Detectan nuevas alergias causadas por alimentos modificados genéticamente

Los cambios genéticos aplicados a algunos alimentos para "mejorar" sus características, como son los injertos en fresas de proteínas de pescados que viven a temperaturas bajo cero, con el fin de que los cultivos resistan el frío, son los causantes de nuevas alergias.

Se trata de los llamados alimentos recombinantes, como el maíz transgénico u otros modificados genéticamente para garantizar la defensa frente a parásitos, según explicó en una rueda de prensa la jefa de Alergología del Hospital Clinic de Barcelona, María Martín, quien participó este viernes en el XV Curso de Postgrado sobre Actualización en Alergia Pediátrica que se desarrolla en el Hospital Insular de Gran Canaria.

Martín destacó que, aunque estas modificaciones genéticas en alimentos puedan parecer "muy modernas", existen "de siempre" y "no hay que tenerles miedo", como opinan los ecologistas, ya que garantizan "que haya alimentos para todos", además de abaratar la producción.

La especialista en Alergología afirmó que también son alimentos recombinantes los frutos de los árboles sometidos a injertos, como es el caso del olivo silvestre, originariamente acebuche, o los almendros naturales, cuyo fruto, la almendra, es amargo, aunque también se modifica para que su sabor sea dulce.

Aunque admitió que los injertos en los árboles constituyen "modificaciones genéticas un poco groseras", Martín destacó que persiguen los mismos fines que las que se realizan, cada vez más, en la actualidad a partir de la investigación genética. En las alergias producidas por el consumo de alimentos recombinantes, lo nuevo es el alergeno que las causa, pero los síntomas clínicos son los mismos que el resto de estas patologías: asma, urticaria, dermatitis atópica, vómitos o diarreas.

Alergia alimentaria, la más común

La alergóloga informó, no obstante, de que la alergia alimentaria más frecuente en niños, sobre todo en menores de dos años, ya que en adultos es "rara y ahora se puede tratar", es la que causan las proteínas, que no la lactosa, que es un azúcar, de la leche de vaca.

Este tipo de alergia afecta al seis por ciento de los niños de hasta dos años en España, cuando hace veinte años su incidencia era del uno por ciento de los niños de esta edad, pero es transitoria y en la mayoría de los casos desaparece a los tres años después de someter al menor a una dieta específica de la que, contrariamente a lo que se cree, no hay que suprimir la carne de ternera y sí los frutos secos, los pescados o las legumbres, cuyo contenido proteico es mucho mayor.