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Células madre: un debate a flor de piel marca el futuro de la medicina
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Células madre: un debate a flor de piel marca el futuro de la medicina

La solución a las enfermedades que nos acechan en el siglo XXI -cáncer, Alzheimer, diabetes- vendrá de la medicina regenerativa, pero a la hora de recomponer

Foto: Células madre: un debate a flor de piel marca el futuro de la medicina
Células madre: un debate a flor de piel marca el futuro de la medicina

La solución a las enfermedades que nos acechan en el siglo XXI -cáncer, Alzheimer, diabetes- vendrá de la medicina regenerativa, pero a la hora de recomponer los órganos dañados los científicos se topan con dilemas éticos que el reciente hallazgo de una nueva fuente celular -la propia piel humana- puede ayudar a superar. Partidarios y detractores de la clonación terapéutica se han puesto por primera vez de acuerdo, aunque sea sólo para calificar como un hecho histórico que un equipo japonés y dirigido por Shinya Yamanaka y otro estadounidense y dirigido por Junying Yu y James Thomson haya logrado reprogramar células de la piel para que actúen como si se tratara de células madre embrionarias.

"El presidente está muy complacido", dijo una portavoz de la Casa Blanca horas después de que las revistas Science y Cell publicaran el 20 de noviembre los resultados de la investigación. Y mientras Geroge Bush creía ver avalada su cruzada contra el sacrificio de embriones en aras del avance científico, en el Vaticano el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Elio Sgreccia, se felicitaba de que ya "no será necesaria la clonación terapéutica de los embriones".

"Se sabía ya que del estudio de las células adultas se obtenían resultados mientras que de las embrionarias no se ha obtenido nada", dijo Sgreccia, que pidió además que todos aquellos que han "invertido dinero y aprobado leyes sobre las investigaciones con células embrionarias sean capaces de reconocer errores y dar marcha atrás". Pero la respuesta al Vaticano vino desde los mismos Thomson y Yu, quienes a pesar del éxito alcanzado alertaron del peligro de abandonar otras vías de producción de células troncales.

"Personalmente no creo que sea una buena idea abandonar las investigaciones en células madre embrionarias. Esto es sólo el inicio y debemos entender bien la similitud de estas células con las células madre embrionarias", dijo Yu al presentar su investigación.

Y Thmoson fue igual de categórico: "No me gusta la idea de terminar (la investigación sobre células madre embrionarias). Creo que a ambas se les debería permitir competir en el universo científico y poco a poco los científicos de forma natural" se decidirán por una u otra.

En España, también a favor

El presidente de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), el médico español Marcelo Palacios, se muestra también muy cauto ante las expectativas generadas en noviembre dado que su plasmación clínica es aún muy lejana y se deben eliminar riesgos como el hecho de que "en una línea celular se encontraron restos de retrovirus y en otra un oncogén".

Para Palacios, es positivo que los críticos con la clonación terapéutica vean "satisfechas sus reservas éticas" con la vía abierta en Kioto y Wisconsin, pero la investigación con células embrionarias no se detendrá. "Desde una perspectiva de los pacientes, cualquier línea de investigación, sean células embrionarias, fetales o adultas, que conduzca a una terapia que pueda tratar una enfermedad, mejorarla, curarla, no debe confrontarse con otra. Todas son útiles", subraya.

Y en ese sentido recuerda que a este avance "no se hubiera llegado nunca si no se hubiera investigado antes con células madre embrionarias", como lo prueba que el propio Thomson fuera en 1998 el pionero en la obtención de células troncales a partir de "embriones sobrantes de la fecundación in vitro".

Frente a esta postura, la Iglesia defiende la investigación sólo con células madre adultas porque la destrucción de embriones humanos es un "grave desorden moral" y supone "suprimir deliberadamente un ser humano inocente". Ya en 2003 el Vaticano advertía de que "nadie puede hacer jamás el mal para lograr un bien" y alertaba de un nuevo peligro: la partenogénesis y la creación de embriones quiméricos humano-animales por medio de técnicas de transferencia nuclear.

Esa posibilidad, así como la eventual creación de seres humanos clónicos o robotizados, ha sido invocada para denunciar toda investigación con embriones humanos y es un motivo de alarma que, sin embargo, Palacios ve más relacionada con la literatura que con la realidad. Las investigaciones celulares, dice el presidente de la SIBI, son muy complicadas y serias y es prácticamente imposible que, como alimenta la imaginación popular, haya científicos escondidos en una cueva o en una isla como la del Doctor Moreau.

"Una investigación de este tipo no la hace el Frankenstein con cucurucho en la cabeza o el científico majara en su laboratorio... esto se hace con grandes equipos, presupuestos, con dotación adecuada, con respeto a los derechos de patentes, con luz y taquígrafos... No es posible hacerlo -bromea Palacios- con una bombilla de 40 vatios y en un bodegón".

La solución a las enfermedades que nos acechan en el siglo XXI -cáncer, Alzheimer, diabetes- vendrá de la medicina regenerativa, pero a la hora de recomponer los órganos dañados los científicos se topan con dilemas éticos que el reciente hallazgo de una nueva fuente celular -la propia piel humana- puede ayudar a superar. Partidarios y detractores de la clonación terapéutica se han puesto por primera vez de acuerdo, aunque sea sólo para calificar como un hecho histórico que un equipo japonés y dirigido por Shinya Yamanaka y otro estadounidense y dirigido por Junying Yu y James Thomson haya logrado reprogramar células de la piel para que actúen como si se tratara de células madre embrionarias.