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El Rey se da un baño castrense en la General, rodeado del cariño de sus 'hermanos'
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El Rey se da un baño castrense en la General, rodeado del cariño de sus 'hermanos'

La Zarzuela cree que ya han pasado los "terribles vendavales" del último año

Foto: El rey Felipe pasa revista a las tropas formadas, en el Patio de Armas de la Academia General Militar de Zaragoza. (EFE)
El rey Felipe pasa revista a las tropas formadas, en el Patio de Armas de la Academia General Militar de Zaragoza. (EFE)

A la Academia General Militar (AGM) se la conoce en West Point, Sunharst y Saint Cyr, los tres grandes viveros de la oficialidad USA, británica y francesa. La General resulta escuela de reyes y conocidos generales con más de 17 laureadas de San Fernando.

El acto es un empeño especialísimo de la ministra Cospedal, que tuvo que poner sus redaños encima de la mesa porque los fantasmas del pasado aparecieron de nuevo.

Son las 11:30 de la mañana. La impresionante plaza de Armas de la Academia General Militar estaba en perfecto orden de revista para que su comandante supremo a título y galones constitucionales revistara las tropas de oficiales alféreces y caballeros cadetes que durante dos años se preparan para la especialización militar.

Acompañaba al jefe del Estado María Dolores de Cospedal, a la sazón titular de Defensa, que parece haber encontrado, por fin, la horma de su zapato con ese departamento con ribetes de 'Estado'.

Sonó la fanfarria al mando del general director, Luis Lanchares. Y en esto apareció el rey Felipe vestido de capitán general. Volvía a su casa, donde le tienen más aprecio y veneración que en cualquier círculo de Podemos. Se le veía relajado y hasta emotivo, que ya es decir en un hombre joven 'made in Austria'. Poco antes de su revista de tropas, habían tomado asiento entre las autoridades el presidente de Aragón, Javier Lambán, que abomina —con todo el ímpetu aragonés que le caracteriza— de Pedro Sánchez, y el controvertido alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que aguantó el acto 'militarista' como si fuera un soldado de la vieja Esparta y durante todo el vino de honor no se le movió el flequillo.

El paroxismo emotivo dentro del homenaje a la General llegó con el toque de oración y el tributo a los caídos por España. Las tribunas de invitados se caían a palmadas. Hasta el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas españolas, frío como un témpano en lo habitual, pareció emocionarse. Justo detrás de él hacía guardia impávida el jefe de la Casa, Jaime Alfonsín.

La General suma más de 17 laureadas y sus oficiales más selectos estudian hoy en West Point. Se celebraba el 75 aniversario de su segunda época (de las tres que se pueden tabular a lo largo de su abigarrada historia). Desde el general Miguel Primo de Rivera al caudillo Francisco Franco que firmó en 1942, tras su victoria en la Guerra Civil, el decreto de la reapertura. Primo de Rivera y Franco fueron los fantasma de la jornada castrense matutina, pero no hubo ni un mal gesto ni una buena oración al respecto. Que quede claro. Incluso fue jefe de estudios el coronel Hidalgo de Cisneros, un destacado mando de la II República que ejerció como tal durante la Guerra Civil.

El general Lanchares Dávila relató que ese centro de oficiales no es otra cosa que un “centro de España”, por España y desde España, y desde su pueblo para el pueblo y por el pueblo. Han pasado 76 promociones, entre ellos los dos últimos reyes, y tienen a gala servir al compañerismo y al trabajo en equipo.

Manto sobre el Rey

No pudo elegir mejor el jefe del Estado lugar de refugio en momentos tan transcendentales para la vida de la institución, después de las sentencias de la pasada semana sobre su cuñado y su hermana. Ya en el gran comedor de la AGM, la ministra Cospedal, ante un público entregado, levantó su copa por el Rey, aplaudido por Lambán y también por el alcalde Santisteve, quien, unos días antes, había pedido una academia militar "sin militarismo”, como si a las alcachofas de Tudela se les pudiera mudar el verde.

Los cadetes y alféreces del centro militar arroparon en todo momento a SM, e incluso una comisión de 'primeracos' se acercó a él para solicitar un día libre para los moradores de tan singular habitáculo.

Silencio y silencio

No fue fácil rendir homenaje al 75 aniversario de la General por donde han obtenido sus dos estrellas de tenientes más de 10.000 oficiales. Vuelvo a reiterar por verdad. Nombres como los de Primo de Rivera y Francisco Franco envenenan los sueños de algunos que persisten en reescribir la historia. Y la historia es lo que fue. Punto.

El cronista del acto castrense de esta ocasión tuvo tiempo y ocasión de preguntar cara a cara a don Felipe sobre cómo van las cosas. El jefe del Estado entendió por dónde quería ir el que suscribe. Cambió el gesto, se puso serio y contestó: "Bueno, trato de hacer las cosas bien....". Punto. El resto no es para publicar.

Algo similar me comentó unos minutos después el jefe de la Casa, el siempre discreto, educado y prudente Jaime Alfonsín. Me dio la sensación de que en Somontes dan por concluida una época extraordinariamente difícil y convulsa que pasará a los anales del devenir histórico. Desde la ausencia de Gobierno durante un año al calvario de la infanta Cristina, que intoxicó y aún más la vida de una institución hoy por hoy tan singular para España y su estabilidad.

Definitivamente, en ese vetusto lugar de las afueras de la inmortal ciudad de Zaragoza, creí percibir la voz del viejo Calderón de la Barca cuando enseñaba que al fin y a la postre la milicia no es si no una religión de hombres honrados.

La honradez que queremos ver en estos jóvenes oficiales cuyos ancestros se remontan a más de cinco siglos.

Lo que representa simbólicamente el rey Felipe. Y él es consciente de ello como primer soldado y como primer ciudadano.

A la Academia General Militar (AGM) se la conoce en West Point, Sunharst y Saint Cyr, los tres grandes viveros de la oficialidad USA, británica y francesa. La General resulta escuela de reyes y conocidos generales con más de 17 laureadas de San Fernando.

Rey Felipe VI María Dolores de Cospedal Zaragoza