El PSC fulmina a sus líderes parlamentarios para plantar cara a Artur Mas

El líder del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Pere Navarro, culminó ya este lunes el control absoluto del partido con el cambio de responsabilidades dentro del grupo parlamentario en la cámara autonómica. El presidente del mismo, Joaquim Nadal, y el portavoz, Miquel Iceta, fueron relevados por Xavier Sabaté y Jaume Collboni respectivamente. En realidad, Sabaté ya había tenido un mayor protagonismo durante los últimos meses, mientras que Collboni ya oficiaba como portavoz del partido desde diciembre pasado. Collboni tendrá tres portavoces adjuntas: Rocío Martínez-Sampere, Eva Granados y Montserrat Capdevila.

“Navarro ya quería cambios desde hacía tiempo, tras el congreso del partido a finales del año pasado. Tan sólo faltaba reorganizar el grupo parlamentario, puesto que la estructura del PSC ya se había removido. Y o se acometía ahora, a estas alturas de la legislatura, o ya no se hacía. Se trata de cerrar una etapa, de cambiar y de culminar la renovación del partido”, señalan fuentes internas socialistas a El Confidencial.

Los cambios, según estas fuentes, se hicieron sin tensiones. Navarro se reunió a primera hora de ayer por la mañana con Nadal e Iceta para darles a conocer las propuestas que se debatirían en la Ejecutiva de la tarde. A los dos les ofreció distintas responsabilidades parlamentarias: Nadal será el vicepresidente segundo de la Mesa del Parlamento, en sustitución de Higini Clotas, mientras que Iceta será nombrado presidente de una comisión. Además, el líder del PSC le ofreció un puesto destacado en las listas de las elecciones europeas del año 2014.

Fuentes consultadas por este diario admiten que, con los cambios acometidos, “el partido espera realizar una oposición más agresiva, que se visualice más el trabajo que realiza el grupo parlamentario. En otras palabras, marcar perfil propio”. Otras fuentes son más críticas y apuntan a que “la estrategia parlamentaria de Nadal y la de Navarro no coinciden y había tensiones entre ellos. Es más, el presidente del grupo parlamentario socialista se acercaba en ocasiones más a los planteamientos de CiU que a los propios del PSC. Parecía que tuviese el síndrome de Estocolmo después de estar siete años como consejero”.

No hay que olvidar, por ello, que Joaquim Nadal se alineó en ocasiones con el sector más catalanista del PSC. En realidad, era el alma de lo que en algún momento se llegó a calificar como el Clan de Girona, ya que había sido alcalde de esa ciudad antes de pasar a presidir el PSC en los años 90. Y de ahí proviene también la exconsejera de Salud, Marina Geli, que es otra de las cabezas visibles del ala más nacionalista del partido. Cuando, en julio pasado, Ernest Maragall votó a favor del pacto fiscal de CiU, desoyendo las órdenes de la cúpula de la formación socialista, Nadal le defendió, aduciendo que en el partido “no sobra nadie y falta mucha gente que hemos perdido por el camino”.

Desencuentros continuos

Fiel a su ideario, el ya expresidente del grupo parlamentario socialista fue uno de los que apoyaron la creación de un grupo propio para el PSC en el Congreso de los Diputados. O, en todo caso, que pudieran votar diferente que sus colegas del PSOE. Y no se ha recatado en reivindicar la conveniencia del pacto fiscal con postulados muy similares a los convergentes. O de hacer un llamamiento para asistir a la manifestación de la próxima Diada el 11 de septiembre.

En los últimos meses, Nadal había dejado oír también su voz crítica con los postulados de la nueva cúpula socialista. Por ejemplo, es partidario de la bicefalia en el PSC. Incluso este mes de agosto animó a los militantes descontentos a construir un nuevo liderazgo “desde la disidencia”, eligiendo así a un candidato que sea un revulsivo en las próximas elecciones autonómicas. Y es que el PSC, tal y como aprobó en su congreso, convocará unas primarias para escoger a su candidato a esos comicios.

Ahora, el acercamiento de Nadal al nacionalismo o su postura “demasiado blanda” con CiU, como le acusan desde algunos círculos, es ya agua pasada y el PSC espera recuperar protagonismo. A ello ayudarán dos circunstancias: primero, tanto Sabaté como Collboni son hombres de la entera confianza de Navarro. Pero, además, son caras nuevas en la estructura del PSC. Bien es cierto que Sabaté lleva muchos años como dirigente, pero nunca había tenido responsabilidades de esta envergadura a nivel de toda la comunidad, sino sólo en Tarragona, demarcación de la que proviene (y a excepción de un breve paso por el Gobierno de Pasqual Maragall). Collboni, por su parte, no había tenido tampoco grandes responsabilidades hasta que Navarro le eligió como portavoz en el último congreso de la formación. Desde entonces, logró hacerse un huevo en la estructura. Ahora, con la unificación de las dos portavocías, su figura gana peso y además el partido tendrá una única voz.

La intención de los socialistas es recuperar terreno ante Convergència i Unió (CiU). Según algunas encuestas que se comentan en círculos políticos, la crisis está pasando factura a los convergentes, que bajan en intención de voto. Sin embargo, sus principales rivales, los socialistas, no salen beneficiados de esta circunstancia. Curiosamente, quien recoge votos del descontento es Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Esta situación ha hecho saltar las alarmas en la calle Nicaragua (donde tiene su sede el PSC). Y la prioridad en estos momentos es que se visualice el trabajo de los socialistas en el Parlamento y tensar más la relación con el Gobierno de Artur Mas.