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La prostitución, ¿trabajo o esclavitud? (II)
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EL EROTICÓN

La prostitución, ¿trabajo o esclavitud? (II)

En el anterior artículo tratamos el tema de la prostitución. El presente supone una continuación de algunas de las preguntas que nos formulábamos en el mismo.

En el anterior artículo tratamos el tema de la prostitución. El presente supone una continuación de algunas de las preguntas que nos formulábamos en el mismo. Como comentamos la semana pasada, la prostitución es un tema complejo sobre el que existen opiniones diversas. La mayoría de las personas que se prostituyen son mujeres y niñas y nos preguntábamos si la consideración de la prostitución como “un trabajo más” vendría a solucionar algunos de sus problemas, y si beneficiaba a la sociedad en su conjunto.

Por supuesto, partimos de la base de que ninguna mujer debería ser penalizada por prostituirse. Ahora bien ¿se debería legalizar la industria del sexo y considerarla como “un trabajo más”?

La ILO (Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas), sugirió en un informe de 1998 que la industria del sexo fuera tratada como un sector económico legítimo. Sin embargo, y también en dicho informe, encontró que "la prostitución es una de las formas de trabajo más alienadas; la investigación (realizada en 4 países) demostró que las mujeres trabajaban sufriendo, sintiéndose forzadas, o estaban llenas de remordimientos y tenían una identidad negativa sobre sí mismas. Un número significativo de ellas afirmó que, si pudieran, dejarían el trabajo sexual".

Otros muchos estudios indican que la prostitución es una forma de ganarse la vida que afecta muy negativamente a la salud (en su más amplio sentido). Por ejemplo, un estudio canadiense demuestra que las mujeres que están sometidas a la prostitución corren un riesgo 40 veces más grande de ser asesinadas que el resto de la población femenina. Los suicidios e intentos de suicidio son también frecuentes.

Otros estudios muestran que muchas de las mujeres prostituidas presentan cuadro de estrés postraumático que produce secuelas que pueden duran toda la vida. Un ejemplo es el trabajo de la doctora Melissa Farley, psicóloga e investigadora del Kaiser Foundation Research Institute (California). Investigación realizada sobre un grupo de 130 mujeres prostitutas de edades comprendidas entre 14 y 61 años, en San Francisco, de las cuales dos terceras partes sufrían el síndrome de estrés postraumático. Estos resultados fueron presentados en el congreso anual de la Asociación Americana de Psicología celebrado en el año 1998.

Por otra parte, sabemos que gran parte de las personas, sobre todo mujeres, que se prostituyen, son menores. Según indica APRAMP (Asociación para la Prevención y Reinserción de la Mujer Prostituida) cada año en todo el mundo ingresan en el comercio sexual más de un millón de menores. La mayoría son niñas.

Diversos estudios indican que muchos menores, sobre todo niñas, del mundo de la prostitución, han sido vendidas para ejercerla a una edad temprana por hombres que previamente abusaban de ellas. Según estudios recientes del Regeringskansliet Ministerio de Industria, Empleo y Comunicaciones (Suecia), la edad media para entrar en la prostitución está en los 14 años.

¿Podría la legalización de la prostitución y la despenalización de la industria del sexo ayudar a reducir la prostitución infantil? Este, de hecho, fue uno de los argumentos que se esgrimieron en Holanda para legalizar la prostitución y despenalizar la industria del sexo. Sin embargo, en este mismo país, la realidad demostró lo contrario, ya la prostitución infantil en Holanda aumentó dramáticamente durante la década de 1990. La Asociación de Ámsterdam ChildRight estima que la cifra ha aumentado de 4.000 niños en 1996 a 15.000 en 2001. Esta asociación estima que al menos 5.000 de los niños que están en la prostitución provienen de otros países, de los cuales un número importante son niñas nigerianas.

Si en países en los que la industria del sexo está legalizada, la prostitución infantil no solo no disminuye, sino que aumenta, no parece que sea una buena solución para proteger a los niños y las niñas del proxenetismo. Por otra parte, ¿podría la legalización/despenalización de la prostitución proteger a las mujeres adultas que están en la prostitución?

La Coalición Internacional contra el Tráfico de Mujeres (CATW) ha realizado dos estudios importantes sobre el tráfico sexual y la prostitución, entrevistando a casi 200 mujeres que ejercía la prostitución. En este estudio, las mujeres que estaban en la prostitución indicaban que, tanto si se encontraban en establecimientos de prostitución legales como si estaban en ilegales, éstos hacían muy poco para protegerlas a ellas. Según estos estudios, la mayoría indicaba que los establecimientos y sus dueños "en caso de proteger a alguien, protegen a los clientes".

Frente a la idea (tan extendida) de que la mayoría de las mujeres que se prostituyen lo hacen porque quieren y no les impulsa la pobreza u otro tipo de circunstancias vitales problemáticas, en Holanda, donde la prostitución es considerada un trabajo, se están encontrando con que hay muy pocas mujeres nacionales y de la UE que quieran "trabajar" en el sector legal de la industria del sexo. Parece ser que las mujeres que realmente pueden elegir, casualmente no eligen en la mayoría de los casos la prostitución.

Prostitutas voluntarias

Por ello, el Reportero Nacional de Holanda en temas de tráfico afirmó que una solución para el futuro podría ser "ofrecer [al mercado] prostitutas procedentes de países que no pertenezcan a la UE/AEE, y que voluntariamente elijan trabajar en la prostitución...". Según indicó, se les concedería "un acceso controlado y legal al mercado holandés". Puesto que los proxenetas son considerados, además, empresarios, esta posible 'solución' convierte al tráfico en una inmigración voluntaria para trabajar en la industria del sexo. Según indica APRAMP, “de esta forma, Holanda se prepara para el futuro, destinando a las mujeres inmigrantes pobres al mercado internacional del sexo con el fin de remediar las insuficiencias del libre mercado de los servicios sexuales. A través de este proceso, se refuerza la normalización de la prostitución como una opción para las pobres.

Es cierto que hay mujeres que eligen libremente la prostitución, y que podrían elegir otras muchas ocupaciones porque disponen de estudios, de una buena red de apoyo social, de recursos económicos, buena autoestima, tienen apoyos familiares y han sido queridas y cuidadas en la infancia, y no han sido traficadas. La cuestión es ¿la mayoría de las mujeres que se prostituye responde a este perfil? Los estudios realizados al respecto indican claramente que no. Las mujeres que en estas circunstancias eligen la prostitución son una verdadera minoría.

Diversas investigaciones demuestran que la pobreza, la dependencia, una educación inadecuada, la falta de vivienda, la adicción a drogas, la discriminación sexual y racial... son temas que aparecen constantemente en las historias personales de mujeres y niñas que están siendo o han sido prostituidas. Según indica APRAMP y la Fundación Mujeres, “estudios internacionales demuestran que entre el 65% y el 90% de mujeres y niñas prostituidas, fueron víctimas de abusos sexuales por parte de familiares o conocidos de sexo masculino”. Las historias vitales de las mujeres que se prostituyen no son usualmente tan idílicas como se supone, ni su elección de la prostitución tan sencilla como se suele pensar.

Y terminamos con unas reflexiones de la Coalición Internacional contra el tráfico de Mujeres y Dirección del Programa de promoción de la mujer de la UNESCO, “La prostitución no es una expresión de libertad sexual de la mujer, sino que tiene que ver casi siempre con la violencia, la marginación, la dificultad económica y la cultura sexista y patriarcal. De acuerdo con estas tesis, la clave para enfrentar el problema pasa porque la sociedad recupere su capacidad de indignación ante esta forma de esclavitud que es la prostitución. La mayor parte de las prostitutas son mantenidas a través de la fuerza premeditada y el abuso físico pero, a menudo, éste es el resultado del abuso sexual y emocional previo, privaciones y desventajas económicas, marginalización, pérdida de identidad, manipulación y decepción”.

*María Victoria Ramírez es psicóloga y sexóloga.

Asociación www.lasexologia.com

En el anterior artículo tratamos el tema de la prostitución. El presente supone una continuación de algunas de las preguntas que nos formulábamos en el mismo. Como comentamos la semana pasada, la prostitución es un tema complejo sobre el que existen opiniones diversas. La mayoría de las personas que se prostituyen son mujeres y niñas y nos preguntábamos si la consideración de la prostitución como “un trabajo más” vendría a solucionar algunos de sus problemas, y si beneficiaba a la sociedad en su conjunto.

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