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Albert Rivera se deja querer con una comida en el ático de Tamames
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Albert Rivera se deja querer con una comida en el ático de Tamames

El joven líder de Ciutadans se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en el aderezo de todas las mesas, desde las decadentes del Club Siglo XXI que Eduardo Zaplana intenta

El joven líder de Ciutadans se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en el aderezo de todas las mesas, desde las decadentes del Club Siglo XXI que Eduardo Zaplana intenta reverdecer a otras mucho más ‘secretas’, pero no menos interesantes y provechosas. Hace dos semanas, el viernes 17 de mayo, Albert Rivera fue el invitado de una comida organizada por el profesor Ramón Tamames en su ático cercano al Paseo de la Castellana.

A la mesa, en una convocatoria que comenzaba a las dos de la tarde, el viejo profesor sentó a cuatro reputados periodistas, alguno de los cuales tuvo que ausentarse antes de tiempo para cumplir sus labores de tertuliano; el escritor y miembro de la Real Academia, Luis Goytisolo; un político del PP como el diputado regional y exdelegado del Gobierno en la capital, Pedro Núñez Morgades; otro veterano exministro de Trabajo con Franco, catedrático y miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, como Fernando Suárez; el doctor en Económicas y exdirector del BEI, Christian Careaga; el catedrático, empresario y miembro del Foro de Análisis de la Universidad de Sevilla, José Luis García Guglieri; Pedro Vega, de Aguas de Barcelona,y el amigo personal de Rivera, Vicente Dalda.

Recibidos con una copa de cava por el anfitrión, y tras la tradicional visita a la 'terraza arbórea' de la casa, disfrutaron de ensalada de aguacate y langostinos, carne en salsa, tabla de quesos y sorbete de la casa, servido -casualidades de la vida- por quien durante años atendió a los directores de ABC hasta que, el último, le resultó demasiado insoportable.

Todos los comensales, bajo la batuta de anfitrión de Tamames, glosaron -y no pararon- las bondades de Rivera -incluidos los políticos ‘populares’- y le animaron a salir del feudo catalán para intentar gestas electorales en el resto de España y movilizar el voto del descontento.

Más de dos horas después de comenzada, se concluyó la velada. Rivera seguía poniendo picas en Madrid. El único ausente de la reunión fue un joven valor catalán del partido de la gaviota que durante varios días estuvo dudando si participar en el ágape. El qué dirán -rendir honores a quien en Cataluña le come los votos a Sánchez-Camacho no estaría bien visto- y sus obligaciones en el Consejo de Ministros hicieron que, finalmente, no asistiera.

El joven líder de Ciutadans se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en el aderezo de todas las mesas, desde las decadentes del Club Siglo XXI que Eduardo Zaplana intenta reverdecer a otras mucho más ‘secretas’, pero no menos interesantes y provechosas. Hace dos semanas, el viernes 17 de mayo, Albert Rivera fue el invitado de una comida organizada por el profesor Ramón Tamames en su ático cercano al Paseo de la Castellana.