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Un año de caos para poner al BCE en el lugar que le corresponde
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JUEVES SANTO DE 2012: ESPAÑA PONE EN JAQUE A EUROPA

Un año de caos para poner al BCE en el lugar que le corresponde

Ha pasado un año desde que España se convirtió definitivamente en el epicentro de la crisis de deuda de Europa. Tras un primer trimestre de calma

Foto: Un año de caos para poner al BCE en el lugar que le corresponde
Un año de caos para poner al BCE en el lugar que le corresponde

Ha pasado un año desde que España se convirtió definitivamente en el epicentro de la crisis de deuda de Europa. Tras un primer trimestre de calma total, a Mariano Rajoy, recién llegado al gobierno, se le acababa el periodo de gracia después de haber retrasado las reformas estructurales y la subida de impuestos por unas elecciones andaluzas, que no ganó de todas formas.

El Jueves Santo de 2012, la prima de riesgo española alcanzaba los 400 puntos básicos, en aquel entonces, considerado nivel de rescate –en julio llegó a alcanzar los 600 sin que el país pidiera ayuda a Bruselas-, después de que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, también recién aterrizado en el cargo, terminara de poner a España en el disparadero al asegurar que las reformas de Rajoy eran insuficientes.

Era la chispa que necesitaban los mercados, que habían puesto grandes expectativas en el nuevo gobierno del Partido Popular, para terminar de sacar a Italia del foco –una vez habían echado a Silvio Berlusconi en favor de un equipo técnico- y llevar a España al borde del abismo y, con ella, a toda la Eurozona.

Pero tanto sufrimiento no ha sido en balde. 2012 ha marcado un antes y un después en la historia de Europa. Se han puesto sobre la mesa todas las grietas que hay en los propios cimientos del euro y la profunda crisis política de la región. Pero, sobre todo, el cambio fundamental ha sido el poder que ha ganado el Banco Central Europeo.

El "será suficiente" de Draghi, cambió la historia de Europa

“Si tuviera que destacar una cosa de este año es que, en los últimos meses de 2012, hubo un cambio en el mercado: la fuerza fundamental pasó de ser el risk on/risk off a la liquidez”, asegura Alberto Matellán, director de estrategia y análisis de Inverseguros.

Eso ha sido posible gracias a una frase que ya ha pasado a la historia. El pasado mes de julio, cuando la Eurozona estaba a punto de saltar por los aires y los líderes políticos se mostraban incapaces de acordar una solución en el momento más crítico –Los mercados financieros se habían cerrado para España, a la que exigían unos intereses del 7%- Draghi tomó las riendas de la crisis con el célebre “haré lo que sea necesario, y créanme, será suficiente”.

Y lo ha sido. Desde entonces, la sola promesa del programa de compra de bonos (OMT), aunque condicionado a una petición formal de ayuda, ha alejado el fantasma del rescate de España, de la ruptura del euro y ha estabilizado la situación, a pesar de que los avances hechos en paralelo por los líderes políticos para una necesaria unión bancaria y fiscal no han ido más allá de fijar calendario tras calendario.

“Se han visto los síntomas de la enfermedad”, explica a Cotizalia Valentí Pich, presidente del Consejo General de Colegios de Economistas. “En la Unión Europea hay un problema de gobernanza, producto del diseño del euro, y esto se ha visto en un momento de dificultades con la falta de capacidad de gestionar y mandar mensajes”.

En este sentido, Raimundo Martín, responsable de gestión de Mirabaud AM Iberia y Latinoamérica, va un paso más allá al afirmar que “fundamentalmente lo que ha habido es una crisis de valores, de lo que ha sido el estado del bienestar y una crisis política que ha servido al BCE para ocupar el lugar que le corresponde”.

Los políticos empiezan a cambiar de mentalidad

Así, para Martín una de las claves de 2012 es que se empezó a gestar un cambio en la mentalidad de los líderes, en tanto que “los políticos se han dado cuenta de que con política no se sale de la crisis y los gobiernos tienden cada vez más a un perfil más técnico”, concluye el gestor.

El propio diseño del euro imposibilitaba a encarar la crisis como se ha hecho en otros países. El mejor ejemplo de ello es Estados Unidos, donde el poder de la Reserva Federal, que no está sujeta a un mandato inflacionista sino que su misión es velar por el crecimiento, ha permitido, a golpe de estímulo, apuntalar la economía del país y permitir su recuperación tras una crisis financiera sin precedentes provocada por el colapso de las hipotecas de alto riesgo en 2008.

“Se era consciente de los problemas que había en la fundación del euro, pero no se imaginaban que iban a desembocar en lo que ha sucedido”, apunta Nicolás López, director de análisis de MG Valores. Ahora, “¿queremos ir de golpe a más Europa?”, se pregunta el experto. “A medio plazo soy partidario de ir en esa dirección, pero a corto es imposible porque no se pueden compartir todos los muertos que hay todavía en el armario”.

Con todo, “dentro de lo posible –continúa López-, creo que se está manejando la crisis razonablemente y se ha conseguido una cosa muy importante este año: romper con las profecías auto cumplidas como la salida de España e Italia”.

Ha pasado un año desde que España se convirtió definitivamente en el epicentro de la crisis de deuda de Europa. Tras un primer trimestre de calma total, a Mariano Rajoy, recién llegado al gobierno, se le acababa el periodo de gracia después de haber retrasado las reformas estructurales y la subida de impuestos por unas elecciones andaluzas, que no ganó de todas formas.