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No hay dermatólogos para todos en la Sanidad pública
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No hay dermatólogos para todos en la Sanidad pública

Cada año, por estas fechas, desde el Ministerio de Sanidad se nos advierte del peligro que supone para nuestra salud tomar el Sol sin precaución, incluso

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No hay dermatólogos para todos en la Sanidad pública

Cada año, por estas fechas, desde el Ministerio de Sanidad se nos advierte del peligro que supone para nuestra salud tomar el Sol sin precaución, incluso envueltos en cremas. Nos avisan desde las administraciones sanitarias públicas que nos autovigilemos y, si observamos un lunar raro u otra mancha en nuestra piel, recomiendan que acudamos lo más pronto a un dermatólogo.

Pero el problema es que no hay dermatólogos para todos, y menos aún en la atención primaria, donde la existencia de estos imprescindibles especialistas es una cuestión casi metafísica. "Le voy a dar un volante y ojalá tenga usted suerte", le espetó la doctora del ambulatorio al sufrido paciente en cuya piel pintaban unas manchas nada agradables a la vista. Todo esto, contado por el propio enfermo.

El caso es que en la Sanidad privada tal problema de escasez no existe, mientras que en los centros públicos de atención, cada vez más abandonados y descapitalizados de material y profesionales, el número de consultas se ha multiplicado por cuatro en los últimos 20 años. Y como ya es verano y las pieles están que arden por culpa de absurdas modas, desde la presidencia de la Sección Andaluza de la Academia Española de Dermatología y Venerología, se alerta del "incumplimiento sistemático por parte los centros de rayos ultravioleta del decreto andaluz, publicado hace aproximadamente un año, que regula su actividad".

Lo lógico sería que en todos estos centros apareciera a la entrada un cartel bien grande y visible en el que se advierta de que los rayos ultravioleta pueden producir cáncer. Y otro que diga que tomar este tipo de rayos está prohibido para menores de 18 años o para personas que toman un cierto tipo de medicación. No hay problema. Todo seguirá igual pese al aumento de melanomas y otras enfermedades más o menos graves de la dermis.

Dicen los expertos en la materia que se trata de una cuestión de cultura, y que a un país hay que educarlo desde abajo. Pero a la calle no baja la ministra de Sanidad para conocer el funcionamiento de las cosas. Me gustaría saber cuántos ambulatorios ha visitado desde que ocupa el cargo, cuántos hospitales ha visto funcionar en hora punta. Me gustaría saber por qué no hay dermatólogos suficientes en la sanidad que pagamos todos. Porque la sensibilidad, señora ministra, sabrá usted que también está en la piel.

Ilustración de Julio Cebrián.

Cada año, por estas fechas, desde el Ministerio de Sanidad se nos advierte del peligro que supone para nuestra salud tomar el Sol sin precaución, incluso envueltos en cremas. Nos avisan desde las administraciones sanitarias públicas que nos autovigilemos y, si observamos un lunar raro u otra mancha en nuestra piel, recomiendan que acudamos lo más pronto a un dermatólogo.