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Los expertos explican por qué Rivera aplastó a Iglesias: solvencia, frescura, seguridad...
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hasta ocho veces dio iglesias la razón a su rival

Los expertos explican por qué Rivera aplastó a Iglesias: solvencia, frescura, seguridad...

Albert Rivera ganó el debate gracias a la comunicación no verbal. Un tono de voz seguro en todo lo que proponía y gestos como apoyarse en la mesa copando toda la atención le dieron la victoria

Foto: Albert Rivera y Pablo Iglesias. (Ilustración: Raúl Arias)
Albert Rivera y Pablo Iglesias. (Ilustración: Raúl Arias)

Hay consenso entre los expertos en comunicación política. Albert Rivera ganó el primer cara a cara con Pablo Iglesias el pasado domingo. Y lo hizo porque dominó a la perfección un debate, que aunque grabado y editado, se salió del formato tradicional y permitió una conversación mucho más distendida y espontánea, mostrando la autenticidad de las dos estrellas políticas emergentes. Rivera e Iglesias sabían que se jugaban mucho y empezaron cuidando la estética. Como explica Inma Aguilar, experta en asesoría política y campañas electorales, Iglesias apareció sorprendentemente con una camisa blanca abrochada hasta el cuello, algo poco habitual en él, “ante el miedo de la imponente presencia” de su rival, que justamente debió pensar lo contrario y se dejó ver por primera vez con una camisa vaquera mucho más desenfadada, precisamente para “contrarrestar su seriedad con la informalidad de Iglesias”.

Pero la vestimenta fue lo único que se intercambiaron los políticos. La clave del éxito del presidente de Ciudadanos en el debate fue, según los expertos, la seguridad en sus intervenciones. En palabras de Daniel Ureña, socio y director de MAS Consulting, Rivera se mostró “contundente y concreto en sus propuestas”, con técnicas como el uso del ejemplo, algo que a todas luces le dio “mucha solvencia”, frente a un Pablo Iglesias que desprendió mensajes generalistas y poco precisos, llegando a mostrarse demasiado dubitativo en momentos cuando respondió “no lo sé”. Ureña destaca también la “agilidad” de Rivera en sus interpelaciones cuando se apresuraba a repreguntar a su contrincante de dónde obtendría dinero para subir los salarios mínimos, por ejemplo.

Rivera se mostró contundente y concreto en sus propuestas, algo que a todas luces le dio mucha solvencia

En la misma línea se expresaIgnacio Martín, miembro de la Asociación de Comunicación Política (Acop),que insiste en que desde el primer momento -ya en la furgoneta a su encuentro con Jordi Évole- Rivera tomó la iniciativa,copando el espacio de las intervenciones. De hecho, Martín reconoce que Iglesias fue poco hábildando la razón “constantemente”al líder de Ciudadanos -hasta ocho veces-, que en momentos incluso buscó miradas aprobatorias en su turno de palabra. Algo que secundaLuis Arroyo, presidente de Asesores en Comunicación Política, que va un paso más allá destacando la“poca pericia”de Iglesias al manejarse en el debate, que debió hacer uso de algún elemento político para 'atacar' a Rivera. “Pudo intentar acusarle de ser la 'marca blanca' del PP de alguna forma, y sin embargo llegó a bromear con que debían presentarse juntos”, critica.

Arroyo considera además dos elementos muy relevantes que a su juicio explican la victoria del barcelonés. Por un lado, el ritmo del cara a cara, “que claramente lo llevó Rivera, imponiéndose en el espacio y el tiempo durante sus intervenciones”. Y el segundo, las expectativas tan altas generadas por Iglesias que hicieron “aún mayor la decepción” ante la falta de habilidad del secretario general de Podemos, que reconoció más solvencia en Rivera que en su propia persona. El presidente de Asesores en Comunicación Política considera un “error garrafal” esta condescendencia e insiste también en que la experiencia política del líder de Ciudadanos fue otro punto importante a su favor. “Se ha bregado en la mejor escuela, que es el Parlamento de Cataluña, peleándose con CiU, ERC y hasta con el PP”. En el caso de Iglesias, “un profesor que sabe de comunicación pero cuyo rol político nace de la indignación y se curtió en los platós de televisión”, se mostró a ojos de Arroyo “incapaz” de destacar frente a Rivera “por estar atrapado en su propio personaje”.

Inma Aguilar, que asegura “no tener claro del todo quién ganó”, sí afirma que es muy difícil que Rivera pierda un debate porque reúne todos los requisitos para salir victorioso y porque “se sabe imponer en apariencia y solvencia”. Aguilar considera la comunicación no verbal el 'gran fuerte' del de Ciudadanos. “Tiene un tono de voz que proyecta seguridad en todo lo que dice y eso contrasta con Iglesias, que tiende a ser dubitativo”. La sensación de que Rivera se impuso fue aún mayor por el dominio del espacio. “Se apoyaba en la mesa, ocupando la mayor parte de la imagen incluso cuando hablaba el líder de Podemos, que además se echaba para atrás y a menudo se encoge de hombros”, explica la experta en comunicación política, que sin embargo, destaca la apariencia de autenticidad de Iglesias.

Rivera dominó el espacio apoyándose en la mesa incluso cuando hablaba Iglesias, que se encogía de hombros y se echaba hacia atrás

El formato también generó consenso entre los expertos, que insisten en que debe ser la nueva forma de debate. “Sin estar grabado y que sea en directo, pero un cara a cara más espontáneo es lo justo”, explica Aguilar. Ureña considera que también es positivo el papel más activo del moderador -en este caso presentador- con capacidad de pregunta e intervención que obliga a los políticos a ser ágiles en respuestas y poner las cartas sobre la mesa. Sin duda, una nueva forma de hacer política a la que cabe esperar que se unirán los otros dos candidatos a La Moncloa, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Ureña explica que hoy en día los mejores políticos son los que más y mejor comunican. “Durante mucho tiempo en España importaban los programas electorales, ahora existe una verdadera preocupación por comunicar”.

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Hay consenso entre los expertos en comunicación política. Albert Rivera ganó el primer cara a cara con Pablo Iglesias el pasado domingo. Y lo hizo porque dominó a la perfección un debate, que aunque grabado y editado, se salió del formato tradicional y permitió una conversación mucho más distendida y espontánea, mostrando la autenticidad de las dos estrellas políticas emergentes. Rivera e Iglesias sabían que se jugaban mucho y empezaron cuidando la estética. Como explica Inma Aguilar, experta en asesoría política y campañas electorales, Iglesias apareció sorprendentemente con una camisa blanca abrochada hasta el cuello, algo poco habitual en él, “ante el miedo de la imponente presencia” de su rival, que justamente debió pensar lo contrario y se dejó ver por primera vez con una camisa vaquera mucho más desenfadada, precisamente para “contrarrestar su seriedad con la informalidad de Iglesias”.

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