De Cabo, la víctima: “Díaz Ferrán me engañó al venderme empresas vacías”

El liquidador, Ángel de Cabo, aseguró este miércoles ante el juez que el empresario Gerardo Díaz Ferrán y su socio fallecido Gonzalo Pascual le “engañaron”. De Cabo asegura que les compró sociedades patrimoniales pensando que iba a obtener los bienes correspondientes, pero se las vendieron “vacías”.

De Cabo, en prisión bajo fianza de 15 millones de euros desde el pasado mes de diciembre, ha intentado dar la impresión de que, en la venta de Viajes Marsans, él fue la víctima. Asegura que lo único que pretendía era salvar el mayor número de puestos de trabajo posibles y pagar los sueldos a los empleados. Sin embargo, denuncia que Díaz Ferrán y Pascual les entregaron todas sus empresas vacías de bienes.

Según fuentes presentes en el interrogatorio, la versión de De Cabo, conocido por comprar empresas en quiebra como Nueva Rumasa, no cuadra. Ha asegurado que la relación con el expresidente de la CEOE era mala y que procuraba no hablar con él. No obstante, les concedió un préstamo de ocho millones de euros, dinero que según la investigación se les entregó bajo cuerda.  

Cuenta en el BBVA en Suiza

Sobre los 4,9 millones de euros aparecidos en una cuenta en el BBVA en Suiza a nombre de De Cabo, el Liquidador ha explicado que únicamente se utilizaba como préstamo para pagar a los proveedores de la empresa Astra. Fuentes judiciales explican, sin embargo, que ese dinero se trata de una fuga de dinero de difícil justificación realizada por su secretaria, Susana Mora. La entidad bancaria nunca recibió una explicación coherente de la procedencia de ese dinero.

De Cabo ha querido declarar cuatro meses después, una vez que ha tenido conocimiento de lo que se le acusa al haberse levantado el secreto de sumario. Su declaración ha durado cerca de tres horas y continuará el próximo martes. Está intentado aclarar algunos puntos conflictivos, como la compra del barco de Díaz Ferrán para que este siguiera utilizándolo una vez vendido y a pesar, según su versión, de la mala relación existente entre ambos.

Otra de las incongruencias es que De Cabo compró dos empresas a Pascual, Fisolte y Balquinaga, y posteriormente le concedió un préstamo utilizando de aval las dos empresas vendidas. Con todo esto, De Cabo sigue manteniendo su inocencia aunque ha reconocido al juez Eloy Velasco que, leyendo el sumario, “entiendo que me hayan metido en la cárcel”.