lo han leído en novelas o visto en películas, “donde sí hay narices de platino, porque sí se hacía antiguamente, en los siglos XV y XVI cuando se daban amputaciones traumáticas de la nariz en luchas de espadas, por ejemplo. Los hindúes también lo hacían en la antigüedad”.

Narices que no parecen tales

Porcuna ha realizado muchísimas operaciones de reconstrucción nasal a causa del fatal deterioro que provoca la cocaína en el aparato olfativo de los españoles.  “El consumo de cocaína”, afirma, “deja los tejidos sin irrigación y se forman orificios”. El especialista ha tratado casos tan graves como los de pacientes que han llegado a la consulta cubriendo su nariz con un esparadrapo que, al ser retirado, dejaba ver un agujero enorme. “No había nariz”, asegura, “en algunos casos se podía ver la faringe directamente”.  

No todos los casos son tan graves, por supuesto: hay quien acude al cirujano cuando empieza a notar la destrucción y hasta hay quien llega para someterse a una rinoplastia y es entonces cuando recibe la fatal noticia. Para todos los casos, se requiere el abandono de la cocaína seis meses antes –un año es lo ideal- de pasar por quirófano y seguir sin ‘oler’ la cocaína tras ser operados. “En sólo cinco días puede volver a darse esta destrucción y la reconstrucción de una reconstrucción apenas tiene solución”, asegura.

Operaciones “frustrantes”

“El índice de fracaso es bastante alto por lo que muchos cirujanos no acceden a practicar este tipo de operaciones. Son pacientes conflictivos en el sentido de que vuelven a recaer, por lo que muchos cirujanos se niegan a realizar estas prácticas que fundamentalmente corresponden a cirujanos plásticos pero también realizan cirujanos maxilofaciales  y otorrinos”.

El tratamiento que reciben estos pacientes es tan tedioso como costoso. “Los precios varían muchísimo dependiendo del grado de destrucción. Son varios millones de las antiguas pesetas. Lo normal es que una sola intervención no sea suficiente”, apunta el experto. Las personas que se someten a la operación de reconstrucción “son tanto hombres como mujeres, aunque hay más hombres. Son de nivel económico medio-alto y tienen entre 30 y 45 años.  No se puede apuntar el número de casos porque son confidenciales”.

“Cuando la única zona afectada es la nariz, se repara con cartílagos, mucosa y hueso de la cadera, el cráneo o el antebrazo. Si hay que reconstruir toda la pirámide nasal, se utiliza toda la piel de frente. Cuando la destrucción ha afectado también al paladar requiere de injertos óseos, de cara o cavidad oral”, explica. “La recuperación no es dolorosa pero sí molesta y deja cicatrices”. Adiós al mito.

Si pregunta a las personas que tiene a su alrededor si han oído hablar de los tabiques de platino le dirán que sí; es más, seguramente ‘sepan’ casi a ciencia cierta que algún que otro cantante español lo tiene. Pues bien, debe usted saber que los tabiques de platino “son un mito. No existen ni han existido nunca. Lo que se utiliza para la reconstrucción de una nariz estropeada a raíz del consumo de cocaína son tejidos del propio paciente”, según declaraciones del presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, Antonio Porcuna, que cree que esta leyenda urbana procede de personas que lo han leído en novelas o visto en películas, “donde sí hay narices de platino, porque sí se hacía antiguamente, en los siglos XV y XVI cuando se daban amputaciones traumáticas de la nariz en luchas de espadas, por ejemplo. Los hindúes también lo hacían en la antigüedad”.