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El gran mecenas del deporte español es un murciano que extendía cheques al Papa
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jOSÉ lUIS mendoza, CREADOR DE LA UCAM

El gran mecenas del deporte español es un murciano que extendía cheques al Papa

Dicen de él que es el hombre más poderoso de Murcia. Ambicioso, devoto, explosivo y mecenas del olimpismo, la trayectoria de Mendoza nunca se separa de la polémica

Foto: José Luis Mendoza, creador de la UCAM, junto a Cardenal Stanislaw Rylko y el arzobispo emérito de Burgos, monseñor Gil Hellín (UCAM)
José Luis Mendoza, creador de la UCAM, junto a Cardenal Stanislaw Rylko y el arzobispo emérito de Burgos, monseñor Gil Hellín (UCAM)

Durante este verano, con la temporada de fútbol de vacaciones, La Condomina registró unas colas inusuales. Los aficionados no esperaban para entrar, sino a que saliesen los clásicos asientos rojos del estadio. Porque La Condomina ya no es grana, como el Real Murcia, sino azul. Azul como la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) y como su creador, José Luis Mendoza (Cartagena, 1949), propietario del equipo mejor clasificado de la región y también del único bolsillo que ha osado reformar el estadio, de titularidad municipal, desde 1978. Céntrico, con casi un siglo de vida y refugio histórico del Real Murcia, muchos han visto en la colonización de La Condomina un nuevo símbolo del poder que Mendoza ha acumulado en la ciudad.

A Mendoza le apasiona el deporte, dicen desde su entorno, y patrocinarlo es su mayor orgullo. Ha convertido la UCAM en la universidad oficial de los deportistas de alto nivel en España. Ahora está de enhorabuena: once de los diecisiete medallistas españoles en Río son alumnos de su universidad, en la que se graduarán sin dejarse ver por allí ni pagar matrícula. Mireia Belmonte en publicidad, Maialen Chorraut en dirección de empresas o Ruth Beitia en psicología. La UCAM les paga una pequeña cantidad anual, en torno a 5.000 euros, pero, a diferencia de las universidades norteamericanas que Mendoza cita como modelos, no tiene instalaciones para que los deportistas se desarrollen profesionalmente. Como guinda está su equipo de baloncesto, el histórico CB Murcia, definitivamente consolidado entre los clubes importantes de la ACB tras una brillante campaña en la que hizo temblar al Real Madrid en playoffs.

Los éxitos deportivos han proyectado una imagen pública de Mendoza, la del salvavidas del deporte español que, aun veraz, no alcanza para describir una trayectoria propia de un personaje de otro tiempo. En Murcia su figura va asociada a la polémica. El relato general le define como un hombre ambicioso, muy conservador en el ideario, religioso hasta el delirio y con contactos al más alto nivel en la Iglesia católica y el Partido Popular de Murcia. "Una buena muestra de su poder son los enemigos que ha dejado por el camino: sin ser político, eclesiástico o académico ha derribado consejeros, obispos y catedráticos. Ha sustituido a Tomás Fuertes, expresidente de ElPozo, como el poder fáctico más importante de la región", considera un periodista local. No le viene de cuna: criado en una familia trabajadora, pasó sus primeros años ayudando a su padre en el bar familiar mientras hacía sus pinitos con las pesas o el atletismo de velocidad. Todo lo que tiene procede del trabajo, ya sea en el desarrollo de la universidad o en el fortalecimiento de su red de influencia.

Además de la deportiva, la otra gran pasión de Mendoza es la religión. Casado y con catorce hijos (siete y siete), pertenece a los kikos desde la juventud y tiene a Juan Pablo II y Josemaria Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, entre sus referentes personales. En 1991 se fue a las misiones en República Dominicana, junto a su mujer y sus ocho hijos de la época, donde asegura haber visto a la Virgen y haber recibido amenazas de muerte "por evangelizar en terreno de sectas". A su regreso, en pleno brote de espiritualidad exacerbada, comenzó a relacionarse con los círculos de poder religiosos. Cambió a sus hijos a un colegio del Opus Dei y se ganó la simpatía de pesos pesados de la iglesia católica como los cardenales Antonio Cañizares o Antonio María Rouco Varela. Su apoyo fue definitivo en la gestación de la UCAM.

Prácticamente no hay nada relacionado con la UCAM que no genere controversia

Algunas fuentes consideran que Mendoza, en realidad, se refugió en la religión para conseguir una universidad que de ningún otro modo le habrían concedido, ya que, en España, la iglesia católica es la única que puede fundar una institución de enseñanza sin permiso administrativo. A Mendoza ya le conocían en Educación: a principios de los 80 detectaron que una pequeña academia, regentada por Mendoza y su hermano menor Vicente, estaba ofertando títulos homologados por la Universidad de Murcia que resultaron no estarlo. En torno a 800 personas se vieron afectadas, pero nunca se presentó una demanda y las autoridades académicas zanjaron el asunto sin sanciones por respeto al psiquiatra Demetrio Barcia, socio de Mendoza en esta aventura académica. Barcia pertecene al patronato de la fundación que gestiona la universidad.

"Si algo define bien la forma de actuar de Mendoza es su política de hechos consumados; antes pedir perdón que permiso. Es una constante: ofrece títulos sin respaldo a sabiendas de que nadie quiere dejar a unos estudiantes colgados, construye sobre terrenos cedidos sin autorización porque ningún político se atreve a derribar una instalación universitaria... se siente respaldado, por encima de las leyes de los hombres, aunque en su fuero interno crea estar haciendo el bien", dicen desde el ayuntamiento. En junio de 2015 una inspección urbanística a petición de Ahora Murcia detectó que Mendoza ha edificado 3.000 metros cuadrados irregularmente en el campus universitario. José Luis Camacho Porto, el responsable de disciplina urbanística del ayuntamiento, nunca alertó de la situación pese a que acude varias veces por semana a la universidad a impartir clases. Otros fueron menos discretos aún, como el exdirector de deportes de Murcia Antonio Peñalver, que firmó 27 contratos con la UCAM justo antes de abandonar el cargo y ponerse en nómina de Mendoza. No son casos aislados: la lista de concejales y cargos técnicos de las instituciones que han sido empleados o titulados en la UCAM no ha dejado de crecer desde 2006.

La tercera vía de Mendoza

La UCAM y José Luis Mendoza son indivisibles. Fundada en 1997 en unos terrenos cedidos por el obispado de Murcia, la de San Antonio es la única universidad católica de España que pertenece a un laico. Así lo firmó el obispo Javier Azagra en el acta de erección y así lo defendió Mendoza cuando el obispo de Cartagena, Juan Antonio Reig Pla, se empeñó en fiscalizar la UCAM y reclamó su titularidad. En 2008 la Abogacía del Estado le dio la razón a Reig Pla, pero la decisión ya estaba decantada del lado de Mendoza. Lo que Reig Pla no sabía es que Mendoza había estado enviando al Papa cheques nominales desde que empezó a hacer dinero con la universidad, cuya matrícula media ronda los 5.000 euros, a través de su nuncio. Cada año el nuncio se dejaba caer por la universidad, daba una charla y se marchaba con un cheque. Según Mendoza, en veinte años ha enviado 49 millones a la Santa Sede. El cardenal Tarcsicio Bertone, número dos del Vaticano, falló en favor de Mendoza y como castigo mandó a Reig Pla a la diócesis de Alcalá de Henares. Por entonces, el Papa Joseph Ratzinger no solo asistía a eventos en la UCAM, sino que se fotografiaba en casa de la familia Mendoza. De este modo Mendoza abrió la tercera vía en las universidades católicas: están las comunes, que pertenecen a su diócesis, las pontificias, cuya enseñanza cuenta con el apoyo de la Santa Sede, y la UCAM, cuyo dueño es un laico.

Además de la curia, a Mendoza también le respaldan las cifras. La UCAM actualmente oferta 26 carreras y cuenta más de 16.000 alumnos, en una progresión meteórica basada en dos pilares: la política de precios, mucho más bajos que el promedio de las privadas, y su exigencia académica, también por debajo de los estándares. Como si de una empresa común se tratase, Mendoza ha sabido identificar y explotar las oportunidades de negocio a su alcance, en ocasiones de forma poco ortodoxa, culebreando entre las rendijas de Bolonia. La UCAM es célebre por adaptar a estudiantes de primer ciclo a grado a través de pasarelas que consisten en cursos semipresenciales u online o por haber provocado una queja de Italia ante la Comisión Europea. En 2011 denunció a España por lo que consideraba "un abuso de la directiva europea" en materia de convalidaciones. Detrás del incidente estaban Mendoza, la UCAM y una oferta irrechazable para los estudiantes de derecho italianos: tres mil euros, dos fines de semana en Murcia y la homologación exprés del máster, evitando así el duro examen que Italia impone para la colegiación. En los picos de alumnado, el Colegio de Abogados de Lorca llegó a registrar 1.400 profesionales italianos en un solo año.

Tan interiorizada tiene Mendoza la gestión de la universidad que incluso se ha construido un chalé con piscina dentro del campus, donde vive con su familia a pocos metros de los pabellones académicos. En la UCAM hace y deshace a su antojo sin injerencias externas. En 2006 realizó una limpieza interna que terminó con la salida del vicerrector, Higinio Marín, y cerca de treinta profesores en la calle. Les acusaba de pertenecer a la masonería -un genérico, junto a "comunista", con los que identifica a los no alineados con su pensamiento- y tener un plan para destruir la universidad. A Marín posteriormente le demandó por amenazas y presentó unas pruebas de las que el juez dudó de su veracidad. Incluso llamó a declarar como testigo al ex Guardia Civil Francisco Gómez Campillo, condenado a prisión por estafar al hijo del dictador guineano Teodoro Obiang, y que después se encargaría de la seguridad en la UCAM.

Al personal de la universidad ya nada le espanta. Está hecho a los gritos, broncas y extravagancias de Mendoza, que en ocasiones han lesionado el prestigio de la universidad. Muchos no olvidan que, después del maremoto que azotó Indonesia en 2004, aseguró ante una nutrida representación de las instituciones locales que lo había producido un meteorito que regresaría a la Tierra para acabar con ella. O, más recientemente, cuando ante un auditorio repleto y con la imagen del Papa Bergoglio a sus espaldas, calificó a los homosexuales como "una aberración ante dios". Ni Bergoglio ni su nuncio han aparecido todavía por la UCAM, lo que en el lenguaje diplomático de la iglesia bien se considera reprobación. El Vaticano ha dejado de aceptar los cheques de Mendoza y ha iniciado una investigación sobre las donaciones.

El último gran éxito de Mendoza ha sido conseguir Medicina para la UCAM. Como estudiante universitario, a comienzos de los setenta, apenas pudo aprobar un puñado de asignaturas, e impartirla en su universidad se había convertido en un desafío personal. Lo consiguió después de que la solicitud permaneciese en el limbo durante seis años en los cajones de Educación, que siempre encontraba una excusa para no aprobárserla. La situación se desbloqueó en 2012 tras la llegada del Partido Popular al Gobierno, en una serie de votaciones apretadas en las que imperó la disciplina de voto.

Sin embargo, la implantación de Medicina en la UCAM ha reavivado el enfrentamiento de Mendoza con las universidades públicas, que le acusan de utilizar a los profesionales sanitarios de los tres hospitales públicos para completar la formación de sus estudiantes. Sanidad le ha propuesto un nuevo convenio, pero la UCAM se niega a firmarlo, porque exige exclusividad en las prácticas clínicas para sus alumnos en los hospitales de Lorca y Cartagena. La Universidad de Murcia, por su parte, tampoco ha firmado su convenio y los alumnos amenazan con una revuelta si no se aclara su futuro. La situación, que ha sido denunciada ante la fiscalía del Tribunal Superior de Murcia, se ha alargado tanto que pone en peligro el inicio del curso universitario. Apenas la enésima confrontación de un José Luis Mendoza, como también sucede la de las becas en la Comunidad Valencia, que cada día tiene más masones en el horizonte.

* La mayoría de las fuentes consultadas han exigido permanecer en el anonimato como condición para participar en este reportaje. Desde junio este periódico ha tratado en varias ocasiones reunirse con José Luis Mendoza sin éxito.

Durante este verano, con la temporada de fútbol de vacaciones, La Condomina registró unas colas inusuales. Los aficionados no esperaban para entrar, sino a que saliesen los clásicos asientos rojos del estadio. Porque La Condomina ya no es grana, como el Real Murcia, sino azul. Azul como la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) y como su creador, José Luis Mendoza (Cartagena, 1949), propietario del equipo mejor clasificado de la región y también del único bolsillo que ha osado reformar el estadio, de titularidad municipal, desde 1978. Céntrico, con casi un siglo de vida y refugio histórico del Real Murcia, muchos han visto en la colonización de La Condomina un nuevo símbolo del poder que Mendoza ha acumulado en la ciudad.

José Luis Mendoza Universidad Catolica de Murcia (UCAM)