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Microsoft compró el silencio del jefe de Windows por 14 millones
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SINFOSKY SALIÓ PRECIPITADAMENTE DE LA FIRMA

Microsoft compró el silencio del jefe de Windows por 14 millones

Había llegado el día. Un nervioso Steven Sinofsky saltó al escenario ante un expectante público. Estamos en junio de 2012 y Microsoft se juega mucho, ni

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Microsoft compró el silencio del jefe de Windows por 14 millones

Había llegado el día. Un nervioso Steven Sinofsky saltó al escenario ante un expectante público. Estamos en junio de 2012 y Microsoft se juega mucho, ni más ni menos que su estrategia en los mercados de los convertibles y tablets, y al tiempo, el salto de plataforma con la llegada de Windows 8. 

El de Nueva York es un veterano de la casa bajo cuyo techo ha protagonizado una carrera meteórica. Posiblemente demasiado meteórica. El ingeniero fue el responsable de la demostración de Surface, uno de los productos más transgresores y arriesgados que han presentado los de Redmond. Todo iba bien, siguiendo el programa a rajatabla y el inquieto Sinofsky se atropellaba presentando las peculiares características del equipo. 

De repente, en uno de los trances de la presentación algo se tuerce. Rigores del rabioso directo. El Surface del de Microsoft se queda frito ante un mal disimulado estupor de nuestro protagonista. Pero brillante como pocos y buen improvisador, Sinofsky continúa hablando mientras sus dedos aporrean tímidamente la pantalla del tozudo terminal. Momento “tierra trágame” donde los haya, que solucionó dando dos grandes zancadas hacia atrás y empleando un equipo de reemplazo, de esos que nunca deberían utilizarse.

Esta escena fue viral en la red y los enemigos del gigante de Washington hicieron sangre con el asunto, aunque en realidad poco había que achacar: Surface era en ese momento un prototipo y ya se sabe, estas cosas pasan. 

Rescatamos el episodio porque constituye un buen reflejo de lo sucedido a este brillante empleado de la casa: se incorporó a las filas de la firma fundada por Bill Gates en 1989 como un ingeniero de base. Sin embargo, su talento pronto despuntó y fue escalando posiciones en la organización de forma meteórica hasta llegar a la presidencia de la división de Windows, la joya de la corona de la casa, en julio de 2009. 

Su fulgurante despunte coincidió desgraciadamente en el tiempo con el desgaste de la siempre controvertida figura de Steve Ballmer. La otrora mano derecha de Gates nunca parece haberse sentido cómodo en el trono de esta gran corporación y siempre se ha visto rodeado de amenazantes críticas, en especial cuando los números en términos de mercado no acompañan. Microsoft es una de aquellas grandes empresas que ganan dinero a espuertas pero que no seducen en imagen al mercado de consumo que bebe por equipos presentados por Apple y Samsung.

Un trato que le saldrá caro a Microsoft 

Se rumorea que Ballmer observó con preocupación el ascenso del empleado estrella y que ésta habría sido la causa que provocó el abandono del barco de Sinofsky en noviembre de 2012. Aunque siempre adujo motivos personales para su salida, la fecha coincidía catastróficamente con el lanzamiento de dos productos estrella de su división: Surface y Windows 8, y este hecho desató todo tipo de especulaciones.

Nadie se tragaba que una de las figuras de la casa ocupando un puesto clave abandonara su posición en el momento más delicado. Se han escrito ríos de tinta sobre la abrupta dimisión de Sinofsky, pero lo cierto es que Ballmer tenía serios motivos para estar preocupado: los accionistas de la firma no serían ajenos a la excelente gestión del neoyorkino de un mega proyecto como Windows 7, una de las más sólidas criaturas de Microsoft y en el que Sinofsky rompió las costumbres de la firma, no filtrando detalles del producto y asegurándose que éste llegara al mercado únicamente cuando cumpliera los rígidos estándares de calidad impuestos por el mismo. Un “lo hago yo a mi manera” que resultó ganador, y que muchos vieron proyectado en una posible dirección de la firma como CEO.

A día de hoy, seguimos sin conocer las causas exactas de esta extraña salida, pero a través de The Verge hemos conocido que mantener este misterio no va a resultar precisamente barato a Microsoft: la firma ha acordado el pago de 14 millones de dólares en paquetes de acciones de la compañía, con la condición de que no fiche por ninguna firma que rivalice con sus productos o que desarrolle propios, y lo que es más interesante, que se ahorre las críticas hasta el 31 de diciembre de este año.

14 millones por un año de silencio. Así están las cosas. Pero esta impactante revelación no hace sino echar más gasolina al incendio: ¿cómo es posible que Microsoft haya dejado escapar una figura que luego teme como rival? ¿Qué secretos se ha llevado nuestro hombre consigo? Y este impactante dato nos llega en la semana en la que Microsoft ha perdido a Don Mattrick, jefe de la división de entretenimiento y otra pieza clave que ha escogido cabeza de ratón a cola de león al fichar por Zynga. Una fuga de talentos que no hace sino alimentar las especulaciones en torno a la figura de Ballmer.

Y Sinofsky ahora se ha entregado a una vida menos ajetreada. Este talentoso ingeniero dedica ahora su tiempo libre a impartir clases en la Harvard Business School, y como no se calla ni debajo del agua, da rienda suelta a su efervescente personalidad en su blog personal, en el que despliega todo su talento relativo a la gestión de proyectos y equipos. 

Ahí cabe de todo, desde practicar el yoga como herramienta de trabajo, hasta claves para compartir la información en equipos de trabajo. Learning by Shipping, se llama su bitácora. Un buen entretenimiento en el que deshojar la margarita mientras el reloj camina implacable hacia el deadline de su silencio: 31 de diciembre de 2013. Un motor mantenido al ralentí pero bien dispuesto a pisar a fondo.

Había llegado el día. Un nervioso Steven Sinofsky saltó al escenario ante un expectante público. Estamos en junio de 2012 y Microsoft se juega mucho, ni más ni menos que su estrategia en los mercados de los convertibles y tablets, y al tiempo, el salto de plataforma con la llegada de Windows 8.